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martes, 30 de septiembre de 2014

A modo de presentación.

Hace unos días he recibido después de varias peripecias un libro sobre el Hermano Victorino. Mi amor hacia los libros es una vieja tradición que hizo que en algún momento me apropiara de unas palabras de Borges para ilustrar mi tesis en la universidad: "Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mi  se refiere, no puedo imaginar un mundo sin libros". Así que los libros siempre son una grata sorpresa en mi vida.

En esta ocasión, la llegada del ejemplar de Hermano Victorino: itinerario evangélico, obra del Hno. Alfredo Morales (1994), era un libro esperado y anhelado. La llegada del ejemplar traía sobre sus pastas un poco de aventura. 

En julio, después de publicar alguna entrada sobre el Hno. Victorino en este blog, un amigo me ofreció un ejemplar de la obra del Hno. Alfredo. En el verano el libro salió de Miami y llegó a San Luis Potosí, México, pero las oficinas del colegio estaban cerradas y lo regresaron  a su destinatario. Sabiendo mi amigo y yo lo que había pasado lo volvió a enviar y ahora sí, en la primera quincena de septiembre llegaba finalmente a mis manos después de muchos kilómetros recorridos.

Me lo leí casi de un tirón, lo releí nuevamente en busca de esa huella propia, tratando de entender a este hombre callado, aparentemente insignificante y paradójicamente,  transformado en un ciclón que revolucionó a la Cuba del siglo pasado. No se ofenda quien le haya conocido, si le etiqueto con esos adjetivos que no son míos, así me lo describieron a mí, allá por los últimos años del siglo pasado cuando asistía con gran entusiasmo a las convivencias vocacionales en la casa de los Hermanos de La Salle. 



Para quienes le conocieron quedaron en ellos grabados muy claramente los principales elementos de su vida:

  • Amor por Cuba y los cubanos: No se puede entender su vida y su obra, si no es en Cuba y desde Cuba. Vivió durante medio siglo las luces y sombras, las necesidades y las esperanzas de nuestro pueblo y su historia y en medio de ese torbellino concibió sus más importantes obras.


  • Hombre de Dios: Quien entablaba un sencillo diálogo con él, pronto descubría un cierto sabor a Dios en su porte, en sus palabras, en sus gestos. La vida no se improvisa y en el caso del Hermano Victorino, buscaba en medio del diario cotidiano el poder encontrarse a solas con Dios, para hablarle a El de sus alumnos y cuando estaba con sus alumnos y ex - alumnos que se cuentan por generaciones, poder hablarles a ellos de Dios.    


  • Hombre de Iglesia: Nunca quiso una obra de capillas ni colegios, pensó en cómo los cubanos podían construir su Iglesia inclusiva, sin clases sociales, donde Jesús Resucitado fuese anunciado con total entrega y generosidad. Lo logró, en medio de tantas dificultades aquellas multitudes supieron dar testimonio de la fe vivida. 


Me ha tocado conocerle a través del testimonio de aquellos que le conocieron o vivieron con él. Aplaudo a los ex - alumnos que desde Miami han empujado la apertura de su causa de canonización, esperemos que pronto le veamos en los altares, pero mientras tanto me animo a escribir algunas cosillas sobre su persona en este espacio, bajo la sombra de las palmas cubanas. 

Manuel Bonet.     

sábado, 21 de junio de 2014

Promotor de la Acción Católica en Tarragona

En alguna entrada anterior, publiqué un artículo sobre el Beato Alfeo Bernabé, Hermano Lasallista en Cuba. En esa ocasión mencione al Beato Jenaro, quien también laboró en nuestro país en el colegio La Salle de El Vedado. 



No había caído en la cuenta de que su presencia en este colegio coincidió con la fundación de la Acción Católica. No es ficción que el Hno. Jenaro haya participado como  observador y testigo del trabajo de los primeros religiosos que laboraron en esta obra laical de la Iglesia. 

Cuando el Hno. Jenaro fue fusilado en el cementerio de Torredembarra, sus restos fueron enterrados en una fosa común en esta ubicación. al terminar la guerra civil española sus restos fueron identificados y conducidos a la casa "San José" de Cambrils y más tarde a la Cripta Martirial de SanT Martí de Sesgueioles.  El 13 de octubre de 2013 fue beatificado en Tarragona. Días antes, un cuadro con una foto suya fue entronizada en su natal Tortejada, Teruel.



