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miércoles, 20 de abril de 2016

Las escuelas de las Siervas de María en Cuba (1900 - 1917)

Con esta segunda entrada sobre las escuelas de las Siervas de María en Cuba termino este interesante tema que es parte de la educación católica de nuestro país.

En torno a 1913 el Gobierno General de las Siervas de María tras una larga revisión de sus Constituciones, abandonaron aquellas obras apostólicas que no correspondían al carisma recibido por el Espíritu Santo a su fundadora: la asistencia de enfermos a domicilios, por lo cual abandonaron de una vez los colegios.

Santa Maria Soledad Torres Acosta
fundadora de las Siervas de María Ministras de los Enfermos


  • Colegio de la Purísima en Manzanillo.


Tras la Guerra del 95 y durante la dominación norteamericana de la Isla, se vio la necesidad pronta de abrir escuelas, cambiando los fusiles y machetes por cuadernos y lápices. El Padre Acevedo quiso dar a Manzanillo un colegio católico. Para ello pidió a las Siervas que rigiesen aquella obra que apenas empezaba a esbozarse. Un colegio católico en la ciudad contrarrestaba las numerosas escuelas laicas y protestantes que se establecieron en todo el país.

La inauguración del Colegio de la Purísima Concepción tuvo lugar en el mes de agosto de 1901. Según los Apuntes historiales el reglamento a seguir constaba de 12 artículos, y estaba fechado el 8 de agosto de 1901, así como firmado por la Superiora Sor Coralina Zabalza, siendo la  Directora del Colegio con título de Maestra Superior, Sor Mercedes Vaamonde[1].

El Colegio de La Purísima Concepción,  ubicado al lado de la iglesia y fundado en 1901 por las religiosas de las Siervas de María, bajo cuya dirección estuvo hasta 1917 y luego pasó a ser dirigido por la Srta. Caridad Soto Figueredo[2].


[1] Apuntes., pág. 687.
[2] http://librinsula.bnjm.cu/secciones/268/expedientes/268_exped_1.html

  • Colegio de Cienfuegos


Debido a la deuda contraída con el obispado de La Habana para la construcción del convento de la ciudad de Cienfuegos, y tras la grave situación económica que vivieron durante la guerra del 95, la comunidad se vio en la necesidad de abrir un colegio para poder pagar las deudas que le aquejaban. Este colegio tuvo una corta duración.


Fachada del Colegio - Asilo de San José de Cárdenas.

  • Colegio – Asilo San José de Cárdenas


Probablemente después de la salida del Colegio Llaca, las Siervas en Cárdenas aceptan la dirección del Colegio – Asilo San José, obra de la cual no tenemos muchos detalles.  Según Teresa Fernández Soneira lo describe de este modo:

En la ciudad de Cárdenas faltaba un colegio para la infancia pobre y desvalida. Poco a poco surgió uno de la nada gracias a la generosidad y esfuerzo de algunas señoras católicas. Propiamente era un internado para huérfanas o hijas de familia de instrucción deficiente o nula, que permanecían en el colegio hasta muy entrada la adolescencia, así como niños hasta la edad de diez años, en condiciones análogas.

El centro no tenía bienes fundacionales que aseguraran su subsistencia, pero los católicos de Cárdenas lo miraban con inmensa simpatía y contribuían a que  no faltara a sus niños el “pan nuestro de cada día”. [1]

El P. Angel Abad, c.m.f., en su obra “Historia de las parroquias de Cárdenas y Varadero”  explica el origen de esta obra de la siguiente manera:

El barrio de Mijala comenzó a animarse con los grupos de niños y niñas que pedían caritativo albergue en aquel palacio de la infancia colocado bajo los maternales cuidados de las Siervas de María. Pero no siendo la misión de estas monjitas los asilos sino más bien los enfermos a domicilio fueron sustituidas el 9 de abril de 1918 por las hermanas de la Caridad del Sdo. Corazón de Jesús.

