domingo, 6 de julio de 2014

Palmas salesianas en Cuba

Las numerosas causas de martirio españolas han llenado el cielo de nuevos nombres. Salesianos, pasionistas, escolapias, carmelitas descalzos y otras muchas órdenes y congregaciones religiosas cuenta con nuevos mártires.  En Cuba  laboraron muchos de estos nuevos mártires, les presento a un salesiano de la primera hora en Cuba: Beato Germán Martín Martín.

  • Nació en San Cristóbal de Priero, Asturias, el 9 de febrero de 1899.
  • Martirizado: el 31 de agosto de 1936 en Aravaca, Madrid
  • Causa de Enrique Saiz Aparicio y 22 compañeros salesianos  mártires 
  • Beatificado el 28 de octubre de 2007.


B. Germán Martín Martín s.d.b.

Querido Don Bosco: El colegio de Béjar esta genial. Los salones me gustan, pero prefiero estar en el patio con los otros chicos. Los padres parecen unos chiquillos más en el recreo.  Cuando estoy en la clase de caligrafía, veo al Sr. García y me imagino como él. Yo quiero ser salesiano”.      


Así escribía en sexto de primaria, cuando era alumno en el colegio de Béjar, y por la gracia de Dios soy salesiano. 

Capilla de los mártires salesianos en Atocha.

Cuando cumplí catorce años pedí ser salesiano. Con el permiso de mis padres me enviaron a la casa salesiana de Carabanchel Alto que era noviciado en aquel entonces. Tuve que esperar cuatro años, pero en 1918 emití mis primeros votos religiosos. Estudié filosofía y luego, me enviaron como clérigo al colegio de San José de la calle Rocafort de Barcelona y más tarde a Baracaldo.  Estos colegios fueron mis primeros intentos de salesianidad: mezcla de juego y piedad que Don Bosco patentizó.

Mientras en España la obra salesiana comenzaba a erguirse como un frondoso árbol, en otros países y continentes crecían pequeñas plantitas. En 1915 mientras yo estudiaba en el noviciado, la Sra. Dolores Betancourt Agramonte se dirige al  Rector Mayor, Don Pablo Albera para pedir una fundación salesiana en Camagüey, Cuba. 

En 1917 llegaron los primeros salesianos a Cuba. Don José Calasanz Márquez acompañado de tres salesianos más se dirigió entonces a Camagüey. Como el colegio para niños pobres aún no se construía, Mons. Valentín Zubizarreta les confió la parroquia de Nuestra Señora de la Caridad. Como si fuera otro Valdocco, la pequeña sacristía se convirtió en aula improvisada para unos 30 chiquillos desharrapados con caras de ángeles y así comenzó la obra en Cuba.

B. José Calasanz Marqués s. d. b.
Beatificado en 2001


En 1920 me destinaron a las “obras cubanas” y me río, porque apenas eran dos pequeñas casas, una en Camagüey y otra en Santiago de Cuba donde el obispo, salesiano también abrió el Colegio Don Bosco. Aquellos niños le robaban el corazón a cualquiera, no necesitábamos mucho para hacerlos felices y enseñarles el camino al cielo. 

Al terminar el tiempo de servicio militar me despedí de Cuba, pero no tuve valor para hacerlo de aquellos chiquillos negritos y mulatos que iban a nuestro oratorio día tras día.


En la capilla se aprecian las urnas con los restos de los mártires salesianos.

A mi regreso en España fui ordenado en Vitoria – Gasteiz, era 1927. Estrené mi sacerdocio en la casa de Carabanchel: oratorio festivo, banda de guerra, teatro y música eran mis herramientas. De allí al colegio de San Miguel Arcángel del Paseo de Extremadura donde teníamos un internado. Los dos primeros años como consejero escolástico, el tercero como animador espiritual de los alumnos internos. Así que mi vida ha estado llena de rostros de chicos y jóvenes a quienes escuchar y animar.

Cuando explotó en España la guerra civil española, los salesianos tuvimos que abandonar nuestras obras escolares y refugiarnos donde pudimos. Días antes una pareja de la Guardia Civil custodiaba las rejas del colegio. El 19 de julio de 1936 abandonamos el colegio y nos dirigimos en casas particulares. El 22 de julio el colegio fu asaltado por la turba e incautado para Hospital de Sangre.

A nuestra comunidad había llegado días antes, Don Dionisio Ullivarri, administrador del colegio María Auxiliadora de Salamanca. Como habíamos coincidido en Cuba nos conocíamos y nos apreciábamos, así que nos hospedamos juntos en una pensión cercana a la Gran Vía. Luego, nos trasladamos a otra pensión en la calle Alfonso XII 66.

