viernes, 15 de abril de 2016

Las escuelas de las Siervas de María en Cuba (1875 - 1900)

Hay en la casa, dos tomos de la obra Historia de la educación católica en Cuba1582 - 1961 de la querida Teresita Fernández Soneira, que recogen parte del legado educativo de la Iglesia a nuestra patria. En alguna conversación vía internet, salió el tema  que hoy me ocupa y la existencia de fuentes que precisan la existencia de escuelas regentadas por las Siervas de María Ministras de los enfermos en Cuba. Desgraciadamente no contamos con las listas de aquellas que en otrora calendas fueron educadas por ellas por la destrucción de sus archivos en 1961.  De la  labor  escolar desempeñada quedan memoria en dos mujeres grandes, heroicas: Josefa Segovia, cofundadora de la Institución Teresiana y la Madre Ma. Soledad Sanjurjo, Sierva de Maria, ambas camino a los altares. 

  • Colegio de Santiago de Cuba (1876 - 1879)


Al llegar las primeras Siervas de María a Santiago de Cuba el 8 de marzo de 1875, en las inmediaciones del edificio donde se alojarían, hoy el actual Templo de los Desamparados, se tenía una pequeña escuelita para las niñas de la barriada a las que se les dio vacaciones por tiempo indefinido. En junio de 1876 volvió a abrirse el colegio, que se puso bajo la dirección de Sor Caridad Vieites. Este colegio cerrará en 1879 al verse obligadas las Hermanas a dejar la dirección del mismo para poder asistir a los numerosos enfermos de cólera en la ciudad. La Hermana encargada de la instrucción era Sor Caridad Vieites. 

  •       Fundación del Colegio Llaca de Cárdenas.(1890 – 1900)

En el mes de enero de 1890, durante la visita de la Rvda. Madre General Josefa Díaz a las comunidades de Cuba, estando en el Hospital de Cárdenas, se comentó otra  fundación en esta ciudad. Los médicos D. Octavio Smith y D. Joaquín Otazo, comentaron el deseo que abrigaban de poder contar con una casa para asistencia a domicilio y que se encargaran de la educación de la juventud. La Madre General contestó que no tenía inconveniente en acceder a su súplica, siempre que pusieran a disposición de las Hermanas una casa o local apropiado. Como ninguno de los señores poseía los recursos en ese momento para hacer realidad su sueño, aquel asunto quedó en una plática de carácter filantrópico sin mayores respuestas.

En un momento posterior que no podemos cifrar, se hallaba la Madre Filomena con Doña Teresa Pozo de Vega, quien retomó el proyecto y sugirió pedir al Ayuntamiento el “Colegio Llaca”.



El Colegio Llaca fue inaugurado el 25 de julio de 1885 y recibió éste nombre en honor a su principal donante y promotor Don Francisco de la  Llaca y Sotero, alcalde de la ciudad. Este alcalde donó sus salarios correspondientes, de su cargo, durante los años 1883 y 1885, para la creación de esta escuela, apoyado por los vecinos con sumas de dinero y materiales. Ubicado en Real esquina a Minerva, está destinado a estudiantes de ambos sexos con carácter privado. Tres años después pasa a ser regentado por la Congregación “Siervas de María”[1].

Animadas y motivadas, las Hermanas solicitaron al Excmo. Sr. Ayuntamiento de esta ciudad, el nombrado colegio, que les otorgado como vivienda con la sola condición, de que habían de dar educación a las niñas. Por lo cual se firmó el acta de fundación el 13 de diciembre de 1890.

Puesto que las Hermanas no podían abandonar el Hospital y se necesitaban más religiosas para poder establecerse en el Colegio, la comunidad postuló entre conocidos hasta que obtuvo lo suficiente para costear los pasajes de las que habían de encargarse del colegio.  Sor Gabriela Pastor se esmeró y preparó todo para la llegada de las Siervas a las instalaciones escolares.

