El Noviciado según la actual Regla
de los Hermanos de las Escuelas Cristianas es “la experiencia privilegiada de iniciación a
la vida religiosa del Hermano” (Cfr. Art. 90), en el cual debe darse un
encuentro personal con Cristo a través de la oración, el silencio, la vida
fraterna y comunitaria.
A la mañana siguiente de la toma
de hábito, la vida diaria tomaba un nuevo sabor para aquellos dieciséis
novicios: revestir la sotana que habían usado tantos Hermanos, algunos mártires
como el H. Salomón Leclerc, secretario general (1745 – 1792) o los mártires Lasallistas
de los Pontones de Rochefort: HH. Rogelio, Uldarico y León. Se sentían a gusto poniéndose la corteza,
ahora necesitaban ser troncos firmes.
B. Hno. Salomón Leclerc. Se estudia un milagro en tierra venezolana que podría llevarle a los altares. |
Primero el contacto con el
Fundador: Guibert, menos copiosa o Blain, más ejemplarizante. Eran las
biografías que se tenían a la mano. La Colección de varios trataditos,
probablemente la primera Regla de los Hermanos. Aprender de memoria algunos puntos:
el espíritu del Instituto, el método de oración, los temas de conversación de
los Hermanos. Además, el uso de las Meditaciones para todo el año de noviciado,
sin notas marginales, sin citas bíblicas señaladas, tal y como las habían usado
generaciones de Hermanos que oraban con ellas.
En la mañana de la Navidad,
podrían saborear aquellas palabras del Señor de La Salle que les recordaba: “Somos pobres Hermanos, olvidados y poco
considerados por la gente del mundo. Sólo los pobres vienen a buscarnos, y no
tienen nada que ofrecernos más que sus corazones, dispuestos a recibir nuestras
instrucciones” (MF. 86, 2,2)
Renovar su deseo de consagración,
en la fiesta de la Presentación del Señor: “Vosotros
os ofrecisteis a Dios cuando dejasteis el mundo. ¿No retuvisteis entonces nada
de vosotros mismos? ¿Os habéis entregado por entero a Él? ¿No habéis revocado
la ofrenda que entonces hicisteis a Dios? No debéis contentaros con haberos
ofrecido a Él una vez. Tenéis que renovar esta ofrenda cada día y consagrarle
todas vuestras acciones, no haciéndolas sino por él” (Cfr. MF 104, 2, 2).
La lectura diaria del Evangelio,
principal regla del Hermano así como la Imitación de Cristo. Además de la Regla escrita por La
Salle en 1718, y probablemente recién impresa que en 1901, se había vuelto a
imprimir con el sello de la Casa Madre en París. Aprender sus numerosos
detalles, para ser un buen religioso. Una regla “puntillosa” decía en mis años
de formación un Hermano español, pero que ha dado numerosos Hermanos santos,
vean ahí al Hno. Benildo Romancon, modelo de Hermano y de Hermano Director.
Santo Hno. Benildo Romancon. Modelo del Hermano Director, promotor incansable de vocaciones. |
En fin, el noviciado era crecer,
estirar los brazos para tocar el infinito, para “consagraros por completo a la
Santísima Trinidad, para contribuir, en la medida que pudieran, a extender su
gloria por toda la tierra. A este respecto, en el noviciado se debían penetrarse
del espíritu de vuestro Instituto, y animarse del celo con que Dios quiere que
estéis henchidos, llenos, para comunicar a los niños el conocimiento de este
sagrado misterio” (Cfr. MD).
Para octubre de 1902, el trabajo
debería estar hecho, el novicio había luchado por ser un hombre interior según
el modelo de san Juan Bautista de La Salle y podía unirse a través de los votos
religiosos de obediencia, castidad, pobreza, estabilidad en la sociedad para el
servicio educativo al cuerpo del Instituto.
San Juan Bautista de La Salle. Imagen que preside el retablo de la Iglesia de la Casa General, Roma. |
Lo que nadie podía prever era que
el Hermano Nymphas Victorin no podía emitir sus primeros votos porque no
contaba con la edad canónica, habría que esperar un poco más. El H. Exupérien
le envío una obediencia, no iría al Escolasticado por su excelente preparación lograda antes del noviciado,
sino al Pensionado de Nuestra Señora de Francia, pero eso es capítulo aparte.
Manuel Bonet