B. Dionisio Ullivarri Barajuan s.d.b.


El domingo 30 de agosto, visitamos a una familia amiga en la casa Orellana y al despedirnos, fuimos detenidos por un piquete de milicianos que nos llevaron a la checa de Fomento.

Entre la noche de ese día y la madrugada del lunes 31 fuimos llevados al cementerio de Aravaca, cerca de Madrid y allí ganamos nuestra palma del martirio.          

Se colocan las cajas dentro de las urnas de cerezo.



Su memoria no se perdió

La guerra civil española (1936 - 1939) nos trajó a nuestro primeros mártires y beatos cubanos: fray José López Piteira, o.s.a. y fray Jaime Oscar Valdés, o.h., de quien hemos hablado anteriormente en este espacio.  En el caso del primer su causa pertenece a la  causa de Avelino Rodríguez, sacerdote profeso O.S.A  y 97 compañeros mártires de la Orden de San Agustín, además de  6  compañeros  del clero secular. En el caso del segundo su martirio está incluido en la causa  de Mauricio Íñiguez de Heredia y 23 compañeros hospitalarios.




¿Dónde quedaron sus restos? ¿Dónde descansan sus cenizas? ¿Podemos venerarles en algún templo?
  
Al término de la guerra los Hermanos Hospitalarios pudieron recuperar los restos de algunos de los religiosos martirizados y fueron llevados a la Iglesia del Parc Sanitari Sant Joan de Deu de Sant Boi de Llobregat donde reposan 26 de los 95 religiosos Hospitalarios de San Juan de Dios que calleron víctimas del comunismo entre 1936 y 1937 y pertenecían a las casas de Valencia, Calafell, Barcelona y San Boi. En algunas ocasiones la capilla martirial ha sido restaurada y bendecida con la presencia de sus Hermanos mártires.


Capilla tras la beatificación de 1992. 


La capilla está integrada por 26 arquetas de mármol donde descansan los restos de 17 Hermanos beatificados el 25 de octubre de 1992 por el Papa Juan Pablo II y de 9 Hermanos beatificados en Tarragona por el Papa Francisco.

Capilla actualmente. 

En medio de las arquetas se aprecia  una escultura de terracota de Salvador Mañosa de 1995 y el cuadro de los fusilamientos de Calafell de José Luis Fuentetaja.

Relicarios.  

Al ser fusilado fray Jaime Oscar Valdés con su superior en los muros del cementerio de Los Oliveretes, sus restos mortales desaparecieron sin poderse hallar hasta la fecha. Al recordarles hacemos memoria litúrgica, son parte de aquellos que ha sido fieles hasta la muerte. Si bien sus cuerpos no han sido hallados, su memoria no se perdió ni para su congregación religiosa ni para su tierra natal.  

miércoles, 2 de julio de 2014

Un maestro lasallista: Mons.Román

Poco a poco he ido conociendo a Mons. Román, aquel hombre discreto que se convirtió en el guía espiritual del pueblo cubano en el exilio. Yo no lo conocía, pero ahora siento que es un  pilar de nuestra cubanía.



Leyendo y preguntando a sus alumnos de primero de primaria, se me ocurrió la idea de escribir un artículo sobre sus años de magisterio en La Salle – Marianao, pero he ido descubriendo que ese magisterio ha continuado a lo largo de su vida. 

En el querido Colegio San José de Marianao, que sus ex – alumnos llamaban y llaman La Salle – Marianao, inició Mons. Román sus primeros intentos pedagógicos.  Él mismo  lo recordaría recientemente: “Durante los años 1948-1949 y 1949-1950, antes de entrar al Seminario San Alberto Magno en Colón, Matanzas, pasé estos dos años como maestro en el Colegio De La Salle de Marianao. Recuerdo que cada día muy temprano despertaba al escuchar el grito jubiloso con que los religiosos abrían su día de oración y de trabajo educador. Era siempre ¡Viva Jesús en nuestros corazones! Aquella frase resumía el ideal de su vida consagrada.                                      

Había conocido a los Hermanos desde los primeros años de mi juventud y fueron ellos, como para tantos jóvenes cubanos, un modelo de vida cristiana que no sólo vivían el Evangelio, sino que nos enseñaban a compartirlo. Aquellos años junto a un grupo de profesores que tuvimos el privilegio de trabajar cerca del Instituto, han sido inolvidables
.” (Mons. Agustín Román recuerda al Hno. Alfredo Morales, Diario Las Américas. 02. 22. 2012)

La Salle - Marianao

En el año 1948 – 1949, el  Colegio La Salle – Marianao abrió el curso con dos salones de primer grado: En 1º A, el titular era el Hno. Ángel, mientras que en 1º B, el anciano Hno. Antonio tenía como ayudante al joven Maestro Agustín Aleido Román. Su presencia discreta en los recreos y en los salones de clase de los más pequeños que siempre son más inquietos. Su trabajo callado entre los cuadernos de caligrafía y aritmética, inglés o catecismo, escuchando a sus pequeños alumnos a descubrir y silabear sus primeras letras en su libro de lectura. Su vestir sobrio en medio de una Habana elegante y ostentosa hablaba de sus orígenes campesinos; no le sobraba nada, tenía lo necesario dirá él mismo de sí.