Fecha de nacimiento: 3 de diciembre de 1902 en Tortejada, Teruel.
Fecha de martirio: 11 de noviembre de 1936 en  Torredembarra.
Beatificación: 13 de octubre de 2013 en Tarragona.

Me llamo Mariano Navarro  Blasco, natural de Tortejada, Teruel e hijo de Pedro y Filomena. En mi infancia pasaban los Hermanos reclutadores por nuestro pueblo motivando a los chicos a ser generosos con Jesús y seguirle en la vida consagrada. Uno de mis amigos, José Esteban fue el primero en marchar al Noviciado Menor de Cambrils. Yo tenía doce años y también quise acompañarle, pero mi edad imposibilitó mi ingreso en ese año en la casa de formación. Tuve que esperar dos años más tarde para poder dejar mi casa y mi familia en pos de Jesús al estilo de Juan Bautista de La  Salle.

En la fiesta de Todos los Santos de 1918 recibí el hábito religioso y me pusieron el nombre religioso  de Hno. Jenaro. Aquella mañana el maestro de novicios nos había dirigido la meditación tomando el texto de nuestro Fundador: “desde que se usa este hábito no se tiene otra idea que la de permanecer en esta comunidad toda la vida”. Al ponerme el hábito pedí al Señor poder perseverar e mi vocación hasta el final de mis días.



Al terminar el noviciado en Els Hostalets de Llers fui enviado a la casa de Bujedo a prepararme pedagógicamente para desempeñar mi vocación como Hermano Lasallista.

Mi primera obediencia llegó en 1920, al destinarme a la escuela “Sagrado Corazón” de Cambrils. Aquí empecé mi labor   docente y guardo hermosos recuerdos de esos primeros meses. En 1922 fui destinado al Colegio “Sagrado Corazón” de Tarragona.  Coincidió mi llegada con el traslado de los locales desde la calle Roger de Llúria a los terrenos de la calle de Estanisau Figueras. El nuevo edificio estaba en construcción, y por doquier había cemento, ladrillos y yeso. El Hno. Director Agapet – Marie viendo la escasez de personal y el aumento de chicos buscaba opciones para los nuevos desafíos escolares.      

En 1928 cuando las obras de construcción en el edificio terminaba y llegaban nuevos Hermanos para reforzar la obra lasallista  me destinaron al colegio San Juan Bautista de La Salle en El Vedado, Cuba.



Por entonces el Hno. Victorino de la comunidad lasallista de El Vedado había dado inicios a la Acción Católica y aunque algunos Hermanos no veían a bien aquella obra externa, sin embargo aquella pequeña semilla dio frutos abundantes en el colegio y en el país. Numerosas vocaciones al sacerdocio, a la vida religiosa y al matrimonio fueron el resultado de su empeño y de tantos sacrificios.

En 1931 regresé a España, ahora iba con destino al colegio “Sagrado Corazón” de  Manlleu y en 1933 a mi querido colegio de Tarragona. En estos colegios intenté aplicar lo observado y vivido por los Hermanos en Cuba: promover la relación cordial y fraterna con los alumnos, atraer a los antiguos alumnos para vivir con ellos su fe adulta, comprometerlos en obras apostólicas. Cada encuentro con ellos era un modo de hacer presente a Dios en sus vidas y acompañarles nuevamente en las prácticas sacramentales, en las Misas y devociones escolares. Con ellos empecé el apostolado de Acción Católica, promoviendo las prácticas espirituales en los chicos de Bachillerato y Comercio.   


Buque Río Segre

Al empezar la guerra civil española, fui detenido y encarcelado en el barco – prisión Río Segre. Allí me encontré con numerosos compañeros de mi Comunidad Lasallista, sacerdotes, religiosos y seglares. En la saca del 11 de noviembre de 1936 fui elegido al azar y con un grupo de otros 23 presos fuimos llevados a tierra. En el grupo iban algunos sacerdotes, varios Carmelitas de la Enseñanza y el Hno. Gilberto de Jesús de la comunidad de la “Casa Provincial – Procuradoría – Bruño” de Barcelona, que se hallaba en la casa “Sagrado Corazón” de Cambrils recuperando la salud. En el puerto nos obligarn a subir a un camión y en el pueblo de Torredembarra alcanzamos la palma del martirio. 




martes, 17 de junio de 2014

Beato Alfeo Bernabé Núñez Alonso: el maestro de los pequeños en el Vedado

Recuerdo los paseos comunitarios a las ruinas del Colegio "San Juan Bautista de La Salle" del Vedado y a la Escuela Parroquial gratuita anexa. Entre las ruinas de lo que fue esta obra escolar lasallista asomaban anécdotas de algunos Hermanos que aquí vivieron. Allí sigue, testigo mudo de las generaciones de cubanos que fueron educados bajo los principios de "Dios, Patria y Hogar". 


