Reconozco que la causa de canonización de la Madre María Lange me sorprendió, busqué y busqué y así puedo escribir este sencillo artículo sobre ella. Ojalá pronto la veamos en los altares, como modelo de mujer creyente y fuerte que buscó en todo anunciar el Evangelio a los negros libres o esclavos.
Madre María Isabel Lange
Nace: probablemente en 1874 en Santiago de Cuba
Fallece: el 3 de febrero de 1882 en Baltimore, Estados Unidos
La Revolución Haitiana obligó a mis padres a establecer su
residencia en Santiago de Cuba, allí nací y al bautizarme me pusieron los
nombres de Elizabeth Clarisse. Como mi
familia gozaba de alguna solvencia económica y recursos recibí una esmerada
educación: música, bordados, pasamanería, catecismo, letras y números.
Al inicio del siglo XIX nos
establecimos en Baltimore, donde había una importante colonia de haitianos
ricos y pobres. Nuestra familia fue
acogida con grandes muestras de cariño y aprecio por otros conocidos que habían rehecho sus
vidas en estas tierras. Participábamos en fiestas y bailes, pero mi corazón
empezaba a inquietarse con las grandes desigualdades que veía a mí alrededor. Era
muy notorio la diferencia entre ricos y pobres, negros libres y negros
esclavos. Con la herencia dejada por mis padres abrí una pequeña escuela en mi
casa para niños negros, libres y pobres. Para ello conté con la ayuda de mi
amiga Marie Magdaleine Balas.
En aquellos años conocimos al P.
James Hector Joubert, S.S., a quien confiamos nuestro deseo de consagrarnos a
Dios a través del apostolado de la oración. Sorprendido, con gran prudencia nos
escuchó y pidió que siguiéramos orando y trabajando para descubrir la voluntad de Dios, pues
a las mujeres negras no se nos permitía ingresar en ninguna congregación
religiosa.
Seguimos trabajando en la escuela
y dando catecismo y acogida a otros afroamericanos que se acercaban a nosotros.
Fueron diez años de espera en los cuales se nos unieron otras dos mujeres: Rosine Boegue y Theresa Duchemin. Tras tantos años de espera, el P. James
alentado por el Arzobispo de Baltimore, Mons. James Whitfied nos invitó a
prepararnos para nuestra consagración. El
2 de julio de 1929 emitimos nuestros
primeros votos como. Al tomar en mis manos el hábito religioso cambie mi nombre
por el de Madre María Isabel, mi amiga en la incertidumbre y la esperanza Mary
Magdaleine, se llamó Sor María Francisca y aquel día surgió en la Iglesia, el
Instituto de Oblatas de la Divina Providencia.
Al vernos con nuestro hábito
religioso fuimos perseguidos por aquellos que se creían justos y no toleraban
que las personas negras ingresaran en la vida religiosa, pero nosotras sabíamos
quien nos había llamado a seguirle y quien nos sostenía. Aquella primera escuela
se multiplicó en otras tres y pronto fuimos pocas para poder dirigirlas, así
que llegaron otras jóvenes dispuestas a seguir a Jesús.
El P. Joubert pidió a un
sacerdote amigo que tratara en Roma de la posible aprobación pontificia de la
pequeña congregación religiosa. Con gran gozo supimos que el Santo Padre, Gregorio XVI aprobó nuestra comunidad el 2 de
octubre de 1831, éramos la primera congregación religiosa afroamericana fundada y aprobada para mayor gloria de Dios.
En 1843 con la muerte del P.
Joubert surge el desaliento en la comunidad religiosa, disminuyen los ingresos
de vocación y a la vez, baja considerablemente la cantidad de alumnos en nuestros colegios. Finalmente, una de las primeras religiosas,
se marcha y funda una comunidad distinta, para ella guarde siempre gran aprecio y estima.
Algunos años más tarde conocimos
al P. Thadeus Anwander, redentorista que nos ayudó a salir adelante esperando contra
toda esperanza y nuestra comunidad se renovó y comenzó nuevamente a dar nuevas muestras
de apostolado fecundo. En plena epidemia
de cólera nos dimos heroicamente a nuestro pueblo y yo perdí a una amiga de la
primera hora, la Madre Ma. Francisca, mártir de la caridad.
Entre 1850 y 1860 los superiores
me nombraron Maestra de Novicia de nuestro joven instituto y coincidió con una
bonita época de expansión, pues dimos el brinco a Filadelfia, Nueva Orleans, Whashington,
Filadelfia y Kansas. En mis manos depositaban a las futuras Oblatas de la
Providencia. Con la ayuda de Dios y la experiencia de tantos años podía
moldearlas en aquel primer espíritu que Dios nos regaló a las primeras Oblatas.
Unidas en un mismo corazón y una sola alma vi como mis hijas se dirigían a
nuevos centros de apostolado para dar acogida a los negros y predicarles el
Evangelio.
El 3 de febrero de 1882, a mis
ochenta y ocho años escuché la voz de mi Amado que me llamaba a entrar en la
gloria de mi Señor y así, sin estridencias me dormí en el Señor.
Habitación donde falleció Mother Mary Lange |
La obra iniciada por Madre María Elizabeth Lange dio el brinco a Cuba en 1900 a petición del Delegado Apostólico en nuestra nación: primero La Habana, luego Cárdenas, Camaguey, Marianao, Santiago de Cuba, Santa Clara, Santiago de las Vegas. La nacionalización de los colegios en 1961 hizo que se retiraran del país y se fundaran nuevas casas en otros países.
El 3 de junio de 2013, fueron exhumados sus restos mortales en la Capilla de Nuestra Señora de la Providencia en Baltimore.
Lugar donde reposan sus restos. |
capilla de los fundadores |
Vitral de Mother Mary Lange. |