Uno de sus alumnos me contaba: “como le dije estuve en la primera clase del profesor Román.Era pequeño y no me acuerdo de muchos detalles. Sé que se comunicaba muy bien conmigo y me causó una gran impresión especialmente cuando fue mi primera experiencia (yo no fue al jardín de infancia) en La Salle no lo ofrecían en aquel entonces...Yo vine al exilio cuando tenía 19 años y me desligué de tener contactos con los antiguos alumnos aquí pues después de pasar un tiempo en Miami...me fui para New York City donde pase 52 anos. Un buen día mi mujer insistió para que yo viniera a Miami para una de las tantas reuniones anuales aquí. Tenía en mi poder la fotografía donde yo aparezco en primera fila (con pantalones cortos) y es la que está frente a la Virgen como decíamos en el colegio de Marianao  "la gruta"…Antes de la reunión pregunte por él y me dijeron que estaba en su oficina. Tenía la puerta cerrada y yo simplemente toqué y entré, pues ahí estaba Román. Lo único que hice, pues saque la foto y se la puse en frente de su buró y nunca se me olvida su expresión. Fue una reunión después de casi 50 años. Durante la misa él me pidió que fuera al altar y me presentó como su primer alumno..."

Otro de sus alumnos me refería a punto de publicar este puñado de recuerdos sobre las primeras clases de Mons. Román: “era muy modesto pero vestía siempre con traje pero siempre el mismo  y decíamos que si ese era su uniforme. Nunca alzó su voz, era dulce, callado pero si recuerdo que me ayudaba hacer la caligrafía cuidaba del aula y me regaño en varias ocasiones por “hablar en la clase”, y tenía que hacer líneas “no debo hablar en clase” mala costumbre que aún conservo y que mi esposa me reprocha en las misas”.

Para sus alumnos de primer grado fue el Maestro Aleido aquel “ángel custodio o hermano mayor” a que invitaba san Juan Bautista de La Salle en sus Meditaciones para los días de retiro destinadas a todos aquellos que se dedican a la educación de la juventud. Muchos le recuerdan como “un maestro de La Salle hasta su muerte”. Siempre fue “el sencillo Maestro de Escuela que conocí”.   

El maestro Aleido ayer, el recordado Mons. Román hoy, supo enseñar a aquellos niños, hoy hombres, a amar a la Patria, a respetar a Dios y honrar a su familia como legado lasallista para la sociedad cubana del siglo XX.  

viernes, 27 de junio de 2014

Un pasionista en la radio cubana

Si hubiese un nuevo vitral para los mártires pasionistas de Daimiel, pediría que dibujaran al P. German de Jesús y María con una radio junto a la palma del martirio. ¿Por qué un radio? Verán, durante doce años como misionero en Cuba, usó todos los medios posibles para predicar a Cristo Resucitado y un medio que le llegó a fascinar, fue el apostolado de la radio. 

Tapiz de la beatificación en 1993
Beato Germán de Jesús y María (Manuel Pérez Giménez)

Nació el 7 de septiembre de 1898 en Cornago, La Rioja.
Martirizado el 22 de julio de 1936 en Carabanchel  Bajo, Madrid.
Beatificado el 1º de octubre de 1993 por S. Jua Pablo II en Roma

Me llamo Manuel y de niño me llamaban Manolo: ¡Manolo no te subas ahí!, ¡Manolo que te comas toda la sopa de papas! ¡Manolo cuándo serás bueno! – me decía mi madre, Doña Vicenta cuando me curaba algún raspón fruto de alguna caída. Yo le contestaba muy seguro de mi, ¡Un día madre, un día, y hasta cura seré, verás!.

San Pablo de la Cruz

Así que un buen día me fui al seminario de los Padres Pasionistas y en 1914 vestí el hábito de San Pablo de la Cruz, con corona de espinas y Cruz al hombro. Aquel año me llamaron Germán de Jesús y María. Un año más tarde pude emitir mis primeros votos religiosos en Corella, Navarra.