En la entrada principal aún brilla, algo borrada por el tiempo la estrella lasallista.


A lo largo de la República, Hermanos Lasallistas de numerosos países desarrollaron su ministerio educativo en sus salones y patios. Entre 1928 y 1932 los Hermanos de los distritos españoles decidieron ir a Cuba para evitar el servicio militar obligatorio pues las leyes militares establecían su estancia por tres años normalmente lejos de las comunidades y de toda expresión religiosa. Entre 1925 y 1930, la estancia en el Ejército se vio reducido a dos años para todos los hombres mayores de edad. Entre 1930 y 1936 se reduciría a un año. Estos cambios y ajustes en la política española permitiría que algunos religiosos lasallistas españoles dieran clases en los colegios cubanos. Cuando el crisol de la persecución les alcance en 1936, algunos serán testigos de Cristo Crucificado.

Hermanos Lasallistas mártires que fueron educadores en el Colegio S. Juan Bautista de La Salle (El Vedado, La Habana):

Beato Alfeo Bernabé Núñez Alonso
Beato Jenaro Navarro Blasco



Me ocupare en este primer momento del Hno. Alfeo Bernabé.

Lugar de nacimiento: 11 de junio de 1902 en Santa María del Invierno (Burgos)
Lugar de martirio: 31 de julio de 1936 en el Paseo de San  Antonio,  Tarragona.
Beatificación: 13 de octubre de 2013 en Tarragona.
Sus restos se encuentra en San Martín de Sasgayolas. 



El día que nací, la Iglesia celebraba la fiesta de san Bernabé, apóstol de Jesús. Cuatro días más tarde fui bautizado y mi padre recordó mi nacimiento y las campanas tocando a fiesta, por eso me llamaron Bernabé. 

Cuando el Hermano promotor vocacional pasó por el colegio, yo levanté mi mano porque quería ser Hermano. A mi papá no le agradó mucho la idea, pero finalmente aceptó y me dio su bendición. Con la bendición de mis padres y la alegría de haber podido responder a la llamada de Jesús para seguirle como hizo con Andrés y Juan, llegué al Noviciado Menor de Cambrils en 1916. Tenía catorce años.

Dos años más tarde, al pedir mi ingreso al Noviciado fui enviado a Hostalets. En la ceremonia de la toma de hábito recibí un nombre nuevo, Alfeo Bernabé.  Al vestir el hábito religioso las palabras del Hermano Visitador se grabaron a fuego en mi corazón: "Vistiendo el hábito deben, en consecuencia, ser hombres nuevos, creados en justicia y santidad... según san Pablo...Vuestro exterior debe ser santo...modesto y recatado".  Eran un proyecto de vida para vivir cada día lo que durasen nuestras vidas y me empeñé en vivirlo. Al terminar el Noviciado, pude pronunciar mis primeros votos religiosos y ante el altar, le pude decir al Señor: para siempre Señor, para siempre.




Fui destinado a Bujedo para formarme como religioso lasallista, pero en las clases se me amontonaban las letras y los números, sin embargo, para los trabajos manuales se despertaba mi ingenio y creatividad. En esta casa permanecí seis años, mientras se levantaba la Casa de Formación junto al señorial monasterio  benedictino. No había trabajo pesado en el que no me desempeñara con abnegación y fortaleza.

En 1928 al ser llamado a las filas del ejército, pedí ser enviado a Cuba, para evitar permanecer fuera de mi querida comunidad lasallista. Durante veinte días navegué en un vapor antes de llegar a La Habana. El Hermano Visitador de las Antillas me destinó a la clase de los pequeños del Colegio La Salle de El Vedado. 



Durante tres años (1928 - 1931) disfruté el poder dar clases a los más pequeños de este colegio. Mis pequeños avanzan: escriben sus primeras letras, los números, aprenden el catecismo. Los papás están contentos y a mi me reboza el corazón de contento.  ¿Cómo he logrado poder mantener el silencio y el orden en medio de mis chiquillos atolondrados y conversadores?   Aplicando los consejos de mi querido Fundador: "Si usan con ellos firmeza de padre para sacarlos y alejarlos del desorden, deben sentir también por ellos ternura de madre, para acogerlos, y procurarles todo el bien que esté en sus manos"  

En 1931 al cumplir mi tiempo de servicio militar en Cuba regresé a España, aquí fue destinado al Colegio - Comunidad de Bonanova, en Barcelona. Mi estancia en este colegio duró muy poco, pues en este mismo año fui destinado al Colegio - Comunidad del "Sagrado Corazón" de   Tarragona.  

