domingo, 26 de octubre de 2014

Mi Virgencita escondida en San Luis Potosí



En la noche del 1 de marzo de 2009 llegué a San Luis Potosí. Con pocas pertenencias en una maleta color verde que me había acompañado en los últimos meses. No sabría definir la variedad de sentimientos que en aquel momento me embargaba el alma.  

Pronto llegó la fiesta de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre - digo pronto porque no sabría explicar la vertiginosidad con la cual el tiempo corre para aquellos que hemos salido del país sin fecha de retorno. La necesidad de rezarle y volver a cantarle aquellas serenatas famosas que hacíamos en un coche tirado por un caballo a las señoras católicas de mi pueblo de San Andrés: Elsa Parra, Lourdes Barceló, Blanquita Canales, Juliana Batista, Bertha Gutiérrez, Cachita Batista, Rosario Batista y tantas otras señoras, me llenaba de nostalgia el corazón y de lágrimas los ojos.  Las letras de Veneración, A los pies de la Virgen, Puente entre cielo y tierra y otras muchas se agolpaban en mí, mientras una especie de nostalgia me iba llenando los sentidos.

Para Semana Santa me invitaron a acompañar un campamento juvenil, de los cuales la mayoría eran consumidores de estupefacientes a las tempranas edades de 14 ó 17 años. Una noche preparando la cena (comida en Cuba) salió entre papas y tomates, el comentario sobre la presencia de una imagencita de Cachita. Medio terco no aceptaba el pequeño milagro, la Caridad en San Luis Potosí.

Templo del Sagrado Corazón de Jesús,
en San Luis Potosí, México.
  Me acerqué a la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, esquina en Galeana 403, en el centro de la ciudad de San Luis Potosí. Una joya artística, con una hermosa fachada, adornada con piedra rosa de cantera. No crean que en el nicho se  haya su imagen, no, es la Virgen de los Remedios, devoción franciscana que presidió mucho tiempo este templo. Posteriormente se dedicó al Sagrado Corazón y todo su interior es una acto devocional de la Guardia de Honor, Asociación piadosa que acompañaba y cultivaba la devoción al Corazón de Jesús. 

Puerta del templo. 

Única nave del templo.
En esta pequeña capilla lateral, se encuentra la imagen
 de la Virgen de la Caridad del Cobre.

Presbiterio del templo.

Imagen del Sagrado Corazón que preside el altar.
En una de las pequeñas naves laterales, se encuentra la imagen de Cachita, la más bella estrella que alumbra a nuestra patria.  Entre materiales de construcción, bolsas negras de basura, tras una reja, allí está nuestra Virgencita en una hornacina de madera. Lastima que he perdido mi celular y no pueda mostrarles el estado tan lastimoso de la capilla. Estas fotos las he tomado de internet, pero no expresan su actual deterioro.

Entrada a la capilla lateral, donde se halla la imagen.
Capilla lateral, en el margen derecho entre los barrotes de la reja,
 se percibe la imagen de Cachita. 

Le pregunté al sacristán el origen de la imagen y no supo darme detalles, me recomendó preguntarle al párroco, un sacerdote anciano que me regaló 5 minutos de su tiempo. Trató de contarme una y otra vez, la aparición de la Virgen de los Remedios, titular del antiguo templo, traída su imagen por fray José de Arlegui, pero nada del origen de la imagen cubana en estas tierras. Puesto que se nos acabó el tiempo, y se me despidió caritativamente, nada supe ni pude averiguar de nuestra más bella flor.

Escondida entre escombros, polvo y algo de telarañas, ella cuida a sus hijos esparcidos por el mundo.

Desde entonces, cada 8 de septiembre, me acercó a su imagen, esperando que un buen día, los cubanos y los descendientes de los cubanos que en esta ciudad residimos, le podamos venerar en un templo dedicado plenamente a ella. 
Manuel Bonet  

sábado, 25 de octubre de 2014

Hermano Victorino: primeros años lasallistas.

Me gustan mucho las líneas de tiempo como recurso para poder aprender y organizar ideas, así que aquí les comparto una línea del tiempo con los primeros años del joven Augustin Arnaud Pagés, muy próximo a convertirse en el Hermano Nymphas Victorin.


En aquel primer colegio lasallista que ha ingresado providencialmente a sus escasos 11 años, siente que el Señor Jesús le llama a seguirle, como uno de estos Hermanos que día a día dan lo mejor de sí para educarlos y formarlos como buenos y honestos ciudadanos.

Le confiesa probablemente su deseo al Hno. Director y en poco tiempo, me imagino que con la autorización y bendición de sus padres, parte al Noviciado Menor o Aspirantado en Val - pres - le Puy, cerca de la imagen de María Santísima hecha con cañones. Es el Aspirantado la primera etapa de formación lasallista, en aquella época y en aquella casa, habían 120 adolescentes que disfrutaban de un ambiente rico en piedad, estudios y excelente ambiente fraterno. Muchos años después al recordar estos años, dirá "allí pasé los mejores años de mi vida". 

En estos años surge una anécdota que tiene sabor a travesura en nuestros días, así lo cuenta él: "Cuando apenas tenía 13 ó 14 años, recuerdo un hecho significativo en mi vida. Era durante la Guerra Hispano - Mexicana y, por lo tanto, la independencia de Cuba. Los periódicos traían diariamente noticias, y estaba yo locamente interesado por ellos. De acuerdo con un compañero, a una hora convenida nos metíamos en el despacho del Capellán del Colegio, y con el periódico que allí tenía nos enterábamos de todo. Solo nos interesaba lo de Cuba. ¿Sabía yo algo de Cuba? ¿Me imaginaba que algún día iría a vivir y trabajar allí? Nada de eso; pero a veces, en la adolescencia hay intuiciones providenciales que nadie explica..."

¿Descubiertos por el Capellán? ¿Regañados por el Hermano encargado de la disciplina? No sabemos que sucedió al respecto, pero para el adolescente Augustin fue un hecho que se grabó en su memoria para siempre. 

El 24 de mayo de 1900 trajo una gran alegría para los Hermanos Lasallistas, la canonización de Juan Bautista de La Salle (1651 - 1719). Cada casa lasallista competía en manifestaciones de afecto y cariño hacia el Fundador que era colocado en la Gloria de Bernini y declarado como modelo de santidad para toda la Iglesia. 