La comunidad estaba formada por Madre Elisa de Diego como Superiora, Sor Agueda Aldás, Sor Beatriz Urrutia, Sor Isidora Gorricho, Sor Idelfonsa Azcoidi, Sor Laura Ureñal y Sor Salvadora Adrían.  Inicialmente pasaron algunas necesidades, pues no se contaba con ningún tipo de apoyo económico, providencialmente recibieron un donativo de treinta pesos y el dueño de un almacén de comestibles les regaló un pedido que le hicieron.

Pronto el colegio comenzó su andadura de la mano de las Siervas de María. Las niñas se sentían en casa y las religiosas se empeñaban en dar lo mejor de sí.

Las dificultades no se hicieron esperar y estas vinieron de la mano del Cura Párroco que les depojó sin ninguna razón del Reservado. En dos ocasiones hizo lo mismo, obligándolas  a ir a la Parroquia a hacer las visitas por espacio de cuatro años seguidos.  Después de la tormenta sobrevino la calma, dando ejemplos de resignación y paciencia las Siervas de María.

Tras diez años de servicios, el Ayuntamiento adoptó la resolución de obligarlas a desalojar el edificio para cederlo a otros,  recibiendo la noticia a través de un comunicado. Enterada la población de dicha medida, protestó con energía. Las señoras Doña Rosa Castro de Zaldo, Doña Eugenia Segura de Sardiñas y Doña Enriqueta Casanova de Carol recogieron firmas en la población con la finalidad de que se dejase a las Siervas al frente del Colegio Llaca. La presión popular logró que el Ayuntamiento desistiese de su intento, pero muy pronto con el gobierno interventor por medio, las Hermanas dejaron el  colegio para siempre.

Durante estos diez años no se preocuparon las religiosas por proveerse de alguna residencia que les acogiera en caso de necesidad. Al ver por terminados sus servicios en el colegio, a dónde se dirigirían. Con la ayuda del Dr. Smith y su familia, quienes con ayuda de las principales señoras de la ciudad organizaron una suscripción que les permitió reunir dos mil doscientos pesos. Con aquella cifra, más los donativos de las casas de La Habana, Colón y el Hospital de Cárdenas, pudieron comprar un solar y hacer una casa nueva, a la cual se trasladaron el 28 de diciembre de 1900 e inauguraron su capilla el 6 de enero de 1901.
  •         Fundación de la Casa – Colegio en el Carmelo,  La Habana (1893)[1]

La Madre Purificación Chillarón, superiora de la casa de La Habana y Visitadora del resto de las casas en Cuba, se fijó en el pueblecito de El Carmelo, en aquellos años cercano a La Habana, hoy formando parte de la misma, para construir o comprar una casa donde las Hermanas pudieran ir a tomar los baños y descansar después de las numerosas jornadas de asistencia.  Por lo cual solicita permiso  a principios de 1893 a Mons. Manuel Santander y Frutos para comprar una casa en esta localidad por el precio de $ 1600.00 pesos.



Confiada en la Providencia, encomienda la obra a San José y compra la propiedad, a pesar de las contradicciones construye una capilla de nueva planta y suficientes habitaciones para acoger a las Hermanas necesitadas de descanso físico y espiritual. Finalmente, el 5 de noviembre de 1893 se bendice la capilla con el nombre de Nuestra Señora de la Salud, siendo la Madrina, la Sra. Dña. Juana Cayrós de Ruíz. Las Siervas de María se contaban en número de hasta treinta y seis pues las casas cercanas quisieron acompañar a la Madre Purificación en la bendición de aquella casa que era para todas.

La comunidad estuvo inicialmente formada por Sor Carolina Barbarín como Hermana Mayor, Sor Rafaela Jiménez y Sor Irene Gallego.

El día 8 de enero de 1894 se abrió el colegio asistiendo 22 alumnos de ambos sexos, que nunca antes habían asistido a clases ni tenían noción de  religión.  La matrícula ascendió hasta setenta y dos en poco tiempo.  Para el próximo curso se inscribieron 50 alumnos en el colegio.

Aquella casa pensada inicialmente en lugar de descanso para las Hermanas fatigadas y cansadas, se convirtió en lugar de cultura y conocimiento donde la caridad reinaba extendiéndose a los habitantes de aquel poblado.

