miércoles, 20 de abril de 2016

Las escuelas de las Siervas de María en Cuba (1900 - 1917)

Con esta segunda entrada sobre las escuelas de las Siervas de María en Cuba termino este interesante tema que es parte de la educación católica de nuestro país.

En torno a 1913 el Gobierno General de las Siervas de María tras una larga revisión de sus Constituciones, abandonaron aquellas obras apostólicas que no correspondían al carisma recibido por el Espíritu Santo a su fundadora: la asistencia de enfermos a domicilios, por lo cual abandonaron de una vez los colegios.

Santa Maria Soledad Torres Acosta
fundadora de las Siervas de María Ministras de los Enfermos


  • Colegio de la Purísima en Manzanillo.


Tras la Guerra del 95 y durante la dominación norteamericana de la Isla, se vio la necesidad pronta de abrir escuelas, cambiando los fusiles y machetes por cuadernos y lápices. El Padre Acevedo quiso dar a Manzanillo un colegio católico. Para ello pidió a las Siervas que rigiesen aquella obra que apenas empezaba a esbozarse. Un colegio católico en la ciudad contrarrestaba las numerosas escuelas laicas y protestantes que se establecieron en todo el país.

La inauguración del Colegio de la Purísima Concepción tuvo lugar en el mes de agosto de 1901. Según los Apuntes historiales el reglamento a seguir constaba de 12 artículos, y estaba fechado el 8 de agosto de 1901, así como firmado por la Superiora Sor Coralina Zabalza, siendo la  Directora del Colegio con título de Maestra Superior, Sor Mercedes Vaamonde[1].

El Colegio de La Purísima Concepción,  ubicado al lado de la iglesia y fundado en 1901 por las religiosas de las Siervas de María, bajo cuya dirección estuvo hasta 1917 y luego pasó a ser dirigido por la Srta. Caridad Soto Figueredo[2].


[1] Apuntes., pág. 687.
[2] http://librinsula.bnjm.cu/secciones/268/expedientes/268_exped_1.html

  • Colegio de Cienfuegos


Debido a la deuda contraída con el obispado de La Habana para la construcción del convento de la ciudad de Cienfuegos, y tras la grave situación económica que vivieron durante la guerra del 95, la comunidad se vio en la necesidad de abrir un colegio para poder pagar las deudas que le aquejaban. Este colegio tuvo una corta duración.


Fachada del Colegio - Asilo de San José de Cárdenas.

  • Colegio – Asilo San José de Cárdenas


Probablemente después de la salida del Colegio Llaca, las Siervas en Cárdenas aceptan la dirección del Colegio – Asilo San José, obra de la cual no tenemos muchos detalles.  Según Teresa Fernández Soneira lo describe de este modo:

En la ciudad de Cárdenas faltaba un colegio para la infancia pobre y desvalida. Poco a poco surgió uno de la nada gracias a la generosidad y esfuerzo de algunas señoras católicas. Propiamente era un internado para huérfanas o hijas de familia de instrucción deficiente o nula, que permanecían en el colegio hasta muy entrada la adolescencia, así como niños hasta la edad de diez años, en condiciones análogas.

El centro no tenía bienes fundacionales que aseguraran su subsistencia, pero los católicos de Cárdenas lo miraban con inmensa simpatía y contribuían a que  no faltara a sus niños el “pan nuestro de cada día”. [1]

El P. Angel Abad, c.m.f., en su obra “Historia de las parroquias de Cárdenas y Varadero”  explica el origen de esta obra de la siguiente manera:

El barrio de Mijala comenzó a animarse con los grupos de niños y niñas que pedían caritativo albergue en aquel palacio de la infancia colocado bajo los maternales cuidados de las Siervas de María. Pero no siendo la misión de estas monjitas los asilos sino más bien los enfermos a domicilio fueron sustituidas el 9 de abril de 1918 por las hermanas de la Caridad del Sdo. Corazón de Jesús.

Doña Eugenia Segrera de Sardiña junto a otras señoras de las Conferencias de San Vicente, en 1906 dieron inicio al Colegio – Asilo de San José.  A las Siervas de María se les pidió que regentaran dicha obra, las cuales aceptaron prontamente. Un año más tarde, abría sus puertas tal importante obre de caridad. En la portería del edificio se podía leer una tarja con la siguiente nota:

"Al entrar en este sagrado recinto bendiciréis la Divina Providencia y la imperecedera memoria de la distinguida dama cardenense Sra. Da. Eugenia Segrera de Sardiña que arrostrando trabajos y dificilísimas dificultades, con la ayuda de la Conferencia de S. Vicente de Paul, con fondos propios y muy señalados de este pueblo de Cárdenas edificó y fundó este Asilo Católico para niños huérfanos, blanco único de su caridad cristiana, bajo la dirección de las Religiosas Siervas de María. Cárdenas, 16 de enero de 1907."