En septiembre de 1901, daba un paso importante en su vida el joven Augustin, ingresaba en el Noviciado de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. 

Nos detenemos aquí, dejemos para otro momento, el hecho de su toma de hábito.  Caminemos estos últimos días junto al adolescente que pronto entrara en la historia de su Instituto y de la historia de la Iglesia en Cuba.     
Manuel Bonet

viernes, 24 de octubre de 2014

Hermano Victorino: raíces escolares

Si me dan a escoger entre un archivo digital, todo ordenado en ventanas y un archivo de libros y papeles amarillentos, conservados como tesoro a través de los años, creo que ya saben en cual me gustaría meterme y poder revisar cada documento.  

Pues para escribir esta entrada he ingresado numerosas veces en el archivo digital de los Hermanos de La Salle en Francia, con el fin de encontrar nuevas pistas que me ayuden a esclarecer los primeros años escolares del Hno. Victorino. Reconozco mi poca pericia para poder usar su página y sus numerosos campos descriptivos para obtener la información deseada. 

Según el H. Alfredo Morales los estudios básicos o primarios fueron recibidos en la escuela pública de su pueblito natal, Onzillon. Hijo de campesinos no se podía esperar una educación más esmerada o enviarle a un pensionado tan común en aquellos años como costoso para la economía familiar. 

Su despierta inteligencia y esa atenta capacidad para observar y retener detalles a veces insignificantes que poseen los niños del campo, hizo que a los 11 años, lograse el Diploma de Estudios de Primera Enseñanza. Ciertamente me gustaría descubrir el currículum escolar de aquellos años.   Recordemos que estamos en 1896.


Iglesia de St. Amand de Chadron, en la actualidad.


En la catequesis impartida en la parroquia de St. Amand de Chadron probablemente, asistía al catecismo con la finalidad de prepararse a la Primera Comunión. Según las normas de la época, a los niños se les prohibía comulgar, hasta la llegada de la "hora de la razón" que en esta región estaba designada a partir de los 12 años. 

Uno de los vicarios de la parroquia, se interesó en aquel muchachito un poco flacucho, pero de gran ingenio y logró que el Hermano Director de la escuela lasallista de la cercana Coudron le diera una beca en octubre de 1896. Recorriendo la página - archivo de los Hermanos de Francia, en el Haute - Loire no encuentro una escuela o comunidad en ese pueblito sino en Coulbon, la cual permaneció abierta entre 1894 - 1904, fecha en que con las Leyes de Combes probablemente haya cerrado definitivamente.

No sé por qué me ha venido a la mente, esas imágenes de la vida de Don Bosco adolescente que se tiene que privar de la compañía de su familia para ir en pos de un sueño. Ambos campesinos, se tienen que dirigir a otra ciudad en busca de estudios y piedad. Ambos lo han logrado, uno ya está en los altares, él otro, ha de recorrer un largo camino todavía.  

Al ingresar a la escuela de los Hermanos, me imagino que los primeros días alguna lágrima pudo haber derramado, sin embargo, pronto se sentiría como en su propia casa y querrá ser como sus Hermanos. 

Llega en el internado el año de 1897. Dos hechos marcan su vida de adolescente:
  • 2 de febrero, es admitido en la Congregación Mariana de la escuela;
  • mayo, realiza la Primera Comunión, tan deseada, en esta ocasión, preparado por los Hermanos que se empeñan en dar lo mejor de sí para que este sea un verdadero encuentro con Cristo en la Eucaristía. Él lo recordará muchos años atrás con unas sencillas palabras: "Allí hice mi Primera Comunión, que en aquella época,  sólo podía recibirse a los doce años".   

Hemos de hacer una pausa en su biografía para voltear a las raíces de este árbol tan frondoso que llegó a ser nuestra Hno. Victorino. Sus raíces se esconden en la vida campestre de finales del siglo XIX, con un ingenio que le permitirá avanzar por caminos desconocidos, con hambre de Dios y de nuevos conocimientos.   
       Manuel Bonet 


   

lunes, 20 de octubre de 2014

Palmas carmelitas: B. Eusebio del Niño Jesús

Apenas se ha inaugurado el centenario teresiano y el bastón de la santa empieza a recorrer nuevas tierras. Apoyado en él, Teresa la de Jesús iba fundando pequeños conventos por la geografía española. 

En Cuba, un fraile teresiano, ahora mártir y beato, defendía el valor de la monja carmelita en la Iglesia y en la cultura, y le dedicaba un estudio de no menos de 600 páginas titulado Santa Teresa y el espiritismo. 

Aparece en estas páginas, bajo la brisa de las palmas cubanas, una sencilla biografía del B. Eusebio del Niños Jesús, mártir carmelita.  

Beato Eusebio del Niño Jesús 
Fernández Arenillas



  • Nació: 21 febrero de 1888
  • Martirizado: 22 de julio de 1936
  • Beatificación: 28 de octubre de 2007 por Benedicto XVI


En mi familia se rezaba el rosario al caer la tarde y se comulgaba cada viernes, mis padres los primeros.  El  testimonio de Don Gregorio Fernández y Doña Catalina Arenillas os movió a ingresar en la vida religiosa: mi hermano mayor se fue carmelita descalzo,  fray Atanasio de San José, luego le seguí yo,  fray Eusebio del Niño Jesús, después nos siguió al Carmelo, el más pequeño de los varones, fray Valentín de San José y de las chicas, una fue carmelita descalza, Ángeles de San José y la benjamina, Efigenia, Religiosa del Sagrado Corazón.  

A los trece años ingresé en el Colegio de los Padres Carmelitas Descalzos de Medina del Campo, lugar teresiano. En 1903 al terminar los estudios de Humanidades, pasé al noviciado de Segovia, recibiendo con el hábito de carmelita descalzo un nombre nuevo: fray Eusebio del Niño Jesús. Un año y sería fraile carmelita, pensaba aquel día cargado de ilusiones, un año y sería hijo de santa Teresa. Fue un año de gracias pues se estudiaba a san Juan de la Cruz con san Juan de la Cruz presente, cuyos restos allí reposan.  

Pasó un año y luego siguieron otros más, de estudios, de silencio, de preparación al sacerdocio. Finalmente el 21 de diciembre de 1912 en Toledo recibí el orden sacerdotal. Un año más tarde, fui nombrado profesor de Humanidades en el Colegio de Medina, donde coincidí providencialmente con mi hermano fray Valentín de San José, en sus primeros años de formación carmelita.