Manuel Bonet



[1]  Apuntes, LXXVII Fundación de la Casa Colegio en el Carmelo, La Habana, pág. 664 – 665. 



[1]Cfr.http://www.ecured.cu/index.php/Cl%C3%ADnica_del_Neurodesarrollo_Rosa_Luxemburgo






Hno Victorino: Medalla Carlos Manuel de Céspedes

En los años durante los cuales el Hno. Victorino permaneció en Cuba, recibió numerosas condecoraciones de las cuales me gustaría hablar en este espacio. Muchas de ellas fueron recibidas en la intimidad del Colegio San Juan Bautista de La Salle del Vedado, delante de muchos y muchas federadas. Los mismos que le siguen invocando hoy. 



Una de las primeras condecoraciones fue la Orden Nacional de Mérito Carlos Manuel de Céspedes, otorgada a personas nacionales o extranjeras en el ejercicio de cargos diplomáticos o consulares, misiones especiales, congresos o conferencias internacionales o por eminentes  servicios prestados a Cuba y a la humanidad. Otros que ostentaron en sus viriles pechos esta orden cubanísima fueron el Hno. Quadrat Lèon, eminente botánico; S. E. R. Mons. Manuel Artega, primer cardenal cubano; S. E. R. Mons. Boca Masvidal, Alberto I de Bélgica, Ernest Hemingway y el federado Dr. Julio Morales y las queridas damas Candelaria Acosta y Dulce María Loynaz.

La Orden fue creada por el Decreto Presidencial No. 486 del Presidente Gerardo Machado, el 18 de abril de 1926, publicado en la Gaceta Oficial de la República el día 20. La fecha escogida para firmar el Decreto Presidencial fue el 18 de abril, ya que ese día se conmemoraba el 108 aniversario del natalicio del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, primer Presidente de la República en Armas. Se otorgaba el 10 de octubre, fecha del aniversario del Grito de Yara y el 18 de abril, natalicio de Céspedes.  

Detalle. Anverso

Estas condecoraciones se acuñaron generalmente en metal precioso, con esmaltes de vistosos colores, y fueron fabricadas en un taller de alto prestigio, el de Antigua Vilardebó y Riera, de La Habana, una gran casa de orfebrería de Cuba, de renombre mundial, donde se manufacturaron casi todas las Condecoraciones de Cuba de la época Republicana.

La medalla de la orden consistía en la efigie de Céspedes en un medallón de oro circular, rodeada de una banda en esmalte azul en el cual se lee: "Carlos Manuel de Céspedes, 1868" (el nombre del héroe y el año del levantamiento de La Demajagua, 1868. En el medio una joya casi circular con bordes de hojas de laurel unida en su base por un lazo de oro. En torno a esta una guirnalda con cuatro estrellas que representan los cuatro estados en que estaba dividida la república en 1868: Oriente, Camagüey, Las Villas y Occidente. Saliendo de esta diez hojas de acanto radiadas que representan el décimo mes del año (octubre, mes del alzamiento del Grito de Yara).

Detalle Anverso

En el anverso figura sobre esmalte blanco el escudo nacional de Cuba. La medalla pende de una cinta de muaré azul marino.  La joya pende de una cinta de moaré azul marino.  La Gran Cruz tiene además una placa de 10 rayos de oro (5 lisos y 5 adiamantados), alineados con 10 hojas de acanto (cinco lisos y cinco adiamantados).

Siendo el Presidente el Gran Maestre de la Orden, tenía el poder de conferir esta condecoración. En este caso, Grau San Martín fue quien la otorgó al Hno. Victorino. Lo más probable es que el nombramiento haya sido efectuado el 10 de octubre para entregarse posteriormente. Los periódicos de la época hicieron alusión a este hecho, y se seleccionó el 11 de febrero para entregarla como veremos a continuación:

Diario de la marina, 11 de febrero de 1947: 10

Las juventudes de acción católica agasajara esta noche al Hno. Victorino.