El 18 de julio de 1936  me encontraba en Madrid cuando estalló la persecución religiosa. Me encontraba con otros cuatro Hermanos a quienes nos habían pedido viajar a nuestros pueblos natales, para dedicarnos al apostolado vocacional. Vestidos de religiosos eramos presas fáciles para los milicianos, por lo cual nos deshicimos de ellos y vestidos medianamente bien, anduvimos por la ciudad unos diez días sin tener donde refugiarnos. Habiendo escuchado en la radio que se habían restablecido las comunicaciones ferroviarias con Barcelona, regresamos el día 29 de julio. 

Acompañado por el Hno. Alejandro Antonio nos bajamos del tren en Tarragona, mientras los otros siguieron a Barcelona.  En cuanto pisamos la estación de ferrocarril, los milicianos sospecharon que eramos religiosos, y nos detuvieron. Nos condujeron al Paseo San Antonio y allí fuimos fusilados por ser religiosos educadores. Era el 31 de julio de 1936. 




  


  



 

Hermanos de La Salle en Cuba

Para quienes me siguen, les llamará la atención que siendo un espacio para hablar de la santidad en Cuba, hablé de la presencia de una congregación religiosa en mi tierra. Pues bien, seis Hermanos Lasallistas calleron mártires de Cristo en 1936 fueron maestros, catequistas, hermanos mayores, ministros de Dios y ángeles custodios de la niñez y juventud en Cuba, por eso creo necesario hacer una breve introducción  primero de la congregación religiosa para la cual son gloria y corona.


Al inicio del mes de septiembre de 1905 llegaban al puerto de La Habana un grupo desconocido para la población habanera, se llamaban Hermanos y usaban un hábito totalmente distinto a los vistos en las calles. Días más tarde abrían dos obras escolares en la capital. Poco a poco fueron demostrando de lo que era capaz aquel grupito de religiosos franceses que desde un primer momento se hicieron cubanos. su pedagogía y estilo educativo llamaba la atención porque:

"Nunca antes en ningún colegio, había visto los ya expertos aquellos cristales, por ejemplo, que interrumpían la continuidad de los muros, detrás del elevado buró del maestro, y que nos dejaban ver, al otro lado, la espalda del profesor de la clase contigua. Nunca antes se había hecho vestir a los alumnos con aquellas batas o delantales azules que a nosotros nos pusieron. Nunca antes colegial alguno en Cuba había escuchado el apremiante "¡Tic, tic!" de aquellos curiosos palitos que usaban los Hermanos".( Boletín de los Antiguos Alumnos Lasallistas) 


La fundación del instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en Cuba, México, Panamá y otros muchos países en este año y los siguientes de la primera década del siglo XX, respondía a la desamortización francesa. Cientos de religiosos salieron de su tierra natal, para desperdigarse por otras latitudes geográficas. Cuando aquel gigante de la caridad, Raoul Follerau, visitará las instituciones dirigidas por franceses en otros continentes usará tres expresiones que no puedo omitir: el Padrecito Combes a quien firmará la supresión de los institutos religiosos en Francia; el ministro de sanidad, san Vicente de Paúl y el ministro de educación, san Juan Bautista de La Salle.


Los Hermanos de La Salle fundaron numerosos colegios en Cuba para ricos y pobres: Colegio "San Juan Bautista de La Salle" del Vedado (1905 - 1961); Escuela del Niño de Belén (1905 - 1929), después la Academia Comercial La Salle (1920 - 1961); Colegio Nuestra Señora de la Caridad de Santiago de Cuba (1907 - 1961); Colegio Sagrado Corazón de Guantánamo (1914 - 1961), Colegio San Cristóbal de Regla (1915 - 1933) y Colegio San José de Marianao (1918 - 1961) entre numerosas obras escolares donde los Beatos HH. Jenaro, Edmundo Ángel, Emerio José, Alfeo Bernabé, Félix Adriano, Angel Amado, los siervos  de Dios Hno. Victorino y el Hno. Juanito dieron testimonio de su diálogo con Dios para hablar de Dios con los niños y jóvenes a ellos confiados.          

Hno. Victorino