El Carmen del Vedado, La Habana. 

En 1917 asistí a la profesión solemne de mi hermano menor y pude predicar sobre las virtudes del religioso carmelita descalzo. La Provincia Descalza de Navarra había fundado en Cuba a finales de 1879 y en 1905 había trasladado esa comunidad a la  recién creada Provincia de Castilla, así que se esperaba reforzar el Carmelo cubano con nuevos frailes.

Ese año fui destinado a Cuba, a donde llegué el 3 de agosto. En La Habana me destinaron al convento de Matanzas y empecé en esta ciudad a aprender a Cuba. En junio de 1918 fui nombrado párroco y superior de la comunidad carmelita de Sancti Spíritus, un poco más al centro de la isla. En 1919 renuncié a mis cargos y fui destinado a la Iglesia de San Felipe, hoy el templo del Carmen del Vedado, donde me encontré a mi hermano fray Valentín de San José, recién llegado a La Habana. 


V. Valentín de San José y su hermano, el B. Eusebio del Niño Jesús. 

Mi estancia en la Habana fue corta, pues en octubre de 1920 debido a que enfermé gravemente, fui enviado a Camagüey, en esta ocasión me acompañó mi hermano. En esta ciudad, mejoré increíblemente y me empeñé como escritor e investigador, pudiendo trabajar en los manuscritos de varias obras que publicaría más tarde: La Madre de Dios ¿Inmaculada o no? Respuesta a un señor protestante;  Historia del Niño Jesús de Paga en Camagüey, Compendio biográfico del Padre Valencia y Santa Teresa y el Espiritismo. Además escribía en El Camagüeyano, periódico local y atendía a los Caballeros de Colón. Fui nombrado Censor eclesiástico de la diócesis y a pesar de mis males de garganta, continúe ejerciendo la dirección espiritual y la docencia. 

En 1927, la obediencia al Capítulo Provincial me hizo volver a España, ahora como Consejero Provincial. Me destinaron al Colegio de Medina del Campo donde había empezado mi vida religiosa. En 1930 fui nombrado Prior del convento de Santa Teresa en Ávila; tres años más tarde, maestro de estudiantes de Toledo; y en mayo de 1936, Prior de la comunidad de Toledo.

Previendo nuevos desmanes como los sucedidos en 1931 y 1934 en España, preparé lugares seguros para la numerosa comunidad. El 22 de julio, después de ver como se vaciaba el convento previsoramente, me dirigí a la casa de la familia Rodríguez Bolonio, en la calle del Instituto, 10. Ese mismo día los milicianos llegaron a mi refugio mientras leía. Llamaron a la puerta y entraron dos milicianos encañonando a la chica de servicio que les abrió la puerta. Sus únicas palabras iban dirigidas a mí: “Aquí hay un cura refugiado. Si no dices dónde está, te mataremos”.

Salí sin esperar, me presenté y pedí que respetaran a la familia que me había acogido. Me sacaron a empujones y con los brazos en cruz avance por la calle entre las miradas de los transeúntes y a los ocho o diez metros escucho cargar los fusiles. No volteo, recuerdo las palabras del Evangelio, quien pone la mano en el arado y voltea….


Una palma martirial cae desde el cielo sobre las calles de Toledo para adornar los despojos del fraile carmelita.

Manuel Bonet

Hno. Victorino: sus raíces familiares

Sobre la familia del Hno. Victorino tenemos muy pocos datos, esperemos que quién redacté su positio super virtubis pueda esclarecer su ambiente familiar. Roma hila fino con estos procesos, quiere saber detalles quizás hasta los más insignificantes para saber de que madera están hechos los bienaventurados. No podemos perder de vista las raíces familiares del querido Victorino.

Por la partida bautismal que se reproduce en la página 14 del libro Hermano Victorino: Itinerario evangélico, sabemos que su papá se  llamaba Joseph y su mamá, Marie.  Se desconoce la fecha de su matrimonio y que fueron bendecidos con numerosa descendencia.  Sobre su madre, él mismo nos ofrecerá una descripción muy detallada: 

 "de carácter fuerte, nuestra madre, a pesar del peso de las labores domésticas de una casa modesta, supo educar bien a sus 7 hijos, en el respeto, la obediencia y el amor a Dios. En este día le debía este sencillo homenaje público de gratitud"

El Hno. Alfredo Morales, nos ofrece algunos datos sobre su familia: "Sus padres constituía un humilde hogar, profundamente cristiano. El era de pura cepa francesa; ella era de descendencia catalana - francesa. Su abuelo paterno había sido soldado de Napoleón en muchas campañas militares". 



Nuestro Hermano Victorino fue el vástago primogénito del matrimonio formado por  Joseph y Marie, a él le seguirían seis descendientes más, cuatro varones y dos mujeres. 

¿Qué sabemos de ellos?

Muy poco realmente hasta que se revisen los archivos parroquiales de Saint - Amand de Chadron y se hallen las partidas de bautismo de los mismos. 
  

  • Uno de los varones murió en el frente de batalla durante la Primera Guerra Mundial. Sus restos han de abonar algún campo fránces y en algún lugar su nombre da gloria a sus padres.  No hay nombre. 
  • Otro de los chicos, Jean - Pierre, ingresó en el noviciado lasallista y profesó con el nombre de Hno. Rolland - Arsene, en 1904 se dirigió a las obras Lasallistas y allí se reencontró con su hermano mayor después de  septiembre de  1961. Perseveró en su vocación hasta el final de sus días.
  • Desconocemos cualquier dato sobre los otros dos varones Arnaud Pages. 
  • Sobre las chicas, se sabe  que se casaron y tuvieron numerosa descendencia. No hay nombres que mencionar. 


En cualquier caso, se han vivido las virtudes cristianas que han crecido en el hogar paterno: fidelidad, prudencia, constancia, responsabilidad, amor a Dios y a la patria. Una familia enraizada en las viejas tradiciones francesas: rezo del ángelus al mediodía y del rosario al caer la tarde, misa dominical sin faltar ninguno, alguna peregrinación a Nuestra Señora de Francia o al santuario de San Miguel Arcángel, recepción de los sacramentos. 

Cuando el Hno. Victorino inicie el Movimiento Familiar sabe que se juega, la suerte de una nación.  Porque lo ha vivido, sabe que en estos grupos están las bases de una nueva sociedad con sabor a evangelio. 