Después de los votos me  enviaron al convento de Daimiel junto al Cristo de la Luz. Allí bajo su mirada se rezaba y se estudiaba, se estudiaba y se rezaba. Al terminar mis estudios literarios y filosóficos fui enviado a Roma para estudiar teología y aprender Roma claro está. Finalmente en 1925  fui ordenado sacerdote de Cristo para siempre. Cuanta alegría al poder consagrar  con mis manos el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor, pues mis manos Señor, amasan tu Cuerpo, tocan  tu Sangre.

En 1926 me enviaron a Cuba para reforzar las comunidades pasionistas allá fundadas. Primero a La Habana y de allí, dos años a Santa Clara para aprender a ser pasionista en Cuba, finalmente coadjutor a Caibarién. Caibarién me acogió como su hijo durante doce años  de intenso y fecundo apostolado: Misiones, confesiones, los Caballeros Católicos, y del púlpito a la radio. En  Caibarién, el Sr. Manolín Álvarez instaló la primera emisora de radio en el país y para ser más exacto, en Caibarién. 

Parroquia Purísima Concepción deCaibarién

Aquella estación de radio trasladaba sus instalaciones a nuestro templo para trasmitir por radio la Misa cantada. Así desde el 15 de septiembre de  1929 hasta 1935, domingo tras domingo celebraba la misa por radio  para aquellos que no podían llegar ella por estar en casa enfermos. En un pueblo cercano deseaban tener una capilla y hasta allá iba a celebrar los sacramentos y pronto hubo una catequesis que incluía o solo a los niños sino a los jóvenes y a los adultos. 


En 1935 el Capítulo Provincial me nombró Superior del convento de Daimiel. Lo primero que hice en Daimiel fue pedirle a mi Cristo de la Luz que me permitiera andar en su presencia. Superior de nuestra casa de formación, el Señor me pedía vivir cada día con total coherencia nuestra regla hasta en los más mínimos detalles, que ser formador es cosa seria. Miren, imagínense que en sus manos hay un poco de barro y con ellas le dan forma hasta sacar una hermosa vasija. Pues así es la formación, dar forma a los chicos que tienen un corazón de oro, pero la fragilidad del barro. 

Casa Pasionista de Daimiel 

Pedí a mis hermanos pasionistas que organizaran la catequesis en los pueblos de La Paz y San Roque. Toreamos piedras los primeros días, pero luego solo eran escupitajos al suelo que pisábamos, estas acciones las informaba a nuestros superiores mayores pues temía por aquellos que me había confiado.

Horas antes del estallido revolucionario llegó a nuestra casa, el P. Nicéforo de Jesús María, nuestro provincial.  No sabía que pronto comenzaría el verdadero Calvario para todos.

 La noche del 21 de julio de 1936, nuestra casa fue rodeada por cientos de milicianos. El hermano portero nos despertó para darnos la noticia. Antes de despertar al resto de la comunidad, notifiqué al P. Provincial la gravedad de la situación y después de escucharme, convocó a la comunidad a la Iglesia.    

Reunidos todos, el P. Nicéforo nos invitó al martirio  y de sus manos, recibimos el Pan del cielo como último consuelo antes de abrir las puertas de la Iglesia. Era nuestra hora, la hora de Getsemaní. Allí queríamos el martirio, pero todavía no era la hora de Dios. 

Foto del Beato Germán de Jesús y María creada por el P. Ricardo San Millá, c.p. 
Nos condujeron amarrados hasta la estación de ferrocarril y en pequeños grupos nos  dirigimos a Madrid. Me acompañaban el P. Felipe del Corazón de Jesús, también misionero en Cuba y los estudiantes José de Jesús y María,  Julio del Sagrado Corazón, Laureano de Jesús Crucificado, Anacario de la Inmaculada y Felipe de San Miguel.  En Ciudad Real nos apresaron los milicianos y nos condujeron amarrados con sogas al cuello por la ciudad al Gobierno Civil. El gobernador nos dio un salvoconducto para llegar a Madrid, pero aquel papel, era una sentencia de muerte pues estaba dado a los PP. Pasionistas de Daimiel. 

En la tarde del 22 de julio tomamos el tren entre gritos y maldiciones de los milicianos y la muchedumbre que se había reunido en la estación de trenes. Al llegar a la estación de Carabanchel Bajo nos obligaron a bajar del tren y las balas de nuestros hermanos nos quitaron la vida por seguir a Cristo Crucificado.




sábado, 21 de junio de 2014

Apóstol de los negros en Baltimore

Reconozco que la causa de canonización de la Madre María Lange me sorprendió, busqué y busqué y así puedo escribir este sencillo artículo sobre ella. Ojalá pronto la veamos en los altares, como modelo de mujer creyente y fuerte que buscó en todo anunciar el Evangelio a los negros libres o esclavos. 