Manuel Bonet


[1] Cuba. La educación católica …, pág. 333.

lunes, 18 de abril de 2016

H. Victorino: Medalla del Centenario de la Bandera cubana (1952)

Probablemente la Positio super virtubes del Hno. Victorino cuente con una ausencia, la información sobre la Medalla Conmemorativa del Primer Centenario de la Bandera de Cuba, pues Alfredo Morales la ignora en su Itinerario y fue buscando periódico por periódico que encontré la referencia a esta. 


La Medalla Oficial Conmemorativa del Primer Centenario de la Bandera de Cuba fue creada por el Decreto Presidencial número 4248, de 4 de diciembre de 1950 (Gaceta Oficial de 11 de diciembre de 1950, página 26049), disposición normativa que da carácter estatal a la ya condecoración creada por la Comisión Interamericana Organizadora del Primer Centenario de la Bandera de Cuba y de las Expediciones Libertadoras de Narciso López, por la Resolución XXVII, de 29 de julio de 1950.


Dan la medalla conmemorativa del Centenario de la Bandera cubana a personalidades católicas

La imposición se hará en una recepción el 24 de Febrero. Relación.
La medalla conmemorativa del Centenario de la Bandera Cubana, creada por decreto presidencial refrendado por el Primer Ministro y el Ministro de Estado, ha sido concedida a un grupo de personalidades católicas, según se supo ayer oficialmente.

La preciada joya, que será entregada el próximo 24 de febrero, en una recepción que con tal fin ofrecerá en el arzobispado Su Eminencia el Cardenal Manuel Arteaga Betancourt, será impuesta en presencia del coronel Cosme de la Torriente, del doctor Miguel Angel Campa, presidente de la Sociedad Colombista Panamericana y de otras destacadas figuras del Comité del Centenario.

Medalla del Centenario de la Bandera cubana. Anverso.


Los agraciados con la mencionada distinción, son los siguientes:

Su Eminencia el Cardenal Manuel Arteaga Betancourt, Cardenal Arzobispo de La Habana.

Excmo. y Rvdmo. Monseñor Eduardo Martínez Dalmau, Obispo de Cienfuegos.

Excmo. y Rvdmo. Monseñor Alberto Martín Villaverde, Obispo de Matanzas.

Excmo. y Revdmo. Monseñor Alfredo Muller. Obispos Auxiliar de La Habana, autor de la Oración en el Centenario de la Bandera.

Ilmo. Monseñor Arcadio Marinas, Vicario General de la Archidiócesis de La Habana.

Ilmo. Monseñor Dr. José Maximino Domínguez, Canciller del Arzobispado de La Habana.

Ilmo. Mns. Juan Lobato. Párroco de Montserrate.

Dr. Julio Morales Gómez, presidente de la Junta Nacional de la Acción Católica Cubana.

Dr. Gabriel Angel Amenabar y  Cabello, director de Relaciones Exteriores de la Junta Nacional de Acción Católica.

R. P. Juan McKniff O. S. A. párroco del Santo Cristo.

R. P. Fray Ireneo de Santa Teresa, párroco del Carmen.

R. P. Manuel Foyaca de la Concha S. J., profesor del Colegio de Belén.

R. P. Antonio M. Entralgo Sch. P. Consiliario del Consejo Diocesano de La Habana de los Caballeros Católicos de Cuba.

R. P. Dr. Eduardo Boza Masvidal, Párroco de La Caridad.

Dr. José Montó Sotolongo, vicepresidente de la Asociación de Caballeros Católicos de Cuba..

R. P. Modesto Galofré, Sch. P. Rector de los Escolapios de Guanabacoa.

R. H. Victorino D. L. S. fundador de la Juventud Católica Cubana.

R. Madre Sor María de los Ángeles Antiga, directora de las Dominicas Francesas.

R. P. Calixto García Reyneri.

R. P. Armando Arencibia.

Sr. Juan Emilio Frigusl Ferrer, cronista carólico del DIARIO DE LA MARINA y señorita Angela Domingo.

