lunes, 3 de noviembre de 2014

Hermano Victorino: Toma de hábito

Uno de los recuerdos más gratos de un Hermano Lasallista es la toma de hábito, momento en el cual comienza a formar parte del Instituto. El H. Michel Sauvage en La frágil esperanza de un testigo al referirse a este momento expresa: “partir para un aspirantado, o seminario menor, era visto corrientemente como una opción de vida. A fortiori la toma de hábito, a los 18 años frecuentemente, y más temprano entre los Hermanos, era vista como un compromiso definitivo” (Cfr. p. 46). Hay mucho de sueño y promesa en esa celebración antes del Concilio Vaticano II de carácter privado y hoy, vivida con el pueblo de Dios en medio de la Eucaristía.

He tratado de conseguir algún detalle de esta ceremonia a inicios del siglo XX, sin embargo, no me ha sido posible encontrar un ritual de esta época o detalles sobre la misma. He podido leer el esquema de la toma de hábito de 1964, probablemente con algunos cambios, pero el centro sigue siendo el mismo, el revestirse del hábito de Hermano de las Escuelas Cristianas.       

Toma de hábito. Cortesía del Hno. Alejandro González Cerna. 

La toma de hábito se iniciaba con el retiro que le antecedía. Una semana de encuentro con Dios, cara a cara. La víspera de la ceremonia se hace aún una sencilla oración en la capilla del Noviciado llamada “vela de armas” presidida por el Maestro de Novicios.  Al día siguiente, se realizaba la ceremonia con carácter privado, presidida esta por el Hno. Visitador a nombre del Hermano Superior General. En este caso, fue el Hno. Exupérien[1] (1829 – 1905), Asistente y Visitador de los Distritos de París y Le Puy, quien presidió la ceremonia.

El H. Exupérien tiene fama de santo, para unos Hermanos es excesivamente riguroso, exigente y poco sensible, para otros fue un maestro de energía espiritual o un renovador espiritual. En todo caso, era un Hermano según el espíritu del Instituto.

Venerable Hno. Exuperien Mass. 

Después del canto del Veni Creator, se realizaba un interrogatorio común a los quince postulantes que iniciaban el noviciado. Una vez expresados sus deseos de perseverar en su vocación ante los Hermanos que asistían  a esta ceremonia, se les iba llamando uno a uno en compañía de su padrino de hábito. En su caso, fue su padrino, el Hermano Director de la escuela lasallista de Coubon.

En alguna habitación cercana, se revestía el joven novicio, sotana negra con cuello o rabbat blanco, una carterita para llevar un tomo que incluía el Nuevo Testamento y la Imitación de  Cristo, un rosario de seis decenas para llevar en algún bolsillo y un abrigo de mangas grandes, completaba el hábito un solideo negro y para salir, el típico tricornio. Aquí está la corteza del Hermano Lasallista, ahora falta que el tronco sea la de un hombre interior como pedía San Juan Bautista de La Salle, y esto será poco a poco, sin prisas.


Mientras su padrino le ayuda a revestirse, le repita una frase del Fundador: “Desde que se usa este hábito, cuando se solicita ingresar en ella, no se tiene otra idea que la de incorporarse a una comunidad para permanecer en ella el resto de la vida”. El joven escucha y en su corazón, se va formando un grito, un por siempre, para siempre, Señor.

Al ingresar a la sala nuevamente, el Hermano Exupérien, le daría un nombre nuevo: Hno. Nymphas Victorin, nombre que con los años sería cambiado por el conocido Victorino o Vitico por los más pequeños.  Su distrito Le Puy daba como nombre religioso nombres que empezaran con la letra N…. por eso le llamarían así.

La bendición del Santísimo y el canto del salmo 132 daban por terminada la sencilla ceremonia. En mi época cantábamos emocionados en francés, el himno de San Juan Bautista de La Salle, probablemente los Hermanos todos juntos

Manuel Bonet
    

[1] En 1922 fue introducida su causa de canonización en la diócesis de París.  
En 1990, fue declarado Venerable por S. S. Juan Pablo II.