Madre María Isabel Lange 


Nace: probablemente en 1874 en Santiago de Cuba
Fallece: el 3 de febrero de 1882 en Baltimore, Estados Unidos

La Revolución Haitiana obligó a mis padres a establecer su residencia en Santiago de Cuba, allí nací y al bautizarme me pusieron los nombres de Elizabeth Clarisse.  Como mi familia gozaba de alguna solvencia económica y recursos recibí una esmerada educación: música, bordados, pasamanería,  catecismo, letras y números.

Al inicio del siglo XIX nos establecimos en Baltimore, donde había una importante colonia de haitianos ricos y pobres.  Nuestra familia fue acogida con grandes muestras de cariño y aprecio  por otros conocidos que habían rehecho sus vidas en estas tierras. Participábamos en fiestas y bailes, pero mi corazón empezaba a inquietarse con las grandes desigualdades que veía a mí alrededor. Era muy notorio la diferencia entre ricos y pobres, negros libres y negros esclavos. Con la herencia dejada por mis padres abrí una pequeña escuela en mi casa para niños negros, libres y pobres. Para ello conté con la ayuda de mi amiga Marie Magdaleine Balas.   


En aquellos años conocimos al P. James Hector Joubert, S.S., a quien confiamos nuestro deseo de consagrarnos a Dios a través del apostolado de la oración. Sorprendido, con gran prudencia nos escuchó y pidió que siguiéramos orando y trabajando para descubrir la voluntad de Dios, pues a las mujeres negras no se nos permitía ingresar en ninguna congregación religiosa.

Seguimos trabajando en la escuela y dando catecismo y acogida a otros afroamericanos que se acercaban a nosotros. Fueron diez años de espera en los cuales se nos unieron otras dos mujeres:  Rosine Boegue y Theresa Duchemin.  Tras tantos años de espera, el P. James alentado por el Arzobispo de Baltimore, Mons. James Whitfied nos invitó a prepararnos para nuestra consagración.  El 2 de julio de 1929  emitimos nuestros primeros votos como. Al tomar en mis manos el hábito religioso cambie mi nombre por el de Madre María Isabel, mi amiga en la incertidumbre y la esperanza Mary Magdaleine, se llamó Sor María Francisca y aquel día surgió en la Iglesia, el Instituto de Oblatas de la Divina Providencia.



Al vernos con nuestro hábito religioso fuimos perseguidos por aquellos que se creían justos y no toleraban que las personas negras ingresaran en la vida religiosa, pero nosotras sabíamos quien nos había llamado a seguirle y quien nos sostenía. Aquella primera escuela se multiplicó en otras tres y pronto fuimos pocas para poder dirigirlas, así que llegaron otras jóvenes dispuestas a seguir a Jesús.

El P. Joubert pidió a un sacerdote amigo que tratara en Roma de la posible aprobación pontificia de la pequeña congregación religiosa. Con gran gozo supimos que el Santo Padre, Gregorio XVI  aprobó nuestra comunidad el 2 de octubre de 1831, éramos la primera congregación religiosa afroamericana fundada y aprobada  para mayor gloria de Dios.



En 1843 con la muerte del P. Joubert surge el desaliento en la comunidad religiosa, disminuyen los ingresos de vocación y a la vez, baja considerablemente  la cantidad de alumnos  en nuestros colegios.  Finalmente, una de las primeras religiosas, se marcha y funda una comunidad distinta, para ella guarde siempre gran aprecio y estima.

Algunos años más tarde conocimos al P. Thadeus Anwander, redentorista que nos ayudó a salir adelante esperando contra toda esperanza y nuestra comunidad se renovó y comenzó nuevamente a dar nuevas muestras de apostolado fecundo.  En plena epidemia de cólera nos dimos heroicamente a nuestro pueblo y yo perdí a una amiga de la primera hora, la Madre Ma. Francisca, mártir de la caridad.


Entre 1850 y 1860 los superiores me nombraron Maestra de Novicia de nuestro joven instituto y coincidió con una bonita época de expansión, pues dimos el brinco a Filadelfia, Nueva Orleans, Whashington, Filadelfia y Kansas. En mis manos depositaban a las futuras Oblatas de la Providencia. Con la ayuda de Dios y la experiencia de tantos años podía moldearlas en aquel primer espíritu que Dios nos regaló a las primeras Oblatas. Unidas en un mismo corazón y una sola alma vi como mis hijas se dirigían a nuevos centros de apostolado para dar acogida a los negros y predicarles el Evangelio.    

El 3 de febrero de 1882, a mis ochenta y ocho años escuché la voz de mi Amado que me llamaba a entrar en la gloria de mi Señor y así, sin estridencias me dormí en el Señor.            