Además, a la Junta Nacional de la Acción Católica se le ha concedido la medalla de plata, destinada a instituciones.
Medalla Conmemorativa del Centenario de la Bandera cubana. Reverso


La medalla correspondiente a Su Eminencia el Cardenal Manuel Artega, le será impuesta en Palacio el día 14 de abril, Día de las Américas, conjuntamente que al honorable Presidente de la República.

Diario de la Marina, 1952 - 02 - 02: 8

Manuel Bonet

viernes, 15 de abril de 2016

Las escuelas de las Siervas de María en Cuba (1875 - 1900)

Hay en la casa, dos tomos de la obra Historia de la educación católica en Cuba1582 - 1961 de la querida Teresita Fernández Soneira, que recogen parte del legado educativo de la Iglesia a nuestra patria. En alguna conversación vía internet, salió el tema  que hoy me ocupa y la existencia de fuentes que precisan la existencia de escuelas regentadas por las Siervas de María Ministras de los enfermos en Cuba. Desgraciadamente no contamos con las listas de aquellas que en otrora calendas fueron educadas por ellas por la destrucción de sus archivos en 1961.  De la  labor  escolar desempeñada quedan memoria en dos mujeres grandes, heroicas: Josefa Segovia, cofundadora de la Institución Teresiana y la Madre Ma. Soledad Sanjurjo, Sierva de Maria, ambas camino a los altares. 

  • Colegio de Santiago de Cuba (1876 - 1879)


Al llegar las primeras Siervas de María a Santiago de Cuba el 8 de marzo de 1875, en las inmediaciones del edificio donde se alojarían, hoy el actual Templo de los Desamparados, se tenía una pequeña escuelita para las niñas de la barriada a las que se les dio vacaciones por tiempo indefinido. En junio de 1876 volvió a abrirse el colegio, que se puso bajo la dirección de Sor Caridad Vieites. Este colegio cerrará en 1879 al verse obligadas las Hermanas a dejar la dirección del mismo para poder asistir a los numerosos enfermos de cólera en la ciudad. La Hermana encargada de la instrucción era Sor Caridad Vieites. 

  •       Fundación del Colegio Llaca de Cárdenas.(1890 – 1900)

En el mes de enero de 1890, durante la visita de la Rvda. Madre General Josefa Díaz a las comunidades de Cuba, estando en el Hospital de Cárdenas, se comentó otra  fundación en esta ciudad. Los médicos D. Octavio Smith y D. Joaquín Otazo, comentaron el deseo que abrigaban de poder contar con una casa para asistencia a domicilio y que se encargaran de la educación de la juventud. La Madre General contestó que no tenía inconveniente en acceder a su súplica, siempre que pusieran a disposición de las Hermanas una casa o local apropiado. Como ninguno de los señores poseía los recursos en ese momento para hacer realidad su sueño, aquel asunto quedó en una plática de carácter filantrópico sin mayores respuestas.

En un momento posterior que no podemos cifrar, se hallaba la Madre Filomena con Doña Teresa Pozo de Vega, quien retomó el proyecto y sugirió pedir al Ayuntamiento el “Colegio Llaca”.



El Colegio Llaca fue inaugurado el 25 de julio de 1885 y recibió éste nombre en honor a su principal donante y promotor Don Francisco de la  Llaca y Sotero, alcalde de la ciudad. Este alcalde donó sus salarios correspondientes, de su cargo, durante los años 1883 y 1885, para la creación de esta escuela, apoyado por los vecinos con sumas de dinero y materiales. Ubicado en Real esquina a Minerva, está destinado a estudiantes de ambos sexos con carácter privado. Tres años después pasa a ser regentado por la Congregación “Siervas de María”[1].

Animadas y motivadas, las Hermanas solicitaron al Excmo. Sr. Ayuntamiento de esta ciudad, el nombrado colegio, que les otorgado como vivienda con la sola condición, de que habían de dar educación a las niñas. Por lo cual se firmó el acta de fundación el 13 de diciembre de 1890.

Puesto que las Hermanas no podían abandonar el Hospital y se necesitaban más religiosas para poder establecerse en el Colegio, la comunidad postuló entre conocidos hasta que obtuvo lo suficiente para costear los pasajes de las que habían de encargarse del colegio.  Sor Gabriela Pastor se esmeró y preparó todo para la llegada de las Siervas a las instalaciones escolares.