Las reliquias de santa Teresa de Jesús

No es este blog, sino para hablar de aquellos hombres y mujeres que pisaron nuestras tierras anunciando el Evangelio, la presencia de Teresa de Jesús se debe a sus numerosas hijas e hijos que a lo largo de los siglos han mostrado su espíritu y esparcido el buen olor de sus virtudes.

El bastón de Santa Teresa de Jesús, recorre nuevamente el mundo en pos de sus huellas. Huellas espirituales no tanto físicas, ahora recorre los Carmelos  brasileños, pronto seguirá otros caminos.

¿Dónde están las reliquias teresianas?

Las reliquias se pueden clasificar en tres tipos: las de primer orden y responden a fragmentos óseos de  los santos mártires, las de segundo orden, son aquellos objetos usados por ellos o sus escritos, mientras los de tercer orden, son estampas u objetos tocados a ellos.

Me gustaría referirme a las reliquias de primer grado, el cuerpo de santa Teresa de Jesús.

A finales de junio de 1583 el cuerpo de santa Teresa es exhumado por Gracián, quien le encontró entero y sin signos de corrupción aún cuando se le había añadido cal para acelerar la descomposición. Después de varios litigios ente Alba de Tormes y Avila, su cuerpo permanece en Alba de Torres hasta nuestros días.

El P. Gracián en julio de 1583, corta la mano izquierda de la santa. “Esta mano traías yo en una arquilla con papeles, y destilaba de ella aceite que me los manchó. Déjela en Ávila en un cofrecito cerrado, y dentro la llave del arca de que daba el olor”. Gracián la lleva al Carmelo teresiano de Lisboa en 1585 hasta su supresión en 1890. Al año siguiente (1891) es confiado a las carmelitas de Olivais hasta 1910. Al ser expulsadas las carmelitas descalzas la mano de la Santa regresa a España. En 1924, al fundar las carmelitas portuguesas en Ronda (Málaga) recuperan su preciosa reliquia. Durante la guerra civil española, es relicario es incautado y al tomarse la ciudad, llega a manos de Franco que la instalaría de manera definitiva en su Oratorio de El Pardo hasta 1975. Finalmente en 1976, es regresada al Carmelo de Ronda.

Brazo de Sta. Teresa de Jesús en Alba de Torres.
Anular en el Carmelo de Bruselas

Al cortar la mano, en 1583, Gracián amputó el dedo anular de esta mano, llevándolo junto a él hasta el fin de sus días en 1614. Su deseo era enviarlo al Carmelo de Sevilla, pero gracias a la influencia de las archiduques Alberto e Isabel, aquella reliquia se mantiene en el Carmelo de Bruselas hasta nuestros días.

Brazo izquierdo en Alba de Tormes. 
Dos años después de habérsele cortado la mano izquierda, el P. Gregorio Nacianceno para llevar a Ávila el cuerpo de la Santa, opta por dejar el brazo de la Madre Teresa a las Carmelitas de aquella casa.  Donde aún se encuentra el brazo y el cuerpo de la Doctora de la Iglesia.


Corazón de santa Teresa en Alba de Tormes.
Señalada la ampolla de plata donde se encuentra. 

En 1591, para comprobar el estado de descomposición de sus restos, se abrió el santo cuerpo por un costado y se extrajo el corazón que se colocó en un viril de plata. Finalmente en 1617 se colocó en una ampolla de cristal, montada en un artístico relicario de plata que regaló el Duque de Tarsis al Carmelo de Alba de Tormes.


Pie de Santa Teresa en Italia. 


Finalmente, en 1616 se cortó el pie derecho a petición del Padre General de los Carmelitas, José de Jesús María para enviarlo a la Iglesia de Santa María della Scala en Italia, donde aún se guarda.  La reliquia llegó a Roma, en mayo de 1616 y el papa Paulo V, fue a venerarla personalmente.





Su cuerpo, mutilado descansa en el Carmelo de Alba de Tormes desde entonces.

Ataúd donde se trasladarían sus restos de Alba de Tormes a Ávila.