Doña Eugenia Segrera de Sardiña junto a otras señoras de las Conferencias de San Vicente, en 1906 dieron inicio al Colegio – Asilo de San José.  A las Siervas de María se les pidió que regentaran dicha obra, las cuales aceptaron prontamente. Un año más tarde, abría sus puertas tal importante obre de caridad. En la portería del edificio se podía leer una tarja con la siguiente nota:

"Al entrar en este sagrado recinto bendiciréis la Divina Providencia y la imperecedera memoria de la distinguida dama cardenense Sra. Da. Eugenia Segrera de Sardiña que arrostrando trabajos y dificilísimas dificultades, con la ayuda de la Conferencia de S. Vicente de Paul, con fondos propios y muy señalados de este pueblo de Cárdenas edificó y fundó este Asilo Católico para niños huérfanos, blanco único de su caridad cristiana, bajo la dirección de las Religiosas Siervas de María. Cárdenas, 16 de enero de 1907."

Manuel Bonet


[1] Cuba. La educación católica …, pág. 333.

viernes, 15 de abril de 2016

Las escuelas de las Siervas de María en Cuba (1875 - 1900)

Hay en la casa, dos tomos de la obra Historia de la educación católica en Cuba1582 - 1961 de la querida Teresita Fernández Soneira, que recogen parte del legado educativo de la Iglesia a nuestra patria. En alguna conversación vía internet, salió el tema  que hoy me ocupa y la existencia de fuentes que precisan la existencia de escuelas regentadas por las Siervas de María Ministras de los enfermos en Cuba. Desgraciadamente no contamos con las listas de aquellas que en otrora calendas fueron educadas por ellas por la destrucción de sus archivos en 1961.  De la  labor  escolar desempeñada quedan memoria en dos mujeres grandes, heroicas: Josefa Segovia, cofundadora de la Institución Teresiana y la Madre Ma. Soledad Sanjurjo, Sierva de Maria, ambas camino a los altares. 

  • Colegio de Santiago de Cuba (1876 - 1879)


Al llegar las primeras Siervas de María a Santiago de Cuba el 8 de marzo de 1875, en las inmediaciones del edificio donde se alojarían, hoy el actual Templo de los Desamparados, se tenía una pequeña escuelita para las niñas de la barriada a las que se les dio vacaciones por tiempo indefinido. En junio de 1876 volvió a abrirse el colegio, que se puso bajo la dirección de Sor Caridad Vieites. Este colegio cerrará en 1879 al verse obligadas las Hermanas a dejar la dirección del mismo para poder asistir a los numerosos enfermos de cólera en la ciudad. La Hermana encargada de la instrucción era Sor Caridad Vieites. 

  •       Fundación del Colegio Llaca de Cárdenas.(1890 – 1900)

En el mes de enero de 1890, durante la visita de la Rvda. Madre General Josefa Díaz a las comunidades de Cuba, estando en el Hospital de Cárdenas, se comentó otra  fundación en esta ciudad. Los médicos D. Octavio Smith y D. Joaquín Otazo, comentaron el deseo que abrigaban de poder contar con una casa para asistencia a domicilio y que se encargaran de la educación de la juventud. La Madre General contestó que no tenía inconveniente en acceder a su súplica, siempre que pusieran a disposición de las Hermanas una casa o local apropiado. Como ninguno de los señores poseía los recursos en ese momento para hacer realidad su sueño, aquel asunto quedó en una plática de carácter filantrópico sin mayores respuestas.

En un momento posterior que no podemos cifrar, se hallaba la Madre Filomena con Doña Teresa Pozo de Vega, quien retomó el proyecto y sugirió pedir al Ayuntamiento el “Colegio Llaca”.



