jueves, 20 de octubre de 2016

Hermano Victorino de la Salle: Pro ecclesia et Pontifice. (I)

Con esta entrada cierro el ciclo de las condecoraciones que recibió el Hno. Victorino de La Salle. La edición del periódico no es buena, así que por más que intente completar los datos no pude, así que publicaré lo más importante de la nota.  Hoy publico una parte de la misma. 

La Medalla Pro Ecclesia et Pontifice ("Cruz de Honor"), es una condecoración papal institucionalizada por León XIII el 17 de julio de 1888, en la celebración de sus cincuenta años de ordenación sacerdotal y es conferida como premio a la fidelidad a la Iglesia y el servicio distinguido a la Comunidad eclesial por parte de Clérigos y Laicos.

Consiste en una cruz octogonal con la flor de lis en los cuatro cantones de la misma y con la imagen de dicho Papa, rodeada Por la frase «Leo XIII PM anno X» (León XIII, Pontífice Máximo, Año Diez de Su pontificado).

En el anverso de la medalla, sobre los brazos de la Cruz, aparecen representados cometas, que, con las flores de lis, forman el escudo de armas de la Familia Pecci, a la cual pertenecía el Papa León XIII. Grabadas en el reverso estan las palabras "Pridie" (Día Primero), "Kal" (de las kalendas), "Ianuar" (de Enero) y el año "1888".

En el reverso figuran los emblemas Papales (Llaves y la tiara de San Pedro) y El lema «pro Ecclesia et Pontifice».

Desde el pontificado de León XIII hasta el de Pablo VI, la cinta de la medalla fue de color púrpura, con dos franjas en blanco-amarillo, una a la derecha y otra a la izquierda.
A partir del pontificado de Juan Pablo II los colores son sólamente amarillo y blanco.

Te Deum en De La Salle y banquete al Hno. Victorino.

Un inicio brillante y solemne como se esperaba, tuvieron ayer los actos conmemorativos de las Bodas de Plata de la Federación de la Juventud Católica Cubana, cuya primera ceremonia consistiò en un Te Deum en la Capilla del Colegio de la Salle del Vedado- cuna de la Federación – y despues de un banquete de cerca de quinientos cubiertos en honor del Reverendo Hermano Victorino, fundador de la Federación y cuyo momento culminante consistió en la entrega al querido lasallista, por el Obispo Auxiliar de La Habana, Excmo. Monseñor Alfredo Muller, de la condecoración pontificia Cruz Pro Ecclesia et Pontifice, con la cual la Santa Sede ha querido testimoniar al Hermano Victorino su reconocimiento por un cuarto de siglo de intensa actividad apostólica.


Condecoración.

El Te Deum

A las seis y quince minutos de la tarde, con la entrada en la Capilla del Nuncio de Su Santidad, Monseñor José Burzio – que lo hizo bajo palio , dio comienzo el Te Deum que congregó en la amplia y hermosa capilla lasallista a una numerosa representación federada, ocupando los sitios de honor los Excelentísimos y Reverendísimos Monseñores Enrique Pérez Serantes, Arzobispo de Santiago de Cuba; Alberto Martín Villaverde, Obispo de Matanzas; Eduardo Martínez Dalmau, Obispo de Cienfuegos y Evelio Díaz, Obispo de Pinar del Río, Reverendo Hermano Victorino, fundador de la Federación, el Provincial de los Hermanos de La Salle, M. R. Hermano Alban José; los Conciliarios Nacionales Reverendos Padres Pedro Urrutia, O. F. M.  y Julián [], O. F. M., así como los seglares señores Miguel A. Suárez Leon, presidente de la Junta Nacional de Acción Católica Cubana, doctona Martha More, presidenta de la Juventud Femenina y doctor Andrés Valdespino, presidente de la Juventud Católica.

Bello, muy bello, el aspecto del altar.

Sus blancos mármoles resaltaban sobre el rojo de los cortinajes que fueron colocados detrás del altar y cubriendo todo lo largo de las barandas laterales del piso alto de la Capilla, a cuyos lados del altar fueron colocadas gran profusión de arecas, adorno floral que se completaba con grandes ramas de gladiolos rosadas.

El Nuncio de Su Santidad Monseñor José Burzio, Arzobispo Titular de Cortina, ofició en el Te Deum, cuya parte coral estuvo a cargo de la Coral de las Juventudes de Acción Católica, bajo la dirección de Martha Fernández Morell.

Uno de los preciados [] a la obra federada, el Excelentisimo y Reverendisimo Monseñor Eduardo Martinez, Obispo de Cienfuegos, pronunció una extensa y hermosa platica antes de iniciarse el Te Deum, haciendo un examen de la gran variación habida en el mundo en los últimos veinticinco años y la adorable labor de apostolado realizado en este ultimo cuarto de siglo por la Federación de la Juventud Católica Cubana, a cuya labor se debia buena parte del auge religioso de nuestra Patria.

Tomando por base una frase del Santo Padre, que pedia una juventud iluminada, abnegada y sacrificada, Monseñor Martinez Dalmau exhortó a los federados a proseguir su obra espiritual iniciada en 1928 y a llegar hasta el sacrificio si necesario fuere.

El Obispo de Cienfuegos hizo mención al influjo beneficioso que la Juventud Católica habia representado en el auge moral de nuestra Patria.

Reverso de la condecoración.


Folleto con cantos religiosos

A todos los asistentes al Te Deum les fue obsequiando un folleto con los cantos religiosos que seran usados en el transcurso de las Bodas de Plata y que incluye la Misa de “Angelis”.  (Diario de la Marina, 1953. 02. 12: 53)

Manuel Bonet Ochoa.

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