En san José de Ávila se guardan laúdes y otros instrumentos usados por la Santa, encaje de bolillos, jarritas, escudillas, una cartera de viaje, muy útil y completa, entre otras muchas cosas pertenecientes a ella.    

Manuel Bonet

domingo, 2 de noviembre de 2014

Hermano Victorino: retos de una vocación

Estaba a punto de subir una entrada sobre la toma de hábito del Hermano Victorino sin embargo, me he tenido que detener para hablar antes de los retos de su vocación.

Pocos datos tenemos de la familia del Hermano Victorino, así que desconocemos los pormenores sobre cómo vivieron su deseo de ser Hermano. En una Francia con un alto respeto hacia lo clerical, no era apreciado el deseo de ser Hermano. Les invito a leer la obra  La frágil esperanza de un testigo. El itinerario del H. Michel Sauvage (1923 – 2001), publicado en la colección de Estudios Lasalianos, en especial desde la página 47 a la 55, donde comenta su proceso vocacional inicial.

No sabemos cómo se vivió el proceso vocacional del pequeño Augustin en su hogar. Si hubo comentarios indebidos o malintencionados, al fin y al cabo, era el primer vástago. Aquella decisión no incluía el ser sacerdote que era más valorado y apreciado. El decidir ser Hermano incluía un cierto repudio incluso social: ¿por qué ser Hermano si nunca dirás Misa? ¿Por qué consagrarte al Señor, si permanecerás siempre entre chicos dando clase? Remito a la biografía del H. Michel Sauvage, del que tomo el siguiente fragmento que expresa con creces,  mi comentario anterior: “igualmente evidente para mí durante mi partida, era la fuerte conciencia de que entrar con los Hermanos era tomar un camino que no conducía al sacerdocio. Muchos, en mi entorno, lo expresaban preguntando: ¿por qué renuncias a ser sacerdote? La mayoría no lo entendían. Y algunos no dudaban en expresarme su desaprobación o su tristeza. Mis padres estaban completamente de acuerdo, sobre todo mi padre. Pero mi hermano mayor y más aún mi hermana religiosa, sin hacérmelo notar nunca directamente, aceptaban mal mi elección. La sufrían como una carencia. Necesitaron mucho tiempo para comprender y aceptar.”(Cfr. p. 49)



Cuando los Hermanos llegaron a Cuba, su vocación para algunos “incompleta” no era bien vista o comprendida. Recuerdo en mi caso, las burlas y comentarios irónicos de un sacerdote sobre mi vocación como Hermano y era 2002. En las crónicas de la fundación del Colegio del Sagrado Corazón de Jesús de Guantánamo,  se narra que “los inicios fueron duros debido a la poca hospitalidad ofrecida por los pobladores que no veían bien a estos “curas extranjeros” vestidos con sombrero de tres picos y estrafalariamente”.

En cualquier caso, el joven Augustin se encontró en medio de muchos chicos de su edad que deseaban ser Hermanos para toda su vida, pues en aquellos años “la vocación sacerdotal o religiosa era considerada como un honor para la familia, un estado superior. Con un matiz notable: hacerse Hermano no era bien comprendido. Un muchacho capaz de estudiar que entraba en las órdenes normalmente debía orientarse hacia el sacerdocio. Finalmente, y sobre todo, optar por la Vida religiosa, era renunciar al mundo. Cuando partíamos para el Noviciado menor de los Hermanos, la perspectiva evidente era que no volveríamos más a nuestra casa. En efecto, los novicios menores no regresaban a sus casas durante las vacaciones. Ésa era una gran diferencia con los Seminarios menores. Estos seguían el régimen de los internados de la época: vacaciones en familia más o menos cada seis semanas. Durante las vacaciones mi hermano, seminarista mayor, vivía en nuestra casa” (Cfr. 45 – 46)



A esto sumemos, la experiencia de desarraigo del entorno familiar, los cambios físicos y psicológicos de la adolescencia, el ambiente tan anticlerical que empezaba a respirarse en Francia en estos años. Tuvo valor el joven Augustin al decidir ser Hermano Lasallista, tuvo  mucho valor.   