El Colegio Llaca fue inaugurado el 25 de julio de 1885 y recibió éste nombre en honor a su principal donante y promotor Don Francisco de la  Llaca y Sotero, alcalde de la ciudad. Este alcalde donó sus salarios correspondientes, de su cargo, durante los años 1883 y 1885, para la creación de esta escuela, apoyado por los vecinos con sumas de dinero y materiales. Ubicado en Real esquina a Minerva, está destinado a estudiantes de ambos sexos con carácter privado. Tres años después pasa a ser regentado por la Congregación “Siervas de María”[1].

Animadas y motivadas, las Hermanas solicitaron al Excmo. Sr. Ayuntamiento de esta ciudad, el nombrado colegio, que les otorgado como vivienda con la sola condición, de que habían de dar educación a las niñas. Por lo cual se firmó el acta de fundación el 13 de diciembre de 1890.

Puesto que las Hermanas no podían abandonar el Hospital y se necesitaban más religiosas para poder establecerse en el Colegio, la comunidad postuló entre conocidos hasta que obtuvo lo suficiente para costear los pasajes de las que habían de encargarse del colegio.  Sor Gabriela Pastor se esmeró y preparó todo para la llegada de las Siervas a las instalaciones escolares.

La comunidad estaba formada por Madre Elisa de Diego como Superiora, Sor Agueda Aldás, Sor Beatriz Urrutia, Sor Isidora Gorricho, Sor Idelfonsa Azcoidi, Sor Laura Ureñal y Sor Salvadora Adrían.  Inicialmente pasaron algunas necesidades, pues no se contaba con ningún tipo de apoyo económico, providencialmente recibieron un donativo de treinta pesos y el dueño de un almacén de comestibles les regaló un pedido que le hicieron.

Pronto el colegio comenzó su andadura de la mano de las Siervas de María. Las niñas se sentían en casa y las religiosas se empeñaban en dar lo mejor de sí.

Las dificultades no se hicieron esperar y estas vinieron de la mano del Cura Párroco que les depojó sin ninguna razón del Reservado. En dos ocasiones hizo lo mismo, obligándolas  a ir a la Parroquia a hacer las visitas por espacio de cuatro años seguidos.  Después de la tormenta sobrevino la calma, dando ejemplos de resignación y paciencia las Siervas de María.

Tras diez años de servicios, el Ayuntamiento adoptó la resolución de obligarlas a desalojar el edificio para cederlo a otros,  recibiendo la noticia a través de un comunicado. Enterada la población de dicha medida, protestó con energía. Las señoras Doña Rosa Castro de Zaldo, Doña Eugenia Segura de Sardiñas y Doña Enriqueta Casanova de Carol recogieron firmas en la población con la finalidad de que se dejase a las Siervas al frente del Colegio Llaca. La presión popular logró que el Ayuntamiento desistiese de su intento, pero muy pronto con el gobierno interventor por medio, las Hermanas dejaron el  colegio para siempre.

Durante estos diez años no se preocuparon las religiosas por proveerse de alguna residencia que les acogiera en caso de necesidad. Al ver por terminados sus servicios en el colegio, a dónde se dirigirían. Con la ayuda del Dr. Smith y su familia, quienes con ayuda de las principales señoras de la ciudad organizaron una suscripción que les permitió reunir dos mil doscientos pesos. Con aquella cifra, más los donativos de las casas de La Habana, Colón y el Hospital de Cárdenas, pudieron comprar un solar y hacer una casa nueva, a la cual se trasladaron el 28 de diciembre de 1900 e inauguraron su capilla el 6 de enero de 1901.
  •         Fundación de la Casa – Colegio en el Carmelo,  La Habana (1893)[1]

La Madre Purificación Chillarón, superiora de la casa de La Habana y Visitadora del resto de las casas en Cuba, se fijó en el pueblecito de El Carmelo, en aquellos años cercano a La Habana, hoy formando parte de la misma, para construir o comprar una casa donde las Hermanas pudieran ir a tomar los baños y descansar después de las numerosas jornadas de asistencia.  Por lo cual solicita permiso  a principios de 1893 a Mons. Manuel Santander y Frutos para comprar una casa en esta localidad por el precio de $ 1600.00 pesos.