Manuel Bonet

domingo, 12 de octubre de 2014

Detenido un 8 de septiembre: B. Félix Adriano

Recuerdo el libro de obediencias de los Hermanos Lasallistas del Distrito Antillas, organizado por el P. Moré. Mi sorpresa al encontrar los nombres de los Hermanos españoles mártires y su presencia en Cuba, aquellos datos me permitieron escribir en parte estas notas y otras fuentes me han permitido completar sus relatos para este blog.  

Beato Félix Adriano Vicente Edo

  • Nació: 21 de julio de 1903 en Mosqueruela, Teruel.
  • Martirizado: 22 de septiembre de 1936 en Pinar del Palio de Mosqueruela.
  • Causa de beatificación: H. Agapito Modesto y compañeros mártires.
  • Beatificación: 29 de octubre de 2013 en Tarragona, Papa Francisco.


A nuestra parroquia cada año llegaba el Hno. Director de Teruel y el Sr. Párroco le presentaba algún chico o varios a la vez. En ocasiones alguno se entusiasmaba tanto con el proyecto del Señor de La  Salle y que pedía permiso a sus padres y se iba al noviciado menor lasallista.

En noviembre de 1916 ingresó en el noviciado menor de Cambrils, mi amigo Alejandro Gil. Sus cartas no se dejaron esperar y pronto sin saberlo él, aquel epistolario tuvo en mí una fuerte influencia vocacional y pronto desee seguir a Jesús al estilo de San Juan Bautista de La Salle. Así, el 1º de enero de 1917 ingresé en aquella casa de Cambrils, dedicada al Sagrado Corazón de Jesús que sería una referencia en mi vida religiosa como experimenté luego.     

Luego vino una fecunda estancia en la casa lasallista de Els Hostalets de Llers, en Girona. Allí hice el postulantado y el 18 de marzo de 1919, tomé el Santo Hábito de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Al recibir en mis manos aquella simple vestidura, me dieron un nombre nuevo. Me llamaron Félix – Adriano.

Al termino del noviciado, delante de Nuestro Señor expuesto y acompañado del Hermano Visitador, mis compañeros y yo,  pudimos decir con voz entrecortada por la emoción: Santísima Trinidad,   Padre, Hijo y Espíritu Santo, postrado con el más profundo respeto ante vuestra infinita y adorable Majestad, me consagro enteramente a Vos para procurar vuestra gloria cuanto me fuere posible y lo exigieras de mi….

 Algunos días después fui enviado al antiguo monasterio benedictino de Bujedo para continuar mi formación lasallista.  Me acompañaba mi amigo Alejandro, ahora Hno. Antonio Gil. Mi estancia en el Escolasticado duró un año, pues al iniciar el curso de 1921 – 1922 se me destinó a la escuela la Roquetas (1921 – 23), cerca de Tortosa y dos años más tarde, estuve un curso en la vecina escuela “San Pedro Apóstol” de Tortosa. Después pase unos meses en Santa Coloma de Farners y en 1924 recale en Manlleu. En 1925 me destinaron a la escuela de “Santa Madrona” del barrio del “Poble Sec” de la capital catalana donde estuve tres cursos en clases superpobladas de alumnos. Nuevamente la obediencia me condujo a Sant Feliu de Guíxols también por unos meses. En 1928 lo encontramos durante un curso en “Nuestra Señora de la Bonanova”.  En este curso, el 29 de agosto emití mis Votos Perpetuos como Hermano Lasallista. Agotadas las prórrogas militares, tuve que realizar el servicio militar substitutorio marchando a Santiago de Cuba y Guantánamo en la isla cubana.

Al llegar al puerto de La Habana, el Hno. Visitador, Hno. Alsimo Maria me envió a la comunidad de Hermanos del Colegio de Nuestra Señora de la Caridad en Santiago de Cuba (1929 – 1930). La pequeña imagen de la Virgencita de la Caridad del Cobre es venerada cerca de esta ciudad, en medio de palmas reales. Una imagen pequeña pero que es sabor e identidad de este pueblo que en ella confía las necesidades de cada día.


Al año siguiente, la obediencia del H. Visitador me condujo al Colegio Sagrado Corazón de Jesús de  Guantánamo, ciudad  cercana, construida cerca de la playa y rodeada de gran vegetación.  En clase, aquí como en Santiago de Cuba se logra hacer silencio, pero en cuanto se toca la señal para el recreo, el bullicio y el movimiento invade el patio y los jardines. Parecen periquitos, hablan, hablan y al toque de la campana paran de pronto y se sumerge en el silencio de las clases nuevamente.

Al acabar el curso terminaba para mí el servicio misionero substitutorio del militar, así que hice mis maletas y regresé a España.  En 1931 me incorporé de nuevo al colegio de “Nuestra Señora de la Bonanova” hasta 1934. Con los obligados traslados del período republicano, me destinaron al colegio “Sagrado Corazón” de Tarragona, volví a recuperar mi nombre, era el Sr. Francisco Vicente Edo y entre clase y clase, llegaba la hora del catecismo diario. Como otros Hermanos me ponía un abrigo largo como si usara sotana nuevamente y así revestido, daba mi catecismo diario.

 Al inicio de las vacaciones de verano de 1936, fui autorizado a pasar unos días en casa de mi familia. Al llegar a mi tierra natal, me encontré con la presencia del H. Antonio Gil destinado a  la Comunidad de la “Sagrada Familia” de Cambrils. Además del descanso familiar hacíamos algunas giras vocacionales en busca de nuevas vocaciones lasallianas entre los chicos del pueblo.  Con algunos jóvenes preparaba los cantos para la fiesta de la Asunción de María.  
B. Antonio Gil.

El estallido de la Guerra Civil Española nos sorprendió en familia.  Primero tomaron prisioneros a los cuatro sacerdotes del pueblo y les martirizaron, después destruyeron el templo parroquial, arrancaron los retablos, bancos, confesionarios e imágenes, los quemaron en la plaza y luego quemaron el templo. Alguien les delató nuestra presencia y fueron a por nosotros. Presos, pidieron una fuerte suma a cambio de soltarnos, pero antes querían que firmáramos que el dinero lo dábamos gustosamente. Nos negamos.

Mi madre se mostraba muy preocupada y después del primer arresto, le conteste  “Venga lo que venga, es preciso saber perdonar a los autores del mal que nos hagan. Dios es el dueño de nuestras vidas. Yo pongo la mía en sus manos."