Valor para decidir ante las presiones de su sociedad.
Valor para dejar la familia atrás.   
Valor para decir Si al Señor.
Valor para entender que su vocación era para siempre.
Valor para ser educador de generaciones.

y todo para seguir a Jesús al estilo de La Salle.  

Manuel Bonet
  

domingo, 26 de octubre de 2014

Mi Virgencita escondida en San Luis Potosí



En la noche del 1 de marzo de 2009 llegué a San Luis Potosí. Con pocas pertenencias en una maleta color verde que me había acompañado en los últimos meses. No sabría definir la variedad de sentimientos que en aquel momento me embargaba el alma.  

Pronto llegó la fiesta de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre - digo pronto porque no sabría explicar la vertiginosidad con la cual el tiempo corre para aquellos que hemos salido del país sin fecha de retorno. La necesidad de rezarle y volver a cantarle aquellas serenatas famosas que hacíamos en un coche tirado por un caballo a las señoras católicas de mi pueblo de San Andrés: Elsa Parra, Lourdes Barceló, Blanquita Canales, Juliana Batista, Bertha Gutiérrez, Cachita Batista, Rosario Batista y tantas otras señoras, me llenaba de nostalgia el corazón y de lágrimas los ojos.  Las letras de Veneración, A los pies de la Virgen, Puente entre cielo y tierra y otras muchas se agolpaban en mí, mientras una especie de nostalgia me iba llenando los sentidos.

Para Semana Santa me invitaron a acompañar un campamento juvenil, de los cuales la mayoría eran consumidores de estupefacientes a las tempranas edades de 14 ó 17 años. Una noche preparando la cena (comida en Cuba) salió entre papas y tomates, el comentario sobre la presencia de una imagencita de Cachita. Medio terco no aceptaba el pequeño milagro, la Caridad en San Luis Potosí.

Templo del Sagrado Corazón de Jesús,
en San Luis Potosí, México.
  Me acerqué a la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, esquina en Galeana 403, en el centro de la ciudad de San Luis Potosí. Una joya artística, con una hermosa fachada, adornada con piedra rosa de cantera. No crean que en el nicho se  haya su imagen, no, es la Virgen de los Remedios, devoción franciscana que presidió mucho tiempo este templo. Posteriormente se dedicó al Sagrado Corazón y todo su interior es una acto devocional de la Guardia de Honor, Asociación piadosa que acompañaba y cultivaba la devoción al Corazón de Jesús. 

Puerta del templo. 

Única nave del templo.
En esta pequeña capilla lateral, se encuentra la imagen
 de la Virgen de la Caridad del Cobre.

Presbiterio del templo.

Imagen del Sagrado Corazón que preside el altar.
En una de las pequeñas naves laterales, se encuentra la imagen de Cachita, la más bella estrella que alumbra a nuestra patria.  Entre materiales de construcción, bolsas negras de basura, tras una reja, allí está nuestra Virgencita en una hornacina de madera. Lastima que he perdido mi celular y no pueda mostrarles el estado tan lastimoso de la capilla. Estas fotos las he tomado de internet, pero no expresan su actual deterioro.

Entrada a la capilla lateral, donde se halla la imagen.
Capilla lateral, en el margen derecho entre los barrotes de la reja,
 se percibe la imagen de Cachita. 

Le pregunté al sacristán el origen de la imagen y no supo darme detalles, me recomendó preguntarle al párroco, un sacerdote anciano que me regaló 5 minutos de su tiempo. Trató de contarme una y otra vez, la aparición de la Virgen de los Remedios, titular del antiguo templo, traída su imagen por fray José de Arlegui, pero nada del origen de la imagen cubana en estas tierras. Puesto que se nos acabó el tiempo, y se me despidió caritativamente, nada supe ni pude averiguar de nuestra más bella flor.

Escondida entre escombros, polvo y algo de telarañas, ella cuida a sus hijos esparcidos por el mundo.

Desde entonces, cada 8 de septiembre, me acercó a su imagen, esperando que un buen día, los cubanos y los descendientes de los cubanos que en esta ciudad residimos, le podamos venerar en un templo dedicado plenamente a ella. 
Manuel Bonet  

sábado, 25 de octubre de 2014

Hermano Victorino: primeros años lasallistas.