Confiada en la Providencia, encomienda la obra a San José y compra la propiedad, a pesar de las contradicciones construye una capilla de nueva planta y suficientes habitaciones para acoger a las Hermanas necesitadas de descanso físico y espiritual. Finalmente, el 5 de noviembre de 1893 se bendice la capilla con el nombre de Nuestra Señora de la Salud, siendo la Madrina, la Sra. Dña. Juana Cayrós de Ruíz. Las Siervas de María se contaban en número de hasta treinta y seis pues las casas cercanas quisieron acompañar a la Madre Purificación en la bendición de aquella casa que era para todas.

La comunidad estuvo inicialmente formada por Sor Carolina Barbarín como Hermana Mayor, Sor Rafaela Jiménez y Sor Irene Gallego.

El día 8 de enero de 1894 se abrió el colegio asistiendo 22 alumnos de ambos sexos, que nunca antes habían asistido a clases ni tenían noción de  religión.  La matrícula ascendió hasta setenta y dos en poco tiempo.  Para el próximo curso se inscribieron 50 alumnos en el colegio.

Aquella casa pensada inicialmente en lugar de descanso para las Hermanas fatigadas y cansadas, se convirtió en lugar de cultura y conocimiento donde la caridad reinaba extendiéndose a los habitantes de aquel poblado.

Manuel Bonet



[1]  Apuntes, LXXVII Fundación de la Casa Colegio en el Carmelo, La Habana, pág. 664 – 665. 



[1]Cfr.http://www.ecured.cu/index.php/Cl%C3%ADnica_del_Neurodesarrollo_Rosa_Luxemburgo






domingo, 8 de marzo de 2015

La caridad debe reinar

Hoy se celebran 140 años de la presencia de las Siervas de María en Cuba, y no he querido perder la oportunidad de recordar este aniversario porque pertenece a nuestra historia. Probablemente ellas no pondrán la nota en la prensa y será una celebración en su capilla, en medio de sus actividades diarias, pero no podía callar este aniversario.



El martes 16 de febrero de 1875, el periódico La época publicaba una pequeña nota:

  Con el Señor Conde de Valmaseda van a Ultramar el señor obispo de Puerto Rico, su provisor don Pablo Buitrago, secretario Díaz Caneja y fiscal eclesiástico D. Eugenio Lorenzo. Van también el señor vicario sede vacante de Cuba, D. José Orberá, con su capellán el joven D. Juan Navarro y Ojeda, que acaba de licenciarse en Toledo, y además ocho Siervas de María con su superiora la conocida madre Victoria, que van a prestar sus servicios de su ministerio para con los enfermos en Santiago de Cuba, donde se proponen hacer una nueva fundación”.     

Santa Soledad Torres Acosta
Fundadora

Aquella mañana en el muelle, Madre Soledad Torres Acosta, agitaba su pañuelo en señal de despedida por sus religiosas que marchaban a Santiago de Cuba, muy cerca de ella, el P. Angel Barra le acompaña. Era un viaje sin retorno y para la pequeña Fundadora, entre las lágrimas y los abrazos de despedida hubo unas últimas palabras de esperanza: 

- "Adiós, hijas mías, hasta la eternidad". 

El 17 de febrero el vapor Santander en que marchaban, tuvo una breve estancia y más tarde en pleno océano, unos días de tempestad y de susto, en que los mismos marinos daban ya sus vidas por terminadas. Mientras las religiosas hacían vida de convento en sus camarotes, mareadas todas, con excepción de Sor María Caridad Vieites que pude atenderlas. 

- ¿Quiénes son estas monjas que van a Santiago de Cuba? - pregunta un marinero.

- Son las Siervas de María- le contesta otro que intenta organizar las vituallas. 