Fuimos detenidos nuevamente y al día siguiente tuvimos que presentarnos hasta tres veces en el Comité Revolucionario. Obligados a levantar los escombros de la iglesia parroquial, nos acusaron de destruir los objetos de culto, pero nos defendimos, nosotros no destruimos nada.

Capilla San José de Cambrils,
 en la cúpula se aprecian todos los Hermanos Lasallistas Mártires de Tarragona


El 8 de septiembre fuimos detenidos por última vez. Coincidimos con un carmelita del Desierto  de las Palmas, fray Juan Gual que también se hallaba con su familia. A mi memoria vino la pequeñita imagen de la Santísima Virgen de la Caridad del Cobre, mis alumnos bulliciosos y el silencio de la capilla. Nos despojaron de todo objeto de valor hasta el audífono del H. Antonio Gil que pudo escribir algunas líneas a su hermana:

"Haz lo posible por ver al jefe de nuestros guardianes y dile que realice lo antes posible lo que tiene proyectado hacer con nosotros, pues estamos muy preparados para morir. Ellos me han quitado todo, incluso mi aparato de oír (usaba un micrófono, pues era totalmente sordo), la navaja de afeitar e incluso el Rosario. Es el Rosario lo que más echó de menos"  

En la cárcel he visto crecer ante mis ojos al H. Antonio Gil, que para mí era un héroe, ahora se convertía en un santo.  

El 22 de septiembre, a las diez de la noche nos sacaron de la cárcel. A dos leguas, en el paraje llamado Pínar del Palio, en dirección a Villanueva del Cid, nos hicieron bajar del camión  en que íbamos.  Nos invitaron a blasfemar para salvar la vida, pero ante los fusiles gritamos “¡Viva Ntra. Sra. de los Dolores! ¡Viva Cristo Rey!”.

Los disparos estremecieron la tranquilidad de la noche, pero nosotros habíamos recibido la palma del martirio. 

Mártires de Tarragona. 

Manuel Bonet
  

viernes, 10 de octubre de 2014

Guantánamo: 100 años de presencia lasallista

Mañana en la catedral de la diócesis de Guantánamo se celebraran 100 años de presencia lasallista. No podía dejar de escribir una entrada sobre su fundación en 1914 y aunque ha sido una semana cansada, me uno a la familia lasallista para dar gracias a Dios por este siglo de esperanzas y zozobras. 

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Con motivo de la persecución religiosa que vivió México en 1914, el 17 de mayo llegaban a Brownsville, 19 Hermanos Lasallistas provenientes de Monterrey que solicitaban la obediencia del H. Adrien, Asistente.   Al día siguiente el H. Imier de Jesús, Superior General (1913 - 1923) envió un cable telegráfico con la siguiente nota: "Vayan a La Habana, si tienen necesidad de dinero, pedir al H. Teodoro, 50 Second Street, New York. Está informado".   

Con este sencillo mensaje comenzaba la dispersión de las obras lasallistas mexicanas:  54 Hermanos se dirigen a Cuba, 65 a los Estados Unidos y 57 regresarían a Francia. Dos de ellos serían asesinados el 24 de junio de este año en el cerro de La Bufa, HH. Adrién - Marie Astruc y Adolphe - Francois Gilles.   Quien escribe en 2008 pudo peregrinar a su tumba en la pequeña capilla del colegio y en la pared de la pequeña capilla que guarda sus restos aún se veneraba el crucifijo de uno de los Lasallistas caídos en esta ciudad. 

Al llegar a La Habana, inicialmente fueron acogidos en la quinta de descanso que poseía el Colegio de Belén de los PP. Jesuitas en Luyanó, en espera de nuevas obediencias que les integraran a las obras lasallistas en la Isla. Ek 8 de junio los Hermanos cubanos compraron una propiedad nombrada  "Quinta San José" en San Diego de los Baños, Pínar del Río, donde fueron se instalarían las Casas de Formación mexicanas. 


El 14 de agosto salen los novicios del Colegio San Borja junto los HH. Ágnel Isidoro, Director y Agatlange Henri. Dos días más tarde le siguen los 18 novicios menores. Ambos grupos logran embarcarse rumbo a Cuba en el vapor “Montserrat” de la Compañía trasatlántica española, los cuales llegan a La Habana el 30 de agosto. Serán hospedados en el Colegio de los Padres Escolapios de Guanabacoa. El 1 de septiembre se trasladan en guaguas a la Quinta de San José, ya lista para acogerles. 

Con el aumento del personal lasallista se abrirán varios colegios a lo largo del país con la finalidad de dar una respuesta educativa a las necesidades imperantes y responder a las demandas de abrir nuevas obras por parte de bienhechores:

  • Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, en Sagua la Grande: obra escolar que abandonaban los PP. Jesuitas y pasaron a los Hermanos Lasallistas. (24 de agosto; 1914 - 1922)
  • Escuela San Antonio, en San Antonio de los Baños.  (4 de octubre)
  • Colegio Sagrado Corazón, en Guantánamo. (13 de octubre; 1914 - 1961)
Las dos primeras obras tuvieron una corta duración, pero en la tercera me gustaría detenerme un poco más.

    Colegio Sagrado Corazón de Jesús, en Guantánamo.

Con la llegada de los Hermanos mexicanos y el empeño del P. Joaquín Vicente Uguet, paúl, Párroco de Guantánamo, se concretiza la fundación de la obra lasallista en esta ciudad. 

El 23 de septiembre llegó el primer grupo de Hermanos a esta ciudad para iniciar la fundación lasallista. 

El 13 de octubre se abre el Colegio Sagrado Corazón en Guantánamo (en recuerdo del Colegio de Monterrey, México). Su Director es el H. Netelmo de Jesús, acompañado de los HH. Claudiano Víctor, Arsenio, Romualdo Juan, Neón y Fernando. Los inicios fueron duros debido a la poca hospitalidad ofrecida por los pobladores que no veían bien a estos “curas extranjeros” vestidos con sombrero de tres picos y estrafalariamente; mala vivienda, no había pupitres que aún no llegaban de Canadá. El primer día de clase había solo 7 alumnos.

Colegio Sagrado Corazón de Jesús, Guantánamo. 