En la oportunidad de celebrarse el XIX aniversario de fundada la Federación de las Juventudes de Acción Católica Cubana, esta ofrecerá al Rvdo. Hno. Victorino D. L. S. un homenaje con motivo de haber sido condecorado por el Gobierno de la republica confiriéndole la Orden de Carlos Manuel de Céspedes, y que le será impuesta por el Eminentísimo señor doctor  Manuel Artega y Betancourt, Príncipe de la Iglesia, a nombre del Gobierno.
Según nos informan Fr. Pablo de Lete, Consiliario; la señorita Blanca Hernández Herrera, presidenta, y el doctor Ramón casas Rodríguez, presidente de la aludida Confederación, el homenaje tendrá efecto hoy a las 8 p.m. en el Colegio de La Salle, Vedado.


Diario de la marina, 12 de febrero de 1947: 10
  Por el Dr. Francisco R. Frerán y Rivero

 SE LE TRIBUTO UN HOMENAJE AL HNO. VICTORINO

Las  Juventudes Católicas se lo ofrecieron anoche. Recibió la Medalla de C. M. De Céspedes.

Anoche, a las 9, se celebró en el colegio de La Salle del Vedado un homenaje al Hno. Victorino, fundador de la Federación de Juventudes Católicas  con motivo de haber recibido este la medalla por parte del  Gobierno de la Orden Carlos Manuel de Céspedes y de celebrarse el XIX aniversario de la fundación de las juventudes católicas.
El conjunto polifónico del Instituto de La habana tocó el Himno Nacional. A continuación la señorita Blanca Hernández, presidenta de la rama D de la juventud femenina de Acción Católica pronunció las palabras de apertura.

PALABRAS DE BLANCA HERNANDEZ
La señorita Hernández se refirió a la personalidad del Rvdo. Hno. Victorino recordó los primeros tiempos de la Federación, cuando él trabajó casi sólo y finalizó sus palabras expresando el agradecimiento de todos los federados al Hno. Victorino por haber comenzado tan grande obra.
Las señoritas Myriam de Cinca y Hortensia Lanza ejecutaron un dúo de arpa que gustó mucho a la concurrencia. El Doctor Ramón Casas  Hernández, presidente de la juventud masculina de Acción Católica dio lectura al ofrecimiento del homenaje.

PALABRAS DEL DR. RAMON CASAS
 El doctor Ramón Casas hizo una historia sintética de la Federación. Recordó los tiempos malos y los tiempos buenos; señaló que el espíritu del homenajeado había hecho posible la realización de la obra y terminó diciendo que nadie como él se merecía el homenaje.
El Eminentísimo señor Cardenal Arzobispo de La Habana, procedió a condecorar al Rvdo. Hno. Victorino con la medalla de la orden Carlos Manuel de Céspedes. El Hno. Victorino dirigió la palabra a la concurrencia agradeciendo el homenaje.

PALABRAS DEL H. VICTORINO.

El Hno. Victorino, con sencillas frases, agradeció el homenaje. Dijo que lo había iluminado la Santísima Virgen María y que él confiaba mucho en el éxito de la Federación, porque la juventud lo puede todo con su entusiasmo y su fe.
 La señorita Georgina Loy, notable recitadora procedió a declamar varias poesías y el conjunto Polifónico del Instituto de La Habana ejecutó las siguientes piezas musicales: La Bayamesa, la Rosa Blanca, El Mambí, y la Habanera del maestro Sánchez de Fuentes.
A cargo de Su Eminencia Monseñor Manuel Arteaga estuvo el resumen del acto en el cual se refirió a la figura del Hno. Victorino, diciendo que honrar a quien lo merece, nos honra. Añadió que el futuro de la patria dependía de los esfuerzos que realizaran los jóvenes de hoy y felicitó, para terminar, al Hno. Victorino.
Y con las notas del himno de las juventudes católicas finalizó el acto.