Me gustan mucho las líneas de tiempo como recurso para poder aprender y organizar ideas, así que aquí les comparto una línea del tiempo con los primeros años del joven Augustin Arnaud Pagés, muy próximo a convertirse en el Hermano Nymphas Victorin.


En aquel primer colegio lasallista que ha ingresado providencialmente a sus escasos 11 años, siente que el Señor Jesús le llama a seguirle, como uno de estos Hermanos que día a día dan lo mejor de sí para educarlos y formarlos como buenos y honestos ciudadanos.

Le confiesa probablemente su deseo al Hno. Director y en poco tiempo, me imagino que con la autorización y bendición de sus padres, parte al Noviciado Menor o Aspirantado en Val - pres - le Puy, cerca de la imagen de María Santísima hecha con cañones. Es el Aspirantado la primera etapa de formación lasallista, en aquella época y en aquella casa, habían 120 adolescentes que disfrutaban de un ambiente rico en piedad, estudios y excelente ambiente fraterno. Muchos años después al recordar estos años, dirá "allí pasé los mejores años de mi vida". 

En estos años surge una anécdota que tiene sabor a travesura en nuestros días, así lo cuenta él: "Cuando apenas tenía 13 ó 14 años, recuerdo un hecho significativo en mi vida. Era durante la Guerra Hispano - Mexicana y, por lo tanto, la independencia de Cuba. Los periódicos traían diariamente noticias, y estaba yo locamente interesado por ellos. De acuerdo con un compañero, a una hora convenida nos metíamos en el despacho del Capellán del Colegio, y con el periódico que allí tenía nos enterábamos de todo. Solo nos interesaba lo de Cuba. ¿Sabía yo algo de Cuba? ¿Me imaginaba que algún día iría a vivir y trabajar allí? Nada de eso; pero a veces, en la adolescencia hay intuiciones providenciales que nadie explica..."

¿Descubiertos por el Capellán? ¿Regañados por el Hermano encargado de la disciplina? No sabemos que sucedió al respecto, pero para el adolescente Augustin fue un hecho que se grabó en su memoria para siempre. 

El 24 de mayo de 1900 trajo una gran alegría para los Hermanos Lasallistas, la canonización de Juan Bautista de La Salle (1651 - 1719). Cada casa lasallista competía en manifestaciones de afecto y cariño hacia el Fundador que era colocado en la Gloria de Bernini y declarado como modelo de santidad para toda la Iglesia. 

En septiembre de 1901, daba un paso importante en su vida el joven Augustin, ingresaba en el Noviciado de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. 

Nos detenemos aquí, dejemos para otro momento, el hecho de su toma de hábito.  Caminemos estos últimos días junto al adolescente que pronto entrara en la historia de su Instituto y de la historia de la Iglesia en Cuba.     
Manuel Bonet

viernes, 24 de octubre de 2014

Hermano Victorino: raíces escolares

Si me dan a escoger entre un archivo digital, todo ordenado en ventanas y un archivo de libros y papeles amarillentos, conservados como tesoro a través de los años, creo que ya saben en cual me gustaría meterme y poder revisar cada documento.  

Pues para escribir esta entrada he ingresado numerosas veces en el archivo digital de los Hermanos de La Salle en Francia, con el fin de encontrar nuevas pistas que me ayuden a esclarecer los primeros años escolares del Hno. Victorino. Reconozco mi poca pericia para poder usar su página y sus numerosos campos descriptivos para obtener la información deseada. 

Según el H. Alfredo Morales los estudios básicos o primarios fueron recibidos en la escuela pública de su pueblito natal, Onzillon. Hijo de campesinos no se podía esperar una educación más esmerada o enviarle a un pensionado tan común en aquellos años como costoso para la economía familiar. 

Su despierta inteligencia y esa atenta capacidad para observar y retener detalles a veces insignificantes que poseen los niños del campo, hizo que a los 11 años, lograse el Diploma de Estudios de Primera Enseñanza. Ciertamente me gustaría descubrir el currículum escolar de aquellos años.   Recordemos que estamos en 1896.