La primera ubicación  del plantel fue en una casa situada en la calle Los Maceo, casi esquina a Donato Mármol, y Bernabé Varona. En ella comenzó la labor educativa de los Hermanos, y allí radicaron hasta que, en los terrenos del antiguo cementerio de la ciudad, su actual ubicación (en la manzana comprendida entre las calles Carlos Manuel de Céspedes, Jesús del Sol, Prado y Beneficencia), lograron construir el entonces nuevo edificio al que se trasladaron en el año 1921. 

Para la Navidad el H. Ángel Pedro organizó la fiesta con los alumnos que se celebró el 23 de septiembre en el Teatro de la ciudad, hecho que hizo que desaparecieran todas las hostilidades para con los Hermanos. El P. Joaquín Vicente, Párroco les invitó a la Casa sacerdotal quien les brindó vino de misa y les dijo emocionado: 

“Hermanos, me siento contento al felicitarles. Han superado todas las dificultades. A partir de ahora Uds. Dominan la situación”. 

Al regresar a casa les esperaban numerosas familias con obsequios, hecho que los Hermanos interpretaron como un signo de la Providencia, porque la víspera en la caja sólo había… ¡5 pesos!

Algunos hechos que marcaron la vida lasallista del Colegio Lasallista sin intención de mostrarlos como si fuera una vitrina, son los siguientes hechos:

En el Colegio Sagrado Corazón de Guantánamo se escribe el Himno Oficial de los Colegios Lasallistas de las Antillas. El H. Ángel Pedro, profesor de 1º Año de Bachillerato sugirió al H. Claudiano Víctor, Director, tener un himno para el Colegio a lo que se dio permiso inmediatamente. Con letra de Esquer Gragera, periodista a  cargo de la Crónica Social del periódico local “El Nacionalista” y con música del Maestro Buenaventura Yáñez, profesor del Conservatorio Orbón.

“Soy alumno De La Salle
tal honor y gloria canto.
Cada día voy constante,
adelante y con valor.
Estudiando y jugando
con entusiasmo brillaré
y si se vence sólo luchando
muy gustoso lucharé.”

Años más tarde, el presbítero Dr. Julio Morales Gómez, ex - alumno del Vedado, le compondrá nueva letra

En 1925 recibió al H. Allais - Charles, primer superior general que visitaba nuestro país. 



Entre 1930 y 1931, el futuro mártir, el B. Félix Adriano Vicente Edo imparte clases entre los alumnos lasallistas de Guantánamo.

¡Enhorabuena Guantánamo! ¡100 años de presencia lasallista!

Manuel Bonet.  

Bibliografía. 

AA. VV. Firmes y valientes testigos de la Fe. ARLEP. 2013. 205 pp.  

Bonet Ochoa, Manuel. Mártires: Espigas granadas dispuestas para la siega.  Revista La Salle. Antillas - México Sur. 4 pp. 

Bonet Ochoa, Manuel. 1905 - 2005. Cien años de historia. Cronología mínima de las obras lasallistas en las Antillas. (Inédito)  120 pp. 

sábado, 4 de octubre de 2014

Con entrañas de misericordia

La palabra misericordia es una de las más hermosas expresiones bíblicas. Podríamos desglosarla en una frase más hermosa aún, poner nuestras miserias en el corazón.

Una de las cualidades del cristianismo es despertar en toda cultura esa capacidad de poder tocar la miseria y dejarla en manos de Dios. A lo largo de estos 2000 años de cristianismo han surgido infinidades de rostros misericordiosos como los de Vicente de Paúl o Teresa de Calcuta, hace poco hemos asistido a la agonía de Miguel Pajares y Manuel García Viejo, religiosos hospitalarios españoles contagiados de ébola en Liberia. 

Uno de esos hombres hechos de misericordia fue san Pedro de san José Betancur, fundador de los frailes Betlemitas que hasta la desamortización de Méndizaval cubrían las Américas con sus numerosas obras asistenciales: asilos, orfanatos, hospitales. Lástima que la mezquindad de algunos lograra que con un plumazo se destruyera toda su obra, pero no su memoria.

Durante el pontificado de San. Juan Pablo II se efectuó su beatificación y su canonización, logrado la restauración de la Orden Hospitalaria de Nuestra Señora de Belén. 



  • Nació el 19 de marzo de 1626 en Vilaflor de Chasma (Islas Canarias,  España).
  • Falleció el 25 de abril de 1667 en Antigua Guatemala, Guatemala.
  • Beatificado por Juan Pablo II, el 22 de junio de 1980 en Roma.
  • Canonizado por Juan Pablo II el 30 de julio de 2002 en Guatemala.
  • Lugar de culto y devoción: casa de las religiosas y religiosos Betlemitas.  


Soy Pedro de san José Betancur y mi vida ha sido una travesía por los caminos de la Providencia. Nací en las Islas Canarias, pero soy guatemalteco de todo corazón.

De niño me dedicaba a cuidar el rebaño de mi familia. En ocasiones me refugiaba de la lluvia o del sol en la Cueva de Chasna  donde hoy han puesto una estatua  mía, para recordar que solo la caridad es capaz de hacer milagros, aunque sean pequeñitos.

Cuando tenía 24 años abandoné mi tierra y me subí en un barco con destino a las Américas. Quería hablarles a sus primeros habitantes de un hombre que amándonos hasta el extremo dio su vida por nosotros. Dios me esperaba en aquellas tierras que yo deseaba pisar.

Primera parada: La Habana, Cuba.  Por un año estuve en aquel puerto y conocí la cara de las Américas, la santidad de sus sacerdotes y la avaricia de los amos que maltrataban a negros e indígenas.

Apenas había desembarcado en el Nuevo Mundo cuando la enfermedad me puso en contacto con los más desposeídos y olvidados. Al recuperarme me dirigí a mi nuevo destino.   

Segunda parada: Guatemala pasando por Trujillo, Honduras y de allí, me dirigí a pie hasta la ciudad de Antigua Guatemala porque no tenía cómo pagar un caballo o un burro siquiera. No llevaba nada: ni riquezas ni amigos, solo el corazón ardiente y al entrar a la ciudad una palabra alumbraba mi corazón: “Que se amen los unos a los otros”.