Habitación donde falleció Mother Mary Lange

La obra iniciada por Madre María Elizabeth Lange dio el brinco a Cuba en 1900 a petición del Delegado Apostólico en nuestra nación: primero La Habana, luego Cárdenas, Camaguey, Marianao, Santiago de Cuba, Santa Clara, Santiago de las Vegas. La nacionalización de los colegios en 1961 hizo que se retiraran del país y se fundaran nuevas casas en otros países.      

El 3 de junio de 2013, fueron exhumados sus restos mortales en la Capilla de Nuestra Señora de la Providencia en Baltimore. 
Lugar donde reposan sus restos.


capilla de los fundadores 


Vitral de  Mother Mary Lange.
  

Promotor de la Acción Católica en Tarragona

En alguna entrada anterior, publiqué un artículo sobre el Beato Alfeo Bernabé, Hermano Lasallista en Cuba. En esa ocasión mencione al Beato Jenaro, quien también laboró en nuestro país en el colegio La Salle de El Vedado. 



No había caído en la cuenta de que su presencia en este colegio coincidió con la fundación de la Acción Católica. No es ficción que el Hno. Jenaro haya participado como  observador y testigo del trabajo de los primeros religiosos que laboraron en esta obra laical de la Iglesia. 

Cuando el Hno. Jenaro fue fusilado en el cementerio de Torredembarra, sus restos fueron enterrados en una fosa común en esta ubicación. al terminar la guerra civil española sus restos fueron identificados y conducidos a la casa "San José" de Cambrils y más tarde a la Cripta Martirial de SanT Martí de Sesgueioles.  El 13 de octubre de 2013 fue beatificado en Tarragona. Días antes, un cuadro con una foto suya fue entronizada en su natal Tortejada, Teruel.



Fecha de nacimiento: 3 de diciembre de 1902 en Tortejada, Teruel.
Fecha de martirio: 11 de noviembre de 1936 en  Torredembarra.
Beatificación: 13 de octubre de 2013 en Tarragona.

Me llamo Mariano Navarro  Blasco, natural de Tortejada, Teruel e hijo de Pedro y Filomena. En mi infancia pasaban los Hermanos reclutadores por nuestro pueblo motivando a los chicos a ser generosos con Jesús y seguirle en la vida consagrada. Uno de mis amigos, José Esteban fue el primero en marchar al Noviciado Menor de Cambrils. Yo tenía doce años y también quise acompañarle, pero mi edad imposibilitó mi ingreso en ese año en la casa de formación. Tuve que esperar dos años más tarde para poder dejar mi casa y mi familia en pos de Jesús al estilo de Juan Bautista de La  Salle.

En la fiesta de Todos los Santos de 1918 recibí el hábito religioso y me pusieron el nombre religioso  de Hno. Jenaro. Aquella mañana el maestro de novicios nos había dirigido la meditación tomando el texto de nuestro Fundador: “desde que se usa este hábito no se tiene otra idea que la de permanecer en esta comunidad toda la vida”. Al ponerme el hábito pedí al Señor poder perseverar e mi vocación hasta el final de mis días.



Al terminar el noviciado en Els Hostalets de Llers fui enviado a la casa de Bujedo a prepararme pedagógicamente para desempeñar mi vocación como Hermano Lasallista.

Mi primera obediencia llegó en 1920, al destinarme a la escuela “Sagrado Corazón” de Cambrils. Aquí empecé mi labor   docente y guardo hermosos recuerdos de esos primeros meses. En 1922 fui destinado al Colegio “Sagrado Corazón” de Tarragona.  Coincidió mi llegada con el traslado de los locales desde la calle Roger de Llúria a los terrenos de la calle de Estanisau Figueras. El nuevo edificio estaba en construcción, y por doquier había cemento, ladrillos y yeso. El Hno. Director Agapet – Marie viendo la escasez de personal y el aumento de chicos buscaba opciones para los nuevos desafíos escolares.      

En 1928 cuando las obras de construcción en el edificio terminaba y llegaban nuevos Hermanos para reforzar la obra lasallista  me destinaron al colegio San Juan Bautista de La Salle en El Vedado, Cuba.



Por entonces el Hno. Victorino de la comunidad lasallista de El Vedado había dado inicios a la Acción Católica y aunque algunos Hermanos no veían a bien aquella obra externa, sin embargo aquella pequeña semilla dio frutos abundantes en el colegio y en el país. Numerosas vocaciones al sacerdocio, a la vida religiosa y al matrimonio fueron el resultado de su empeño y de tantos sacrificios.