La comunidad estaba formada por Madre Elisa de Diego como Superiora, Sor Agueda Aldás, Sor Beatriz Urrutia, Sor Isidora Gorricho, Sor Idelfonsa Azcoidi, Sor Laura Ureñal y Sor Salvadora Adrían.  Inicialmente pasaron algunas necesidades, pues no se contaba con ningún tipo de apoyo económico, providencialmente recibieron un donativo de treinta pesos y el dueño de un almacén de comestibles les regaló un pedido que le hicieron.

Pronto el colegio comenzó su andadura de la mano de las Siervas de María. Las niñas se sentían en casa y las religiosas se empeñaban en dar lo mejor de sí.

Las dificultades no se hicieron esperar y estas vinieron de la mano del Cura Párroco que les depojó sin ninguna razón del Reservado. En dos ocasiones hizo lo mismo, obligándolas  a ir a la Parroquia a hacer las visitas por espacio de cuatro años seguidos.  Después de la tormenta sobrevino la calma, dando ejemplos de resignación y paciencia las Siervas de María.

Tras diez años de servicios, el Ayuntamiento adoptó la resolución de obligarlas a desalojar el edificio para cederlo a otros,  recibiendo la noticia a través de un comunicado. Enterada la población de dicha medida, protestó con energía. Las señoras Doña Rosa Castro de Zaldo, Doña Eugenia Segura de Sardiñas y Doña Enriqueta Casanova de Carol recogieron firmas en la población con la finalidad de que se dejase a las Siervas al frente del Colegio Llaca. La presión popular logró que el Ayuntamiento desistiese de su intento, pero muy pronto con el gobierno interventor por medio, las Hermanas dejaron el  colegio para siempre.

Durante estos diez años no se preocuparon las religiosas por proveerse de alguna residencia que les acogiera en caso de necesidad. Al ver por terminados sus servicios en el colegio, a dónde se dirigirían. Con la ayuda del Dr. Smith y su familia, quienes con ayuda de las principales señoras de la ciudad organizaron una suscripción que les permitió reunir dos mil doscientos pesos. Con aquella cifra, más los donativos de las casas de La Habana, Colón y el Hospital de Cárdenas, pudieron comprar un solar y hacer una casa nueva, a la cual se trasladaron el 28 de diciembre de 1900 e inauguraron su capilla el 6 de enero de 1901.
  •         Fundación de la Casa – Colegio en el Carmelo,  La Habana (1893)[1]

La Madre Purificación Chillarón, superiora de la casa de La Habana y Visitadora del resto de las casas en Cuba, se fijó en el pueblecito de El Carmelo, en aquellos años cercano a La Habana, hoy formando parte de la misma, para construir o comprar una casa donde las Hermanas pudieran ir a tomar los baños y descansar después de las numerosas jornadas de asistencia.  Por lo cual solicita permiso  a principios de 1893 a Mons. Manuel Santander y Frutos para comprar una casa en esta localidad por el precio de $ 1600.00 pesos.



Confiada en la Providencia, encomienda la obra a San José y compra la propiedad, a pesar de las contradicciones construye una capilla de nueva planta y suficientes habitaciones para acoger a las Hermanas necesitadas de descanso físico y espiritual. Finalmente, el 5 de noviembre de 1893 se bendice la capilla con el nombre de Nuestra Señora de la Salud, siendo la Madrina, la Sra. Dña. Juana Cayrós de Ruíz. Las Siervas de María se contaban en número de hasta treinta y seis pues las casas cercanas quisieron acompañar a la Madre Purificación en la bendición de aquella casa que era para todas.

La comunidad estuvo inicialmente formada por Sor Carolina Barbarín como Hermana Mayor, Sor Rafaela Jiménez y Sor Irene Gallego.

El día 8 de enero de 1894 se abrió el colegio asistiendo 22 alumnos de ambos sexos, que nunca antes habían asistido a clases ni tenían noción de  religión.  La matrícula ascendió hasta setenta y dos en poco tiempo.  Para el próximo curso se inscribieron 50 alumnos en el colegio.

Aquella casa pensada inicialmente en lugar de descanso para las Hermanas fatigadas y cansadas, se convirtió en lugar de cultura y conocimiento donde la caridad reinaba extendiéndose a los habitantes de aquel poblado.

Manuel Bonet



[1]  Apuntes, LXXVII Fundación de la Casa Colegio en el Carmelo, La Habana, pág. 664 – 665. 



