Hay en la casa, dos tomos de la obra Historia de la educación católica en Cuba1582 - 1961 de la querida Teresita Fernández Soneira, que recogen parte del legado educativo de la Iglesia a nuestra patria. En alguna conversación vía internet, salió el tema que hoy me ocupa y la existencia de fuentes que precisan la existencia de escuelas regentadas por las Siervas de María Ministras de los enfermos en Cuba. Desgraciadamente no contamos con las listas de aquellas que en otrora calendas fueron educadas por ellas por la destrucción de sus archivos en 1961. De la labor escolar desempeñada quedan memoria en dos mujeres grandes, heroicas: Josefa Segovia, cofundadora de la Institución Teresiana y la Madre Ma. Soledad Sanjurjo, Sierva de Maria, ambas camino a los altares.
- Colegio de Santiago de Cuba (1876 - 1879)
Al llegar las primeras Siervas de María a Santiago de Cuba el 8 de marzo de 1875, en las inmediaciones del edificio donde se alojarían, hoy el actual Templo de los Desamparados, se tenía una pequeña escuelita para las niñas de la barriada a las que se les dio vacaciones por tiempo indefinido. En junio de 1876
volvió a abrirse el colegio, que se puso bajo la dirección de Sor Caridad
Vieites. Este colegio cerrará en 1879 al verse obligadas las Hermanas a dejar
la dirección del mismo para poder asistir a los numerosos enfermos de cólera en
la ciudad. La Hermana encargada de la instrucción era Sor Caridad Vieites.
- Fundación del Colegio Llaca de Cárdenas.(1890 – 1900)
En el mes de enero de 1890, durante la visita de
la Rvda. Madre General Josefa Díaz a las comunidades de Cuba, estando en el
Hospital de Cárdenas, se comentó otra
fundación en esta ciudad. Los médicos D. Octavio Smith y D. Joaquín
Otazo, comentaron el deseo que abrigaban de poder contar con una casa para
asistencia a domicilio y que se encargaran de la educación de la juventud. La
Madre General contestó que no tenía inconveniente en acceder a su súplica,
siempre que pusieran a disposición de las Hermanas una casa o local apropiado.
Como ninguno de los señores poseía los recursos en ese momento para hacer
realidad su sueño, aquel asunto quedó en una plática de carácter filantrópico
sin mayores respuestas.
En un momento posterior que no podemos cifrar, se
hallaba la Madre Filomena con Doña Teresa Pozo de Vega, quien retomó el
proyecto y sugirió pedir al Ayuntamiento el “Colegio Llaca”.
El Colegio Llaca fue inaugurado el 25 de julio de 1885 y recibió éste
nombre en honor a su principal donante y promotor Don Francisco de la Llaca y Sotero, alcalde de la ciudad. Este alcalde donó sus salarios correspondientes, de
su cargo, durante los años 1883 y 1885, para la
creación de esta escuela, apoyado por los vecinos con sumas de dinero y
materiales. Ubicado en Real esquina a Minerva, está destinado a estudiantes de
ambos sexos con carácter privado. Tres años después pasa a ser regentado por la
Congregación “Siervas de María”[1].
Animadas y motivadas, las Hermanas solicitaron al
Excmo. Sr. Ayuntamiento de esta ciudad, el nombrado colegio, que les otorgado
como vivienda con la sola condición, de que habían de dar educación a las
niñas. Por lo cual se firmó el acta de fundación el 13 de diciembre de 1890.
Puesto que las Hermanas no podían abandonar el
Hospital y se necesitaban más religiosas para poder establecerse en el Colegio,
la comunidad postuló entre conocidos hasta que obtuvo lo suficiente para
costear los pasajes de las que habían de encargarse del colegio. Sor Gabriela Pastor se esmeró y preparó
todo para la llegada de las Siervas a las instalaciones escolares.
La comunidad estaba formada por Madre Elisa de Diego
como Superiora, Sor Agueda Aldás, Sor Beatriz Urrutia, Sor Isidora Gorricho,
Sor Idelfonsa Azcoidi, Sor Laura Ureñal y Sor Salvadora Adrían. Inicialmente pasaron algunas
necesidades, pues no se contaba con ningún tipo de apoyo económico, providencialmente
recibieron un donativo de treinta pesos y el dueño de un almacén de comestibles
les regaló un pedido que le hicieron.