Manuel Bonet



domingo, 10 de abril de 2016

Hermano Victorino: 50 años de ausencia

Hoy, se ha presentado en Puerto Rico la Positio super virtubes del Hno. Victorino de La Salle. Coincide este hecho con la celebración de los 50 años de su ausencia. Una ausencia fecunda. Me ha emocionado la presencia de numerosos federados que en torno al Hno. Meoli, postulador de su causa, cantado el himno que otrora reunía a las juventudes cubanas. 

La presentación de la la Positio es un paso importante en su causa de canonización. Este documento, será estudiado por un conjunto de especialistas que constarán el grado heroico de sus virtudes. 


Pero su santidad, es una santidad viva, contagiosa. Ayer y hoy su figura callada y disimulada se vuelve a hacer presente en medio de la Iglesia cubana. Hace unos días se presentó en Roma, la exhortación apostólica Amoris Laetitia, sobre el amor a la familia.  "El anuncio cristiano relativo a la familia es verdaderamente una buena noticia".

Muchos de aquellos jóvenes de entonces, recordarán la ardua labor en favor del matrimonio en las filas de la Acción Católica. Los encuentros para familias federadas, las fotos con los nietos. Necesitamos recuperar el aporte a la familia católica cubana de este hermano de La Salle. 

El legado del Hno. Victorino no se agota. 




sábado, 12 de marzo de 2016

Novena a San José: San José en los primeros siglos.

Durante la primera catequesis cristiana, su mensaje se centró en el anuncio del kerigma: pasión, muerte y resurrección del Señor (Hch 2, 22 – 24; 3, 13 – 16; 4, 10; 5, 30 – 32); sin embargo, en el evangelio pre – pascual, se presentó a José como trasmisor de la ascendencia davídica, como padre de Jesús, como esposo de María y finalmente como silencio fecundo en la plenitud de los tiempos. No se necesitaba escuchar a José hablar, se necesitaba entender aquellos  verbos hechos movimiento: tomó, le puso, levántate, huye, se quedó allí,…


Para los cristianos que no conocieron a Jesús surgió la necesidad de conocer más de cerca el evangelio de la infancia o de la vida oculta en Nazaret, y de esta inquietud surgieron los “evangelios apócrifos”. Sin quererlo, la reflexión cristiana partía de la realidad histórica y pascual para detenerse en la fantasía religiosa pre – pascual o pascual. Se intentaba expresar la pre – historia familiar de Jesús hasta sus abuelos (no estaban claros los datos familiares en las genealogías: Mt 1, 2 – 16; Lc 3, 23 – 28); la presencia de María durante su infancia  en el Templo de Jerusalén; su boda, acompañada de lo maravilloso; acompañantes y episodios en el camino hacia Belén o hacia Egipto; la vida familiar en Nazaret, la muerte de san José.

Estos años resultan difíciles para la reflexión cristiana, que tendría que luchar para que los modernismos o la antigüedad de ideas, filosofías y preconceptos culturales, no se mezclaran con la simplicidad de la buena noticia anunciada por Jesús.

Pintura del Santuario de San José de la Montaña:
Beata Petra de San José ingresa a la Gloria. 

viernes, 11 de marzo de 2016

Novena a San José: Segundo día

San José en los Evangelios.



La referencia principal de Marcos (6,3), sobre San José es al identificarlo como un "tekton". La palabra significa en particular que era carpintero o albañil. San Justino lo confirma, y la tradición ha aceptado esta interpretación.

Mateo, a quien me he empeñado en llamar “el pintor de san José”, en los capítulos primeros de su evangelio nos da su mejor retrato. Como bocetos de una obra mayor en su prólogo nos recuerda: su genealogía (Mt  1, 2 – 17), sus cualidades y apuros (Mt 1, 18 – 26), la adoración de los magos (Mt 2, 1 – 12), la huida a Egipto (Mt 2, 13 – 18) y el regreso a Nazaret (Mt 2, 19 – 23). No es poco lo que nos narra este evangelista sobre José. 