[1]Cfr.http://www.ecured.cu/index.php/Cl%C3%ADnica_del_Neurodesarrollo_Rosa_Luxemburgo






Hno Victorino: Medalla Carlos Manuel de Céspedes

En los años durante los cuales el Hno. Victorino permaneció en Cuba, recibió numerosas condecoraciones de las cuales me gustaría hablar en este espacio. Muchas de ellas fueron recibidas en la intimidad del Colegio San Juan Bautista de La Salle del Vedado, delante de muchos y muchas federadas. Los mismos que le siguen invocando hoy. 



Una de las primeras condecoraciones fue la Orden Nacional de Mérito Carlos Manuel de Céspedes, otorgada a personas nacionales o extranjeras en el ejercicio de cargos diplomáticos o consulares, misiones especiales, congresos o conferencias internacionales o por eminentes  servicios prestados a Cuba y a la humanidad. Otros que ostentaron en sus viriles pechos esta orden cubanísima fueron el Hno. Quadrat Lèon, eminente botánico; S. E. R. Mons. Manuel Artega, primer cardenal cubano; S. E. R. Mons. Boca Masvidal, Alberto I de Bélgica, Ernest Hemingway y el federado Dr. Julio Morales y las queridas damas Candelaria Acosta y Dulce María Loynaz.

La Orden fue creada por el Decreto Presidencial No. 486 del Presidente Gerardo Machado, el 18 de abril de 1926, publicado en la Gaceta Oficial de la República el día 20. La fecha escogida para firmar el Decreto Presidencial fue el 18 de abril, ya que ese día se conmemoraba el 108 aniversario del natalicio del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, primer Presidente de la República en Armas. Se otorgaba el 10 de octubre, fecha del aniversario del Grito de Yara y el 18 de abril, natalicio de Céspedes.  

Detalle. Anverso

Estas condecoraciones se acuñaron generalmente en metal precioso, con esmaltes de vistosos colores, y fueron fabricadas en un taller de alto prestigio, el de Antigua Vilardebó y Riera, de La Habana, una gran casa de orfebrería de Cuba, de renombre mundial, donde se manufacturaron casi todas las Condecoraciones de Cuba de la época Republicana.

La medalla de la orden consistía en la efigie de Céspedes en un medallón de oro circular, rodeada de una banda en esmalte azul en el cual se lee: "Carlos Manuel de Céspedes, 1868" (el nombre del héroe y el año del levantamiento de La Demajagua, 1868. En el medio una joya casi circular con bordes de hojas de laurel unida en su base por un lazo de oro. En torno a esta una guirnalda con cuatro estrellas que representan los cuatro estados en que estaba dividida la república en 1868: Oriente, Camagüey, Las Villas y Occidente. Saliendo de esta diez hojas de acanto radiadas que representan el décimo mes del año (octubre, mes del alzamiento del Grito de Yara).

Detalle Anverso

En el anverso figura sobre esmalte blanco el escudo nacional de Cuba. La medalla pende de una cinta de muaré azul marino.  La joya pende de una cinta de moaré azul marino.  La Gran Cruz tiene además una placa de 10 rayos de oro (5 lisos y 5 adiamantados), alineados con 10 hojas de acanto (cinco lisos y cinco adiamantados).

Siendo el Presidente el Gran Maestre de la Orden, tenía el poder de conferir esta condecoración. En este caso, Grau San Martín fue quien la otorgó al Hno. Victorino. Lo más probable es que el nombramiento haya sido efectuado el 10 de octubre para entregarse posteriormente. Los periódicos de la época hicieron alusión a este hecho, y se seleccionó el 11 de febrero para entregarla como veremos a continuación:

Diario de la marina, 11 de febrero de 1947: 10

Las juventudes de acción católica agasajara esta noche al Hno. Victorino.

En la oportunidad de celebrarse el XIX aniversario de fundada la Federación de las Juventudes de Acción Católica Cubana, esta ofrecerá al Rvdo. Hno. Victorino D. L. S. un homenaje con motivo de haber sido condecorado por el Gobierno de la republica confiriéndole la Orden de Carlos Manuel de Céspedes, y que le será impuesta por el Eminentísimo señor doctor  Manuel Artega y Betancourt, Príncipe de la Iglesia, a nombre del Gobierno.
Según nos informan Fr. Pablo de Lete, Consiliario; la señorita Blanca Hernández Herrera, presidenta, y el doctor Ramón casas Rodríguez, presidente de la aludida Confederación, el homenaje tendrá efecto hoy a las 8 p.m. en el Colegio de La Salle, Vedado.