Iglesia de St. Amand de Chadron, en la actualidad.


En la catequesis impartida en la parroquia de St. Amand de Chadron probablemente, asistía al catecismo con la finalidad de prepararse a la Primera Comunión. Según las normas de la época, a los niños se les prohibía comulgar, hasta la llegada de la "hora de la razón" que en esta región estaba designada a partir de los 12 años. 

Uno de los vicarios de la parroquia, se interesó en aquel muchachito un poco flacucho, pero de gran ingenio y logró que el Hermano Director de la escuela lasallista de la cercana Coudron le diera una beca en octubre de 1896. Recorriendo la página - archivo de los Hermanos de Francia, en el Haute - Loire no encuentro una escuela o comunidad en ese pueblito sino en Coulbon, la cual permaneció abierta entre 1894 - 1904, fecha en que con las Leyes de Combes probablemente haya cerrado definitivamente.

No sé por qué me ha venido a la mente, esas imágenes de la vida de Don Bosco adolescente que se tiene que privar de la compañía de su familia para ir en pos de un sueño. Ambos campesinos, se tienen que dirigir a otra ciudad en busca de estudios y piedad. Ambos lo han logrado, uno ya está en los altares, él otro, ha de recorrer un largo camino todavía.  

Al ingresar a la escuela de los Hermanos, me imagino que los primeros días alguna lágrima pudo haber derramado, sin embargo, pronto se sentiría como en su propia casa y querrá ser como sus Hermanos. 

Llega en el internado el año de 1897. Dos hechos marcan su vida de adolescente:
  • 2 de febrero, es admitido en la Congregación Mariana de la escuela;
  • mayo, realiza la Primera Comunión, tan deseada, en esta ocasión, preparado por los Hermanos que se empeñan en dar lo mejor de sí para que este sea un verdadero encuentro con Cristo en la Eucaristía. Él lo recordará muchos años atrás con unas sencillas palabras: "Allí hice mi Primera Comunión, que en aquella época,  sólo podía recibirse a los doce años".   

Hemos de hacer una pausa en su biografía para voltear a las raíces de este árbol tan frondoso que llegó a ser nuestra Hno. Victorino. Sus raíces se esconden en la vida campestre de finales del siglo XIX, con un ingenio que le permitirá avanzar por caminos desconocidos, con hambre de Dios y de nuevos conocimientos.   
       Manuel Bonet 


   

lunes, 20 de octubre de 2014

Palmas carmelitas: B. Eusebio del Niño Jesús

Apenas se ha inaugurado el centenario teresiano y el bastón de la santa empieza a recorrer nuevas tierras. Apoyado en él, Teresa la de Jesús iba fundando pequeños conventos por la geografía española. 

En Cuba, un fraile teresiano, ahora mártir y beato, defendía el valor de la monja carmelita en la Iglesia y en la cultura, y le dedicaba un estudio de no menos de 600 páginas titulado Santa Teresa y el espiritismo. 

Aparece en estas páginas, bajo la brisa de las palmas cubanas, una sencilla biografía del B. Eusebio del Niños Jesús, mártir carmelita.  

Beato Eusebio del Niño Jesús 
Fernández Arenillas



  • Nació: 21 febrero de 1888
  • Martirizado: 22 de julio de 1936
  • Beatificación: 28 de octubre de 2007 por Benedicto XVI


En mi familia se rezaba el rosario al caer la tarde y se comulgaba cada viernes, mis padres los primeros.  El  testimonio de Don Gregorio Fernández y Doña Catalina Arenillas os movió a ingresar en la vida religiosa: mi hermano mayor se fue carmelita descalzo,  fray Atanasio de San José, luego le seguí yo,  fray Eusebio del Niño Jesús, después nos siguió al Carmelo, el más pequeño de los varones, fray Valentín de San José y de las chicas, una fue carmelita descalza, Ángeles de San José y la benjamina, Efigenia, Religiosa del Sagrado Corazón.  