Lucas, el médico escritor y amigo fiel de Pablo (Cfr. 2 Co 8, 18; Col 4, 14; 2 Tim 4, 11; Hch 16) si bien nos deja una hermosa imagen de María, conducida por el Espíritu Santo; san José es uno más, a quien en ocasiones se le intuye más que se le ve en los evangelios de infancia  en total ausencia de palabras.

El cuarto evangelio no ofrece muchas alusiones sobre san José, aunque sí resalta su  paternidad  sobre Jesús: “Hemos hallado a Aquel de quien se habla en la ley de Moisés y en los profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret” (Jn 1, 45).

 Quiero cerrar estas líneas con unas palabras de Juan Pablo II que me parecen como un compendio de esta presencia y ausencia de san José en los evangelios: “Con pocos rasgos, pero significativos, lo describen los evangelistas como solicito custodio de Jesús, esposo atento y fiel, que ejerce la autoridad familiar con una constante actitud de servicio. La Sagrada Escritura no nos dice nada más de él, pero este silencio refleja el estilo mismo de su misión: una existencia vivida en la sencillez de la vida ordinaria, pero con una fe cierta en la Providencia”[1].



[1] Juan Pablo II, Audiencia del miércoles 19 de marzo de 2003. P. 12, en L’ Osservatore Romano. No 152, 21 de marzo de 2003.

jueves, 10 de marzo de 2016

Novena a San José: Primer día.

¿Cuántas veces aparece la figura de san José en el Evangelio? Alguna vez me hice esta pregunta y he intentado respondérmela, hoy te la hago a ti.   

Para dar respuesta a mi pregunta revisa primeramente el Nuevo Testamento y quédate junto a los evangelios. Allí encontrarás todo lo que necesitamos saber sobre san José. Te sugiero que leas los primeros capítulos de san Mateo (1 – 2) y luego, los dos primeros de san Lucas y dando un gran salto, leas Juan 6, 42. En estos pocos pasajes habrás hallado toda referencia sobre el hombre que en Israel se convirtió en, y fue, padre de Jesús. ¿Por qué tan poco sobre san José?

Con poco juicio afirmaba Miguel de Unamuno sobre los textos josefinos del Evangelio: "Cabiendo, como cabe, en una cuartilla del tamaño de un papelito de fumar cuanto los evangelios dicen de San José, el esposo de María, hay quien ha escrito una Vida de San José, patriarca, que ocupa 600 páginas de compacta lectura. ¿Qué puede ser su contenido sino declamaciones o piadosos fraudes?" (Mi religión y otros ensayos, Austral, 1968, p. 19).  ¿Cierto o falso? 



lunes, 22 de febrero de 2016

Hermano Victorino: El catequista

En el itinerario del Hno. Victorino hay un hecho que no podemos descuidar – el 11 de julio de 1907, Pío X da el título de Apóstoles del Catecismo a los Hermanos de las Escuelas Cristianas – un título que  marca el ritmo apostólico de la congregación aun cuando se pudiera cuestionar debido a la falta de preparación de los Hermanos en aquellas materias que les pudieran capacitar en su desempeño catequístico. Una lectura pausada de la última obra del Hno. Michel Sauvage nos puede ayudar a descubrir estos elementos que llegaron a ser limitantes de este título. Sin embargo aquellos hombres consagrados al anuncio de la Verdad, ponían toda su creatividad para llegar a todos los niños, pues Dios quiere que todos los hombres se salven.

Ese marco va a formar parte del entorno en que se van a mover cientos de Hermanos en todas las latitudes y cuando el Hno. Victorino suelte a volar a los jóvenes de Acción Católica forme un escuadrón de catequistas de ambos sexos que lleven el evangelio por toda los rincones de la Isla. Pero veamos un poco su quehacer catequístico, nunca solo sino unido y asociado a otros Hermanos y alumnos o exalumnos. En cualquier caso es una pequeña muestra de aquel extenso movimiento  apostólico que el Bulletin de L'institut des Freres des Ecoles Chretiennes llamó “una epopeya catequística” y que vale la pena recuperar para la historia:


1912: La obra catequística lasallista surge en la Parroquia del Vedado en este año, más tarde se extiende hasta la Iglesia del Carmelo, en 16, entre 13 y 15, para llegar más tarde a la Parroquia del Carmen en Infanta. El H. Victorino desde el Colegio del Vedado comienza un Centro catequístico para atender la formación religiosa de los niños pobres. Este primer centro genera dos centros más radicados: en la Iglesia del Carmelo y el otro en la Iglesia del Carmen. El H. Bajules Albert le seguirá los pasos hasta el Carmelo las tardes de los miércoles además de los sábados. Así mismo el H. Armando comenzará un Centro Catequístico en el Country Club para lo jovencitos que se ganaban la vida recogiendo pelotas de golf allí. En Infanta surgirá un Centro Catequístico que abrirá sus puertas los jueves, sábados y domingos. Habría que recordar la intensa labor de los Hermanos que desde las diferentes obras e impulsados por el celo se dedicaron en sus horas libres a la formación de niños  pobres y de catequistas: H. Gustavo, apóstol del catecismo entre los sordos mudos; las correrías de los HH. Bajules Albert, Esteban, Bartolomé junto al P. Vicente Jovaní, párroco de San Pedro por Guatao, Punta Brava, Arroyo Arenas con un proyector de foto – fijas, entre otros muchos.

1928:  En marzo los Catequistas Voluntarios inician una catequesis popular en el barrio de Luyanó, en la capilla de los Misioneros del Espíritu Santo, luego fueron abriendo otros en el Colegio “Claudio Dumas” de Jesús del Monte; otro en la barriada de Concha. A los que se sumaron las Catequesis que promovían en la Benéfica, Parroquia del Carmen, en Infanta; en la Iglesia del Carmelo, en el Vedado. Al frente de este grupo se encontraba el joven Rafael Pereyra, Presidente de los Catequistas.

 1934: El H. Néstor Juan junto a un grupo de Catequistas de Jesús Crucificado y María Inmaculada organizan las catequesis del Vedado.
En el Vedado los Hermanos comenzarán los Talleres de catequesis, para lo cual el H. Victorino realizará un pequeño manual de preparación a la catequesis a partir de su experiencia compartida con otros Hermanos.

1937: Del 18 al 23 de diciembre se celebra en La Habana el I Congreso Catequístico Diocesano, entre los ponentes y las numerosas memorias presentadas se encuentran las exposiciones realizadas por los HH. Román Gustavo de la Academia con una Lección práctica de catequesis; Justo Félix, ponente de la Sección Didáctica; el H. Victorino, Vice - presidente de la Sección Técnica y el H. Adelino María, todos del Vedado y un Hermano de la comunidad de “Nuestra Señora de la Caridad” de Santiago de Cuba.

1938: Bajo la organización de Mons. Guillermo Arochas, durante las vacaciones se realizó en el Seminario un taller de catequistas. Explicaron la Doctrina y la Metodología catequística los HH. Victorino, Subdirector del Vedado; Néstor Juan, Prefecto; Roque, Inspector del Vedado y Alejandro.

1939: Del 25 de julio al 5 de agosto se impartió un Cursillo de Catequistas compartida su organización con un grupo de excelentes catequistas entre los que se contaban los HH. Victorino, Roque, Alejandro que explicaron Moral, Culto y Metodología, acompañados por un H. Marista que ofrecía temas de Historia Sagrada y los PP. F. Rey de Castro, s.j, Chaurrondo, c.m, y Fray Basilio Jiménez, o.p, que ofrecieron los temas de Liturgia e Historia de la Iglesia a un total de 40 catequistas.

1941: Del 25 de julio al 5 de agosto se impartió un Cursillo de Catequistas compartida su organización con un grupo de excelentes catequistas entre los que se contaban los HH. Victorino, Roque, Alejandro que explicaron Moral, Culto y Metodología, acompañados por un H. Marista que ofrecía temas de Historia Sagrada y los PP. F. Rey de Castro, s.j, Chaurrondo, c.m, y Fray Basilio Jiménez, o.p, que ofrecieron los temas de Liturgia e Historia de la Iglesia a un total de 40 catequistas.