El exilio es una realidad
terrible difícil de expresar en su realidad semántica, sólo quien le ha vivido
sabe el significado profundo de su realidad. Siempre es terrible tomar esta
decisión, pero hay cientos de causas para tomar esta opción. El destierro del
Hno. Nymphas Victorin en 1904 fue motivado por la preservación de su vocación
como hemos visto.
Quien toma el camino del exilio,
no tiene mucho tiempo para despedidas. Si cabe una es para decir adió al padre
y a la madre. En 1963, el Hno. Victorino recordaba a grandes
rasgos aquellos momentos, no menciona al padre, pero si la despedida de su
madre. “Mi hermano y yo éramos menores; él de 16 y yo de 19. Aunque consciente
del sacrificio que hacía, nuestra madre nos animó a seguir la vocación despidiéndonos
con lágrimas, pero fuerte el corazón… Pudimos volverla a ver solo una vez 26
años más tarde, muriendo ella al poco tiempo” (Morales, p. 257).
No será el único Hermano
Lasallista que solicite abandonar Francia. El exilio de tantos Hermanos suponía un gran reto para los Superiores. Fuera
de Francia el Instituto contaba con una discreta presencia en algunas naciones,
y ahora, se necesitaban muchas fundaciones. Desde mediados del siglo XIX, las
peticiones de fundaciones en distintos países se amontonaban en alguna gaveta
de los archivos de la Casa General en París. Había que gestionar rápidamente las
posibles fundaciones, enviar Hermanos que lograsen abrir escuelas gratuitas en
aquellas latitudes y esto, lo más pronto posible.
En Canadá, el Hno. Asistente Réticius y el Visitador Bernard Louis
habían organizado el exilio del Distrito de Besancon, por lo cual 221 Hermanos atravesaran
el océano en busca de nuevas comunidades lasallistas. “El primer contingente, que embarcó en el Havre el 20 de febrero de
1904, estaba formado por novicios o Hermanos jóvenes, guiados por sus
formadores, los Hermanos Régis-François, Ribert-de-Jésus, Rembert y
Renobert-Jules” (Rigault, T. X, p. 49). Tras nueve días de travesía, para
los 70 Lasalianos que formaban este primer grupo, el barco “Champagne” hizo
escala en New York. Desembarcaron y en
la noche, tomaron el tren para Montreal, adonde llegaron el 1º de marzo de una
violenta tormenta de nieve.
Barco La Champagne. |
El Hno. Nymphas Victorin será
enviado al Escolasticado de Montreal inicialmente, él recordara sus primeros intentos
lasallistas en Canadá: “Pasé los mese finales del Curso en el Escolasticado de
Montreal, repasando las matemáticas a algunos estudiantes. En agosto me
destinaron a la Academia Comercial de Quebec para hacerme cargo de un Primer
Año de Comercio, que llamaban “clase especial”.
Efectivamente, la clase era
especial. Se componía de 17 alumnos, algunos mentalmente atrasados, y varios “cabezas
fuertes”, todos de 15 a 19 años… Yo era apenas mayor que ellos pues solo tenía
19 años. Tuve dificultades para dominarlos, pero a fuerza de paciencia llegué
al final del curso 1905 sin graves incidentes. Allí probé por primera vez las
bajas temperaturas invernales de aquellas regiones” (Morales, p. 27 – 28)
Se necesita siempre valor para
asumir el exilio.
Manuel Bonet
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