sábado, 21 de junio de 2014

Apóstol de los negros en Baltimore

Reconozco que la causa de canonización de la Madre María Lange me sorprendió, busqué y busqué y así puedo escribir este sencillo artículo sobre ella. Ojalá pronto la veamos en los altares, como modelo de mujer creyente y fuerte que buscó en todo anunciar el Evangelio a los negros libres o esclavos. 

Madre María Isabel Lange 


Nace: probablemente en 1874 en Santiago de Cuba
Fallece: el 3 de febrero de 1882 en Baltimore, Estados Unidos

La Revolución Haitiana obligó a mis padres a establecer su residencia en Santiago de Cuba, allí nací y al bautizarme me pusieron los nombres de Elizabeth Clarisse.  Como mi familia gozaba de alguna solvencia económica y recursos recibí una esmerada educación: música, bordados, pasamanería,  catecismo, letras y números.

Al inicio del siglo XIX nos establecimos en Baltimore, donde había una importante colonia de haitianos ricos y pobres.  Nuestra familia fue acogida con grandes muestras de cariño y aprecio  por otros conocidos que habían rehecho sus vidas en estas tierras. Participábamos en fiestas y bailes, pero mi corazón empezaba a inquietarse con las grandes desigualdades que veía a mí alrededor. Era muy notorio la diferencia entre ricos y pobres, negros libres y negros esclavos. Con la herencia dejada por mis padres abrí una pequeña escuela en mi casa para niños negros, libres y pobres. Para ello conté con la ayuda de mi amiga Marie Magdaleine Balas.   


En aquellos años conocimos al P. James Hector Joubert, S.S., a quien confiamos nuestro deseo de consagrarnos a Dios a través del apostolado de la oración. Sorprendido, con gran prudencia nos escuchó y pidió que siguiéramos orando y trabajando para descubrir la voluntad de Dios, pues a las mujeres negras no se nos permitía ingresar en ninguna congregación religiosa.

Seguimos trabajando en la escuela y dando catecismo y acogida a otros afroamericanos que se acercaban a nosotros. Fueron diez años de espera en los cuales se nos unieron otras dos mujeres:  Rosine Boegue y Theresa Duchemin.  Tras tantos años de espera, el P. James alentado por el Arzobispo de Baltimore, Mons. James Whitfied nos invitó a prepararnos para nuestra consagración.  El 2 de julio de 1929  emitimos nuestros primeros votos como. Al tomar en mis manos el hábito religioso cambie mi nombre por el de Madre María Isabel, mi amiga en la incertidumbre y la esperanza Mary Magdaleine, se llamó Sor María Francisca y aquel día surgió en la Iglesia, el Instituto de Oblatas de la Divina Providencia.



Al vernos con nuestro hábito religioso fuimos perseguidos por aquellos que se creían justos y no toleraban que las personas negras ingresaran en la vida religiosa, pero nosotras sabíamos quien nos había llamado a seguirle y quien nos sostenía. Aquella primera escuela se multiplicó en otras tres y pronto fuimos pocas para poder dirigirlas, así que llegaron otras jóvenes dispuestas a seguir a Jesús.

El P. Joubert pidió a un sacerdote amigo que tratara en Roma de la posible aprobación pontificia de la pequeña congregación religiosa. Con gran gozo supimos que el Santo Padre, Gregorio XVI  aprobó nuestra comunidad el 2 de octubre de 1831, éramos la primera congregación religiosa afroamericana fundada y aprobada  para mayor gloria de Dios.



En 1843 con la muerte del P. Joubert surge el desaliento en la comunidad religiosa, disminuyen los ingresos de vocación y a la vez, baja considerablemente  la cantidad de alumnos  en nuestros colegios.  Finalmente, una de las primeras religiosas, se marcha y funda una comunidad distinta, para ella guarde siempre gran aprecio y estima.

Algunos años más tarde conocimos al P. Thadeus Anwander, redentorista que nos ayudó a salir adelante esperando contra toda esperanza y nuestra comunidad se renovó y comenzó nuevamente a dar nuevas muestras de apostolado fecundo.  En plena epidemia de cólera nos dimos heroicamente a nuestro pueblo y yo perdí a una amiga de la primera hora, la Madre Ma. Francisca, mártir de la caridad.


Entre 1850 y 1860 los superiores me nombraron Maestra de Novicia de nuestro joven instituto y coincidió con una bonita época de expansión, pues dimos el brinco a Filadelfia, Nueva Orleans, Whashington, Filadelfia y Kansas. En mis manos depositaban a las futuras Oblatas de la Providencia. Con la ayuda de Dios y la experiencia de tantos años podía moldearlas en aquel primer espíritu que Dios nos regaló a las primeras Oblatas. Unidas en un mismo corazón y una sola alma vi como mis hijas se dirigían a nuevos centros de apostolado para dar acogida a los negros y predicarles el Evangelio.    

El 3 de febrero de 1882, a mis ochenta y ocho años escuché la voz de mi Amado que me llamaba a entrar en la gloria de mi Señor y así, sin estridencias me dormí en el Señor.            

Habitación donde falleció Mother Mary Lange

La obra iniciada por Madre María Elizabeth Lange dio el brinco a Cuba en 1900 a petición del Delegado Apostólico en nuestra nación: primero La Habana, luego Cárdenas, Camaguey, Marianao, Santiago de Cuba, Santa Clara, Santiago de las Vegas. La nacionalización de los colegios en 1961 hizo que se retiraran del país y se fundaran nuevas casas en otros países.      

El 3 de junio de 2013, fueron exhumados sus restos mortales en la Capilla de Nuestra Señora de la Providencia en Baltimore. 
Lugar donde reposan sus restos.


capilla de los fundadores 


Vitral de  Mother Mary Lange.
  

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