Son las Siervas de María, Ministras de los enfermos que respondiendo al deseo de Mons. Obrera, gobernador eclesiástico de esta ciudad les ha pedido que vayan a cuidar a los enfermos allende el mar. Son  Madre María Victoria Bugía, que viene como superiora, Sor María Visitación Yagüe, primera Consiliaria y Económa; Sor María de la Piedad Santa Olalla, segunda Consiliaria; Sor María del Rosario Carvajal, tercera Consiliaria, Sor Expectación Alonso, secretaria; y con el cargo de Maestra de novicias, Sor María de Santa Filomena García;  Sor María Caridad Vieites, y Sor María del Sacramento.

Mons. Orberá y Carreón,
gobernador eclesiástico de Santiago de Cuba y obispo de Almería


El miércoles 3 de marzo llegaron a Puerto Rico y se trasladaron a San Juan para asistir a la toma de posesión de Mons. Juan Antonio Puig y Montserrat, O. F. M., que en altamar quiso una fundación en su diócesis.  Se hospedaron con las Hijas de la Caridad que les atendieron con gran caridad. 

El lunes 8 de marzo llegaron al puerto de Santiago de Cuba, eran como las seis de la tarde. Nunca se le había dado tal recibimiento a una religiosa en aquellos puertos. Aquella primera noche se hospedaron en la casa de la Sra. Rosario Navarrete. No imagino las plegarias de aquellas mujeres aquella noche ya en tierra firme. Cansadas pero ansiosas por estrenar su vida al pie de la cruz en aquellos parajes. Mucho habrían de sufrir, pero la semilla estaba echada. 

Templo de los Desamparados y casa de las Siervas de María
Santiago de Cuba


El miércoles 10 de marzo fueron conducidas a su casa, al amparo de la Virgen de los Desamparados que velaba en aquella capilla. Había una escuela para niñas pobres de las que se tuvieron que deshacer temporalmente porque no había lugar. 

Se abrirían otras casas a lo largo de la isla en el primer periodo de 1875 a 1900, más tarde se viviría el cierre violento de la mayoría de las casas, solo quedó la casa de La Habana. Fueron años de silencio y de pronto, las Siervas volvieron a Camagüey, Matanzas, Cienfuegos y Holguín reclamó su presencia, para compartir la pobreza del pueblo, como expresaba su primer obispo, Mons. Héctor Peña. 

Hoy celebramos 140 años de su presencia en Cuba. Tierra de aventuras y contratiempos, de lucha y tenacidad, de hostilidades y amistades duraderas. Tierra de María que les supo acoger en todo momento durante estos 140 años. 

Visita de las Siervas de María a Santiago de Cuba
Que la alegría de Madre Soledad Torres Acosta al enviar a sus hijas a tierras de Ultramar, llene el corazón de sus hijas nuevamente al aventurarse cada noche al asistir a los enfermos.
Que la prudencia de M. Victoria Bugía, primera superiora en ultramar resuene en las nuevas superioras de las Américas.
Que la sabiduría de Sor María Visitación Yagüe, ecónoma, les permita alcanzar el cielo con los libros llenos de páginas de caridad.
Que la mansedumbre de Sor María de la Piedad Santa Olalla, sea el retrato de cada Sierva de María.
Que los acertados consejos se renueven en cada palabra de las Siervas a ejemplo de Sor María del Rosario Carvajal. 
Que la inteligencia de Sor Expectación Alonso como secretaria se renueve en las comunidades y que el amor sea la primera y última palabra de los archivos. 
Que las maestras de novicias y formandas vivan en el gozo y la esperanza que albergó Sor María de Santa Filomena García, primera maestra de novicia de ultramar cuando las hubiera.
Que la fortaleza de Sor María Caridad Vieites al reanudar las obras escolares y no soltar la portezuela del coche que las empujo al vacío sea común virtud en todas las Siervas. 
Que la piedad de Sor María del Sacramento sea como campana que repica en la cama de cada enfermo asistido, Dios es amor hermano, Dios es amor hermana.
Alégrense porque a través de 140 años la caridad ha reinado en los corazones de las Siervas de María en Cuba.

Manuel Bonet Ochoa