Diario de la marina, 12 de febrero de 1947: 10
  Por el Dr. Francisco R. Frerán y Rivero

 SE LE TRIBUTO UN HOMENAJE AL HNO. VICTORINO

Las  Juventudes Católicas se lo ofrecieron anoche. Recibió la Medalla de C. M. De Céspedes.

Anoche, a las 9, se celebró en el colegio de La Salle del Vedado un homenaje al Hno. Victorino, fundador de la Federación de Juventudes Católicas  con motivo de haber recibido este la medalla por parte del  Gobierno de la Orden Carlos Manuel de Céspedes y de celebrarse el XIX aniversario de la fundación de las juventudes católicas.
El conjunto polifónico del Instituto de La habana tocó el Himno Nacional. A continuación la señorita Blanca Hernández, presidenta de la rama D de la juventud femenina de Acción Católica pronunció las palabras de apertura.

PALABRAS DE BLANCA HERNANDEZ
La señorita Hernández se refirió a la personalidad del Rvdo. Hno. Victorino recordó los primeros tiempos de la Federación, cuando él trabajó casi sólo y finalizó sus palabras expresando el agradecimiento de todos los federados al Hno. Victorino por haber comenzado tan grande obra.
Las señoritas Myriam de Cinca y Hortensia Lanza ejecutaron un dúo de arpa que gustó mucho a la concurrencia. El Doctor Ramón Casas  Hernández, presidente de la juventud masculina de Acción Católica dio lectura al ofrecimiento del homenaje.

PALABRAS DEL DR. RAMON CASAS
 El doctor Ramón Casas hizo una historia sintética de la Federación. Recordó los tiempos malos y los tiempos buenos; señaló que el espíritu del homenajeado había hecho posible la realización de la obra y terminó diciendo que nadie como él se merecía el homenaje.
El Eminentísimo señor Cardenal Arzobispo de La Habana, procedió a condecorar al Rvdo. Hno. Victorino con la medalla de la orden Carlos Manuel de Céspedes. El Hno. Victorino dirigió la palabra a la concurrencia agradeciendo el homenaje.

PALABRAS DEL H. VICTORINO.

El Hno. Victorino, con sencillas frases, agradeció el homenaje. Dijo que lo había iluminado la Santísima Virgen María y que él confiaba mucho en el éxito de la Federación, porque la juventud lo puede todo con su entusiasmo y su fe.
 La señorita Georgina Loy, notable recitadora procedió a declamar varias poesías y el conjunto Polifónico del Instituto de La Habana ejecutó las siguientes piezas musicales: La Bayamesa, la Rosa Blanca, El Mambí, y la Habanera del maestro Sánchez de Fuentes.
A cargo de Su Eminencia Monseñor Manuel Arteaga estuvo el resumen del acto en el cual se refirió a la figura del Hno. Victorino, diciendo que honrar a quien lo merece, nos honra. Añadió que el futuro de la patria dependía de los esfuerzos que realizaran los jóvenes de hoy y felicitó, para terminar, al Hno. Victorino.
Y con las notas del himno de las juventudes católicas finalizó el acto.

Manuel Bonet



domingo, 10 de abril de 2016

Hermano Victorino: 50 años de ausencia

Hoy, se ha presentado en Puerto Rico la Positio super virtubes del Hno. Victorino de La Salle. Coincide este hecho con la celebración de los 50 años de su ausencia. Una ausencia fecunda. Me ha emocionado la presencia de numerosos federados que en torno al Hno. Meoli, postulador de su causa, cantado el himno que otrora reunía a las juventudes cubanas. 

La presentación de la la Positio es un paso importante en su causa de canonización. Este documento, será estudiado por un conjunto de especialistas que constarán el grado heroico de sus virtudes. 


Pero su santidad, es una santidad viva, contagiosa. Ayer y hoy su figura callada y disimulada se vuelve a hacer presente en medio de la Iglesia cubana. Hace unos días se presentó en Roma, la exhortación apostólica Amoris Laetitia, sobre el amor a la familia.  "El anuncio cristiano relativo a la familia es verdaderamente una buena noticia".

Muchos de aquellos jóvenes de entonces, recordarán la ardua labor en favor del matrimonio en las filas de la Acción Católica. Los encuentros para familias federadas, las fotos con los nietos. Necesitamos recuperar el aporte a la familia católica cubana de este hermano de La Salle. 

El legado del Hno. Victorino no se agota.