A los trece años ingresé en el Colegio de los Padres Carmelitas Descalzos de Medina del Campo, lugar teresiano. En 1903 al terminar los estudios de Humanidades, pasé al noviciado de Segovia, recibiendo con el hábito de carmelita descalzo un nombre nuevo: fray Eusebio del Niño Jesús. Un año y sería fraile carmelita, pensaba aquel día cargado de ilusiones, un año y sería hijo de santa Teresa. Fue un año de gracias pues se estudiaba a san Juan de la Cruz con san Juan de la Cruz presente, cuyos restos allí reposan.  

Pasó un año y luego siguieron otros más, de estudios, de silencio, de preparación al sacerdocio. Finalmente el 21 de diciembre de 1912 en Toledo recibí el orden sacerdotal. Un año más tarde, fui nombrado profesor de Humanidades en el Colegio de Medina, donde coincidí providencialmente con mi hermano fray Valentín de San José, en sus primeros años de formación carmelita.

El Carmen del Vedado, La Habana. 

En 1917 asistí a la profesión solemne de mi hermano menor y pude predicar sobre las virtudes del religioso carmelita descalzo. La Provincia Descalza de Navarra había fundado en Cuba a finales de 1879 y en 1905 había trasladado esa comunidad a la  recién creada Provincia de Castilla, así que se esperaba reforzar el Carmelo cubano con nuevos frailes.

Ese año fui destinado a Cuba, a donde llegué el 3 de agosto. En La Habana me destinaron al convento de Matanzas y empecé en esta ciudad a aprender a Cuba. En junio de 1918 fui nombrado párroco y superior de la comunidad carmelita de Sancti Spíritus, un poco más al centro de la isla. En 1919 renuncié a mis cargos y fui destinado a la Iglesia de San Felipe, hoy el templo del Carmen del Vedado, donde me encontré a mi hermano fray Valentín de San José, recién llegado a La Habana. 


V. Valentín de San José y su hermano, el B. Eusebio del Niño Jesús. 

Mi estancia en la Habana fue corta, pues en octubre de 1920 debido a que enfermé gravemente, fui enviado a Camagüey, en esta ocasión me acompañó mi hermano. En esta ciudad, mejoré increíblemente y me empeñé como escritor e investigador, pudiendo trabajar en los manuscritos de varias obras que publicaría más tarde: La Madre de Dios ¿Inmaculada o no? Respuesta a un señor protestante;  Historia del Niño Jesús de Paga en Camagüey, Compendio biográfico del Padre Valencia y Santa Teresa y el Espiritismo. Además escribía en El Camagüeyano, periódico local y atendía a los Caballeros de Colón. Fui nombrado Censor eclesiástico de la diócesis y a pesar de mis males de garganta, continúe ejerciendo la dirección espiritual y la docencia. 

En 1927, la obediencia al Capítulo Provincial me hizo volver a España, ahora como Consejero Provincial. Me destinaron al Colegio de Medina del Campo donde había empezado mi vida religiosa. En 1930 fui nombrado Prior del convento de Santa Teresa en Ávila; tres años más tarde, maestro de estudiantes de Toledo; y en mayo de 1936, Prior de la comunidad de Toledo.

Previendo nuevos desmanes como los sucedidos en 1931 y 1934 en España, preparé lugares seguros para la numerosa comunidad. El 22 de julio, después de ver como se vaciaba el convento previsoramente, me dirigí a la casa de la familia Rodríguez Bolonio, en la calle del Instituto, 10. Ese mismo día los milicianos llegaron a mi refugio mientras leía. Llamaron a la puerta y entraron dos milicianos encañonando a la chica de servicio que les abrió la puerta. Sus únicas palabras iban dirigidas a mí: “Aquí hay un cura refugiado. Si no dices dónde está, te mataremos”.

Salí sin esperar, me presenté y pedí que respetaran a la familia que me había acogido. Me sacaron a empujones y con los brazos en cruz avance por la calle entre las miradas de los transeúntes y a los ocho o diez metros escucho cargar los fusiles. No volteo, recuerdo las palabras del Evangelio, quien pone la mano en el arado y voltea….


Una palma martirial cae desde el cielo sobre las calles de Toledo para adornar los despojos del fraile carmelita.

Manuel Bonet