En esta ciudad conocí a Don Pedro Armengol que me dio trabajo en sus talleres, y a la vez, estudiaba en la Escuela de la Compañía de Jesús para poder ser ordenado sacerdote. Imagínate la escena, un hombre de unos 30 años sentado en medio de unos chiquillos menores de 10 años   aprendiendo la gramática y el latín. No sé si fueron las burlas o las dificultades con el latín, pero en 1654 decidí abandonar todo y me dirigí a Petapa

Vuelto a Antigua Guatemala, abrí una escuelita para niños pequeños, que luego me enteraría que era la primera escuela de párvulos en América Central. Yo maestro, yo que apenas sabía leer y escribir.

Por aquellos tiempos pedí mi ingresé en los tercios franciscanos y al recibir el hábito de mi querido san Francisco, empecé a llamarme Hermano Pedro de san José. 



El 24 de febrero de 1658 compre una casita por 40 pesos. Aquello era un Belén, pero para mí era sala de enfermería, oratorio a la Virgen Santísima, escuela y hospedería para forasteros o peregrinos. En aquel oratorio coloqué una estampa de Nuestra Señora de  Belén y una vela para que la alumbrara un poquito todos los días. Ante ella rezaba y rezaba mis huérfanos, ancianos y enfermos.  No me imaginé que aquella imagen  daría nombre a hombres y mujeres que seguirían mis huellas tras Jesús de Nazaret: Hermanos de Belén “Belemitas o Betlemitas”.     

Cuando el sol hacía que al mediodía obligaba a los vecinos de Antigua Guatemala a tomar un descanso, yo recorría las calles de la ciudad con una campanita que sonaba en mis manos mientras cantaba y recitaba a quien quisiera oírme: “Un alma tienes no más, si la pierdes   ¿Qué harás?” De vez en cuando alguien mes esperaba en alguna esquina  y me pedía confesión, le escuchaba con compasión y le acompañaba a alguna iglesia cercana para que pudiera reconciliarse con nuestro Dios.
Las cárceles eran mis lugares favoritos. ¿Por qué? Porque detrás de aquellos rostros marcados por el odio, la violencia, la ira, también con un poco de misericordia se podía encontrar el rostro amado de Dios.

Mucha gente me criticaba y cuestionaba cada uno de mis actos a favor de los más desfavorecidos, pero otros me apoyaban y seguían mis huellas. En 1661, Antonio Rodríguez, terciario franciscano como yo, me pidió ser mi compañero. Yo lo abracé y con lágrimas en los ojos les enseñé los tesoros que escondía e mi casita: niños huérfanos, ancianos, leprosos, negros, españoles e indígenas enfermos,  y en una esquina, una estampa de Nuestra Señora de Belén.

Tumba del Hermano Pedro de san José. 


Tanto ir y venir por las calles de la Antigua Guatemala fueron gastando mis sandalias y mi vida. Finalmente, el 20 de abril de 1667,  enfermo de gravedad, dicté mi testamento. Me hubiera gustado poder decir algo poético, como un poema de Casaldáliga que dice: “Al final del camino me dirán. - ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres…” sin embargo yo solo dejaba más pobres a mis pobres, más huérfanos a mis huérfanos, y deudas, deudas y deudas que con la caridad de muchos se pudieron pagar.

 


Palmas Carmelitas: Fray Pedro José de los Sagrados Corazones

Vuelvo a hacer memoria de los numerosos mártires españoles que laboraron en Cuba en la primera parte del siglo XX: lasallistas, hospitalarios,  salesianos, trinitarios y ahora, carmelitas descalzos. Faltan todavía por mencionar vicentinos, jesuitas, agustinos, escolapias...

Las palmas del martirio adornan sus nombres como fieles testigos de la Resurrección pues ellos y ellas acompañan al Cordero y a su Iglesia.

Le toca el turno al Beato Pedro José de los Sagrados Corazones



  • Nació: 22 de febrero de 1861 en Valdeprado, Soria
  • Martirio: 31 de julio de 1936 en Toledo
  • Causa: Eusebio del Niño Jesús y compañeros carmelitas descalzos mártires de Toledo.
  • Beatificación 28 de octubre de 2007 por Benedicto XVI


¡Qué cantidad de tiros hemos dado al Padre Pedro, que hasta el techo han saltado los sesos! – vociferó el miliciano al Dr. Emilio al pedirle agua.

Sus restos mortales quedaron tirados en la calle junto a sus compañeros de comunidad y martirio, hasta que algunas horas más tarde fueron recogidos en un camión de escombros.

Me llamo Pedro José de los Sagrados Corazones y soy carmelita descalzo. Al morir mi padre, un tío me ayudó y pude sacar el título de maestro ejerciéndolo en Aldeaelcardo, del partido judicial de Ágreda. Con mi trabajo, podía ayudar a mi madre y ayudar a sacar adelante a mis hermanos más pequeños. En aquellos meses, una chica me enamoró, pero en mi corazón bullía un deseo de Dios que me invitaba a la soledad de los valles y la vigilia ante la mirada del sagrario. Corté con la chica de los ojos hermosos y le dije que me iba a algún convento.

Tumba de san Juan de la Cruz en Segovia

Ingresé al seminario y  el 28 de agosto de 1885 fui ordenado sacerdote. Me nombraron párroco de Tañanine, luego me enviaron a la villa de Pradejón, en Logroño, nuevamente como párroco hasta mediados de 1894.  Tras morir mi madre y con mis hermanos casados o instalados en algún buen trabajo, pedí ingresar en el Desierto carmelitas de las Palmas, en Logroño. Allí tomé el hábito descalzo, el 7 de julio de 1894.   En octubre el noviciado fue trasladado por los superiores a Segovia, lugar santificado por la presencia de los restos de nuestro Padre fray Juan de la Cruz. A la sombra de su sepulcro pude saborear su obra y su legado:

la noche sosegada
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora

El 7 de julio de 1895 hice mi primera profesión firmando el acta conventual con el nombre de fray Pedro José de los Sagrados Corazones. De 1896 a 1898 me destinaron al Carmelo de Alba de Tormes, cerquita del sepulcro de Santa Teresa.   

En enero de 1900 fui destinado al Carmelo de Cuba, donde la comunidad me acogió en su residencia en la iglesia de San Felipe Neri, entre Obrapía y Aguiar. Allí me dediqué al ministerio de la predicación y la administración de sacramentos a enfermos que lo solicitasen. Era una isla devastada por la guerra y en la que se percibía la búsqueda de un nuevo sendero para despertar su identidad como nación. En algún momento escribí un opúsculo que titule La buena prensa, seguido por un intenso apostolado por promover las buenas lecturas en La Habana.       