Pronto el colegio comenzó su andadura de la mano
de las Siervas de María. Las niñas se sentían en casa y las religiosas se empeñaban
en dar lo mejor de sí.
Las dificultades no se hicieron esperar y estas
vinieron de la mano del Cura Párroco que les depojó sin ninguna razón del
Reservado. En dos ocasiones hizo lo mismo, obligándolas a ir a la Parroquia a hacer las visitas
por espacio de cuatro años seguidos.
Después de la tormenta sobrevino la calma, dando ejemplos de resignación
y paciencia las Siervas de María.
Tras diez años de servicios, el Ayuntamiento
adoptó la resolución de obligarlas a desalojar el edificio para cederlo a
otros, recibiendo la noticia a
través de un comunicado. Enterada la población de dicha medida, protestó con
energía. Las señoras Doña Rosa Castro de Zaldo, Doña Eugenia Segura de Sardiñas
y Doña Enriqueta Casanova de Carol recogieron firmas en la población con la
finalidad de que se dejase a las Siervas al frente del Colegio Llaca. La
presión popular logró que el Ayuntamiento desistiese de su intento, pero muy
pronto con el gobierno interventor por medio, las Hermanas dejaron el colegio para siempre.
Durante estos diez años no se preocuparon las
religiosas por proveerse de alguna residencia que les acogiera en caso de
necesidad. Al ver por terminados sus servicios en el colegio, a dónde se
dirigirían. Con la ayuda del Dr. Smith y su familia, quienes con ayuda de las
principales señoras de la ciudad organizaron una suscripción que les permitió
reunir dos mil doscientos pesos. Con aquella cifra, más los donativos de las
casas de La Habana, Colón y el Hospital de Cárdenas, pudieron comprar un solar
y hacer una casa nueva, a la cual se trasladaron el 28 de diciembre de 1900 e
inauguraron su capilla el 6 de enero de 1901.
- Fundación de la Casa – Colegio en el Carmelo, La Habana (1893)[1]
La Madre Purificación Chillarón, superiora de la casa de La Habana y
Visitadora del resto de las casas en Cuba, se fijó en el pueblecito de El
Carmelo, en aquellos años cercano a La Habana, hoy formando parte de la misma,
para construir o comprar una casa donde las Hermanas pudieran ir a tomar los
baños y descansar después de las numerosas jornadas de asistencia. Por lo cual solicita permiso a principios de 1893 a Mons. Manuel
Santander y Frutos para comprar una casa en esta localidad por el precio de $ 1600.00
pesos.
Confiada en la Providencia, encomienda la obra a San José y compra la
propiedad, a pesar de las contradicciones construye una capilla de nueva planta
y suficientes habitaciones para acoger a las Hermanas necesitadas de descanso
físico y espiritual. Finalmente, el 5 de noviembre de 1893 se bendice la
capilla con el nombre de Nuestra Señora de la Salud, siendo la Madrina, la Sra.
Dña. Juana Cayrós de Ruíz. Las Siervas de María se contaban en número de hasta
treinta y seis pues las casas cercanas quisieron acompañar a la Madre
Purificación en la bendición de aquella casa que era para todas.
La comunidad estuvo inicialmente formada por Sor Carolina Barbarín como
Hermana Mayor, Sor Rafaela Jiménez y Sor Irene Gallego.
El día 8 de enero de 1894 se abrió el colegio asistiendo 22 alumnos de
ambos sexos, que nunca antes habían asistido a clases ni tenían noción de religión. La matrícula ascendió hasta setenta y dos en poco tiempo. Para el próximo curso se inscribieron 50
alumnos en el colegio.
Aquella casa pensada inicialmente en lugar de descanso para las Hermanas
fatigadas y cansadas, se convirtió en lugar de cultura y conocimiento donde la
caridad reinaba extendiéndose a los habitantes de aquel poblado.
Manuel Bonet
[1]Cfr.http://www.ecured.cu/index.php/Cl%C3%ADnica_del_Neurodesarrollo_Rosa_Luxemburgo
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