En 1931 regresé a España, ahora iba con destino al colegio “Sagrado Corazón” de  Manlleu y en 1933 a mi querido colegio de Tarragona. En estos colegios intenté aplicar lo observado y vivido por los Hermanos en Cuba: promover la relación cordial y fraterna con los alumnos, atraer a los antiguos alumnos para vivir con ellos su fe adulta, comprometerlos en obras apostólicas. Cada encuentro con ellos era un modo de hacer presente a Dios en sus vidas y acompañarles nuevamente en las prácticas sacramentales, en las Misas y devociones escolares. Con ellos empecé el apostolado de Acción Católica, promoviendo las prácticas espirituales en los chicos de Bachillerato y Comercio.   


Buque Río Segre

Al empezar la guerra civil española, fui detenido y encarcelado en el barco – prisión Río Segre. Allí me encontré con numerosos compañeros de mi Comunidad Lasallista, sacerdotes, religiosos y seglares. En la saca del 11 de noviembre de 1936 fui elegido al azar y con un grupo de otros 23 presos fuimos llevados a tierra. En el grupo iban algunos sacerdotes, varios Carmelitas de la Enseñanza y el Hno. Gilberto de Jesús de la comunidad de la “Casa Provincial – Procuradoría – Bruño” de Barcelona, que se hallaba en la casa “Sagrado Corazón” de Cambrils recuperando la salud. En el puerto nos obligarn a subir a un camión y en el pueblo de Torredembarra alcanzamos la palma del martirio. 




viernes, 20 de junio de 2014

Un pasionista misionero entre La Habana y Santa Clara

El 1 de octubre de 1989, S. Juan Pablo II beatificaba en la plaza de San Pedro a 26 pasionistas españoles, algunos de ellos habían misionado en México, Cuba y Estados Unidos, otros esperaban ser enviados a nuevas misiones o a fortalecer aquellas casas que expresaban el carima del Fundador: Jesuxpi Passio.

Así les presentaba el Santo Padre a la Iglesia Universal: 

 (La Iglesia) "se alegra por los mártires de la Comunidad de los Pasionistas de Daimiel, en España. Era una comunidad dedicada exclusivamente a la formación de los jóvenes que allí al amparo del Cristo de la Luz, se preparaban para ser sacerdotes y anunciar un día el Evangelio en tierras americanas, preferentemente en México, Cuba y Venezuela. La comunidad se componía casi en su totalidad de jóvenes de 18 a 21 anos, asistidos por un selecto claustro de profesores y hermanos que cuidaban de su formación. Era un ambiente de gran entusiasmo misionero en un clima de retiro, estudio y oración. Hombres de Dios, que siguiendo el consejo de San Pablo amaban “la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la paciencia, la mansedumbre”. 

Ninguno de los religiosos de la comunidad de Daimiel se había mezclado en cuestiones políticas. No obstante, en el clima del momento histórico que les había tocado vivir, también ellos se vieron arrastrados por la tempestad de persecución religiosa, dando generosamente su sangre, fieles a su condición de religiosos, y émulos, en pleno siglo veinte, del heroísmo de los primeros mártires de la Iglesia.

La mayoría, jóvenes de 18 a 21 anos, vivía soñando en el sacerdocio, pero el Señor había dispuesto que su primera misa fuera la de su propio holocausto. Ahora nosotros les exaltamos y damos gloria a Cristo, que los ha asociado a su cruz: “El Señor ama a los honrados . . . él sustenta al huérfano y a la viuda, y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente”.   (De la homilía de la beatificación)

Hoy quiero presentarles, al provincial pasionista que acompañó a sus numerosos hermanos camino al martirio. Fue de los primeros en caer bajo las balas enemigas, pero su mensaje siempre fue de diálogo y perdón, confianza en Dios y abandono a su providencia. 



Beato Nicéforo de Jesús y María Diez Tejerina. 

Lugar de nacimiento: 17 de febrero de 1893 en Herreruela de Castillería, Palencia
Lugar de martirio: 23 de julio de 1936 en Manzanares, Ciudad Real.  
Beatificación: 1º de octubre de 1989 en Roma por S. Juan Pablo II.



Cuando nací me pusieron el nombre de mi padre, quien se fue al cielo tres días después de mi nacimiento.  Mi madre asumió con entereza la guía de nuestra casa y de nuestra educación. A ella debo todo, mi carácter y mi empeño. 


De niño era inquieto y alegre. En alguna ocasión visitaron nuestro pueblo los misioneros pasionistas, todos los vecinos llenamos el pequeño templo parroquial. Yo escuchaba cada palabra que llenaba sus sermones, después en el campo mientras ayudaba con los corderos me subía a un árbol o piedra y repetía a mis vecinos las palabras escuchadas. En aquellos años, sin saber yo lo que decía, les contaba que quería ser mártir a imitación de Jesucristo, pero cuán lejos estaba yo de imaginarme que tendría esa dicha algunos años después.