Virgen del Carmen en La Habana. 

Fui testigo de la instauración de la República y de los primeros años de una Cuba nueva que buscaba el esplendor de su cultura y su economía. Finalmente en 1906 volví a España.

En mi patria recorrí los monasterios descalzos que me volvían a unir con mi apreciado san Juan de la Cruz: Alba de Tormes, Ávila, Salamanca y nuevamente Alba. En mayo de 1924 fui destinado a Toledo, mi última obediencia.     

En Toledo me ocupaba de confesar a los estudiantes y daba clases de Teología Moral, Derecho Canónico y Liturgia. Era “el viejo” de la Comunidad,  pero en broma me llamaban “el joven” pues el corazón y el espíritu lo mantenían siempre joven. Allí viví las amenazas del 31 y más tarde, en julio de 1936 me tuve que refugiar en la casa del médico de la Comunidad, el Dr- Emilio González Orué.

Lugar del martirio. 

Apresados por los milicianos a mis 75 años apenas podía bajar las escaleras. En aquellas escaleras comenzó mi calvario, me llevaban de último, precedido por los otros seis frailes que iban de dos en dos atados de las manos. Con las manos en alto y a golpes de culatazos me fuero empujando  tras la Comunidad. Pensaron que cómo era el más viejo era el superior de la casa, así que me registraron una y otra vez. En un momento, dejándome salir a flote mi miedo o mi enojo ante los golpes innecesarios, me volteó y les grito:

 -¿Qué mal os he hecho? ¿Por qué me vais a fusilar?

Las palmas del martirio nos son dadas cerca de los cobertizos, entre el costado de la iglesia y la huerta del convento. Me vuelven a registrar, me hacen descalzar y hasta revisan mis calcetines. Fray Plácido (1912 - 1936), nos anima una y otra vez, antes de caer baja las balas comunistas. 



El Carmelo Descalzo se viste de martirio.

Manuel Bonet

miércoles, 1 de octubre de 2014

Las raíces de un hombre

¿Cómo entender a un hombre si no se conoce el horizonte de su mirada? ¿Cómo adentrarse en el corazón de un hombre si no se ha visto el paisaje que albergaron sus ojos? ¿Cómo descubrir sus raíces sin entender el entorno, el contexto social, su cultura?

El Hno. Victorino nació en un pueblito llamado Orzillon, perteneciente a la diócesis de Le Puy, en el sur francés. Cerca de su pueblo, el río Loire corre en medio de un paisaje agreste y hermoseado de vegetación, es el Haute - Loire. 

La diócesis de Le Puy - en  - Velay guarda como tesoro precioso, las primeras huellas del camino francés a Santiago de Compostela. Conocido con el nombre Vía Podiense, Podense o Podenses recorre varios miles de kilómetros antes de prolongarse en Roncesvalles y de allí dirigirse en tierra española hacia Compostela. El primer peregrino fue el obispo Gotescalco, obispo de Le Puy  - en - Velay, quien acompañado de un numeroso séquito, emprendió el camino hacia la tumba del apóstol encomendándose antes a Notre Dame du Puy.



Pocos detalles se tienen del itinerario recorrido, sin embargo esta primera peregrinación está autentificada por los escritos de Gomesano, monje del convento español de San Martín de Albelda, cerca de Logroño: "El Obispo Gotescalco, animado de de una manifiesta devoción, ha dejado su país de Aquitania, acompañado de un gran cortejo, dirigiendose hacia la extremidad de Galicia para tocar a la misericordia divina implorando humildemente la protección del Apóstol Santiago". La veracidad de su testimonio literario queda asegurado con la presencia de unos datos que el amanuense incorporaba al finalizar su trabajo: nombre, edad y la fecha de su redacción. En la manuscrito De Virginitate hecho para Gotescalco, en 951, monje de Albelda, dice: "El muy santo obispo Gotescalco se llevó este libro de Hispania a Aquitaine durante el invierno, en los primeros días de enero...

Otro hecho histórico relacionado con el camino de Santiago y la región donde se ubican los primeros años del Hno. Victorino, es la preciosa imagen de Nuestra Señora de Francia. El 8 de septiembre de 1855, el General Pélissier venció durante la guerra de Crimea en la batalla de Sebastopol al ejército imperial ruso, arrebatándole como botín de guerra, nada menos que 213 cañones de bronce. Aconsejado por  el obispo Mons. de Morlhon, solicita al emperador Napoleón estos cañones para construir una imagen de María Santísima que la diócesis de Le Puy deseaba dedicarle a Nuestra Señora de Francia. 
        


Modelada la preciosa imagen por Jean - Marie Bonnassieux (1810 - 1892) sobre el monte Cornelio  fue realizada con el bronce de algunos de aquellos cañones e inaugurada el 12 de septiembre de 1860 ante 120 000 peregrinos. 

La mirada de María que sostiene en sus brazos a su Hijo, aún permanece allí, en medio de cierta indiferencia religiosa, pero es un signo de aquella nación que la primera en abrazar el mensaje de Cristo Resucitado.

Dos años antes, entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858, Bernadette Soubirous dialoga con la Santísima Virgen María  en una gruta del paraje de Massabielle, expresándole en la expresión "Soy la Inmaculada Concepción" el reconocimiento a la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción por el beato Pío IX.   Un poco más tarde el mismo papa convoca el Concilio Vaticano I (1869 - 1870) que en medio de gritos y amenazas define la infalibilidad papal ex - cathedra. 

Pío IX declara el dogma de la Inmaculada Concepción.  

León XIII intentará acercar la Iglesia hasta el corazón de los obreros y con la encíclica Rerum novarum tratará de llegar a las nuevas expresiones sociales, pero antes se ha tenido que enfrentar a la kulturkamp, impulsando el servicio diplomático papal en Francia, Alemania, España, Reino Unido, México y Rusia. 

En medio de tantos acontecimientos que sacudieron el mundo y sus expresiones políticas, nacerá un niño el 7 de septiembre de 1885 cuyo nacimiento no quedará desapercibido: Augustin Arnaud, más conocido como Hermano Victorino.       

Así termino esta entrada sobre el entorno eclseial que vio nacer al Hno. Victorino, espero haber enriquecido al fiel lector con detalles que muestran la diversidad de facetas que ilustran su figura.  

Manuel Bonet.