En 1906 ingresé al colegio pasionista de Peñafiel, cerca de Valladolid. Llegué el día 28 de abril, fiesta de nuestro fundador, san Pablo de la Cruz. Tres años después tomé el hábito pasionista y me dieron un nombre nuevo, Nicéforo de Jesús María. Al año siguiente recibí mi primer obediencia: México.

En junio de 1910 llegué a mi nuevo destino, “El Ranchito” en Toluca. Frente a nuestra casa se había instalado el colegio "Beato Gabriel" de las Hijas de la Pasión, fundadas por la Madre Dolores Medina y Martínez – Zepeda, a quien me encontraría en otros lugares con motivo de la persecución religiosa mexicana. 

En México conocí la persecución religiosa. En 1914 fui detenido junto al resto de la comunidad pasionista que se había refugiado en Atenco. Gracias al cónsul español la pena de muerte fue cambiada por el exilio y pudimos salir hacia Chicago. En medio de tantas inseguridades, una gran alegría tuve en México, el poder visitar y rezar ante la Virgen de Guadalupe, a quien aman tanto los mexicanos.


Ordenado sacerdote en Estados Unidos, fui enviado a Cuba  en 1918. Los pasionistas de La Habana me recibieron con los brazos abiertos. Allí me encontré  nuevamente a la Madre Dolores que había logrado fundar una casa en este país a raíz de la persecución. Inicialmente fui destinado a Santa Clara  al Colegio San Pablo como profesor de inglés, música y otras materias. Apenas empezaba a ver como la mies se levantaba y me destinaron nuevamente a Toluca, México.

En México permanecí casi siete años de apostolado fecundo y extenuante. Abriendo nuevas casas y centros de apostolado. En 1926 volví a La Habana y viendo que nuestra capilla de La Víbora era muy pequeña, me decidí por la construcción del nuevo templo como copia de la catedral de Burgos.  En 1932 mis hermanos pasionistas me nombraron primer Consultor Provincial y tuve que salir hacia España. Tres años más tarde, me pidieron que les animara como Provincial.

En España pude encontrarme con mi madre y mis hermanos.  Después de tantos años, fue un encuentro inolvidable. Mientras tanto  proseguí con mis actividades: pude abrir la casa de Barcelona y Valencia y consagrar el nuevo templo de La Víbora a la Beata Gema Galgani. Nuevamente pude visitar las casas de Cuba y México, para regresar a España antes que estallase la guerra civil española.



Las vísperas del estallido revolucionario me dirigí a la comunidad de Daimiel para iniciar la visita canónica. El 21 de julio de 1936 la comunidad fue expulsada de su casa, no llevábamos más que los hábitos religiosos. En el altar junto al Cristo de la Luz y la Virgen Dolorosa pude repartirles la comunión y dirigirles unas palabras antes que nos repartiésemos por los caminos españoles en busca de la palma del martirio:

“Hijos míos, este  es nuestro Getsemaní; nuestra naturaleza, en su parte débil, desfallece y se acobarda; pero Cristo está con nosotros. Os voy a dar al que es la fortaleza de los débiles. A Jesús le confortó un ángel; a nosotros,  es el mismo Jesús el que nos conforta y sostiene.

Dentro de pocos momentos estaremos con Él. ¡Animo, moradores del Calvario, a morir por Cristo! A mí me toca animaros, y yo mismo me estímulo con vuestro ejemplo”

Abrí las puertas del convento y salimos todos a la noche, escoltados por los milicianos fuimos llevados hasta la estación de ferrocarril. Al vernos en el descampado, me dirigí a aquellos que nos apuntaban con sus armas: "Si vuestras intenciones son de matarnos a mansalva en el campo, a favor de las tinieblas, quitadnos la vida aquí mismo".


Sin embargo aún no había llegado nuestra hora, así que al llegar a la estación de ferrocarril nos despedimos y en grupos nos dirigimos a Madrid.    



En Manzanares fuimos detenidos algunos pasionistas. Ametrallados en las tapias de la estación y mortalmente herido, levanté mis ojos al cielo y a mis asesinos les ofrecí como gratitud una sonrisa. Uno de ellos, enfurecido ante aquel gesto de paz y perdón, me disparó nuevamente permitiendo así que pudiese robarme la entrada al cielo con la palma del martirio en las manos.   




Al término de la guerra civil española, entre abril y mayo de 1939 los pasionistas pudieron localizar los restos mortales de sus numerosos hermanos mártires, así como documentar el martirio de los mismos. Exhumados, fueron llevados el 23 de abril de 1941 al convento pasionista de Daimiel. Fueron depositados en la cripta bajo el camerín del Cristo de la Luz que también había sufrido el expolio y el martirio.